lunes, 3 de enero de 2011

CIELO Y TIERRA NUEVOS, LA ESPOSA, Y EL LAGO DE FUEGO

CIELO Y TIERRA NUEVOS, 

LA ESPOSA,


Y EL LAGO DE FUEGO


“1Y vi cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. 2Y vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.../... 8Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”. Apo. 21:1-2,8.

Comentarios de crítica textual
Vamos hoy al capítulo 21 del Apocalipsis. Es curioso que las letras del alefato hebreo son 22; todo se escribe con 22 letras en el alefato hebreo. Se dice alefato, de alef, bet, guimel, dalet, etc.; en griego se dice alfabeto porque es alfa, beta; en castellano se dice abecedario, a, b, c, d; y en hebreo alefato de alef, bet, guimel, dalet; el alefato tiene 22 letras con las cuales se escribe todo; y el Apocalipsis, que es el libro que culmina toda la revelación, tiene 22 capítulos; como quien dice, toda la revelación de Dios se consuma al final de la Biblia con este precioso libro del Apocalipsis. Estamos en el capítulo 21, 7x3, capítulo de los números de Dios donde aparece justamente el cielo nuevo y la tierra nueva.

Hermanos, leamos y estemos considerando, pues, Dios mediante, Apocalipsis 21:1-8. Vamos a leer esta perícopa como solemos hacer: leeremos comentando la traducción a la luz del texto griego, de los manuscritos más antiguos, el texto más cercano al autógrafo del apóstol Juan. Comienza con la letra “Y”; “1Y vi cielo nuevo y tierra nueva”; el artículo “un” es suplido en el español, no está en el griego; lo que sí está es la “y” inicial, mostrando la ligazón de esta revelación con todo; no es algo aislado, sino algo conectado. “1Y vi cielo nuevo y tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. 2Y vi (esa frase, “yo Juan”, realmente fue suplida por el traductor; no está en ningún manuscrito griego) la santa ciudad, la nueva Jerusalén”; realmente dice: “Y la santa ciudad, la nueva Jerusalén, vi descender del cielo”; es el orden del griego. “2Y la santa ciudad, la nueva Jerusalén, vi descender del cielo de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. 3Y oí una gran voz del trono”; los manuscritos más antiguos dicen: “del trono”; los manuscritos más antiguos dicen: “trono”; solamente algunos tardíos, y el Textus Receptus que los sigue, dice “cielo”; pero realmente todos los antiguos dicen: “trono”.


“3Y oí una gran voz del trono que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán...”; y aquí hay una doble vía en los manuscritos más antiguos; unos dicen en plural, “laoí”, “pueblos”; y otros dicen: “laos”, singular, pueblo; lo más probable es que diga en plural “laoí”; entonces “serán sus pueblos”, refiriéndose ya no sólo a Israel, sino a todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas que han recibido al Señor; “y ellos serán sus pueblos, y Dios mismo estará con ellos (así lo dice la mayoría de los manuscritos, simplemente “con ellos”; pero algunos, también antiguos añaden:) [como su Dios]”. Como los eruditos no han podido descubrir por qué algunos tienen ese final y otros no, lo agregan, la última parte [como su Dios] en paréntesis cuadrados para explicar que no se puede decidir si pertenece al autógrafo o no. Entonces dice: “y ellos serán sus pueblos, y Dios mismo estará con ellos [como su Dios]. 4Y enjugará toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor“; la palabra que fue suplida por el traductor: Enjugará “Dios” está tácita; lógico que es Dios, pero no está en el griego original, en ninguno; solamente fue suplido por el traductor Reina o Valera. “Y enjugará” se refiere a Dios, claro, pero el texto dice: “4Y enjugará toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor (y ese “porque” inicial aparece en unos y en otros no; no se logra saber todavía si es original o no, entonces aparece entre paréntesis cuadrados: [porque]; lo demás sí); las primeras cosas pasaron”. Unos dicen: “ni dolor; las primeras cosas pasaron”; otros dicen: “ni dolor; [porque] las primeras cosas pasaron. 5Y el que estaba sentado en el trono (una manera de referirse a Dios, muy usada por el apóstol Juan) dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y dijo: (este “me” fue suplido por unos manuscritos tardíos, pero no está en los antiguos; los eruditos dicen: no habría razón para quitarlo donde aparece; lo más probable es que fue suplido y realmente aparece suplido) Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas”.


¡Cómo se arriesga Dios a depender de la fe del hombre!, pero se lo dice al hombre: Escribe Juan, esto tiene que circular, “porque estas palabras son fieles y verdaderas. 6Y me dijo: Hecho está. Yo (y el “soy” en griego es suplido por unos, falta en otros; también lo dejamos en paréntesis cuadrados; en el comentario de crítica textual) [soy] el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. 7El que venciere heredará estas cosas (la palabra “todas”, no está en el original), y yo seré su Dios, y él será mi hijo. 8Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”. Hasta aquí el comentario de crítica textual comparando esta traducción española con el texto griego.


La consumación de la historia
Ahora pasemos a la exégesis. Vamos a tratar de abrir nuestro ser, con la ayuda del Señor, para que nos haga entender lo que hemos leído. Hermanos, ¿qué les parece? La Biblia ha transcurrido mostrando toda la historia desde antes de la fundación del mundo y de la fundación del mundo, su desarrollo, y ahora nos está mostrando la consumación de la historia; y en la consumación de la historia aparece una figura doble: una doble consumación; depende de lo que el hombre haya hecho con su redención, con las oportunidades que tuvo en la tierra; y unos aparecen asociados íntimamente con Dios, y otros aparecen asociados con Satanás en su lugar. Hermanos, este es un pasaje supremamente sublime; es descrito de una manera tan sucinta, sólo ocho versículos, pero todo lo que dice es tremendo. Ya después, desde el verso 9 del capítulo 21, comienza a describir la Nueva Jerusalén que ha mencionado, pero aquí coloca la boda de la Nueva Jerusalén, de Dios, con Dios, como la consumación, el sentido de la vida del hombre; esa es una cosa interesante; y lo que no sirve se va al basurero, y el basurero es el lago que arde con fuego y azufre.

Cielo nuevo y tierra nueva
Entonces dice: “1Y vi cielo nuevo y tierra nueva”; hay entre los intérpretes, como la vez pasada recordábamos, unos que dicen que este “nuevo” es este viejo renovado; y otros que dicen que es absolutamente nuevo. Bueno, si usted quiere interpretar la palabra “nuevo” como renovado, bien, si quiere dejar nuevo como nuevo, yo lo prefiero así, pero no rechazo a los que interpretan que es una renovación; me parece que es más una nueva creación, porque Él lo dijo claramente: yo crearé cielo nuevo y tierra nueva. Esas promesas que aparecen aquí en Apocalipsis no es la única vez que aparecen; Dios había hecho otras promesas y ha cumplido muchas promesas; y muchas profecías que fueron dichas se han cumplido; incluso nuestros ojos hoy pueden ver el cumplimiento de muchas de las profecías bíblicas; ésta que es futura también se cumplirá como se han cumplido las demás.

Miremos lo relativo al verso 1, del cielo nuevo y la tierra nueva, en Isaías 65:17; allí ya Dios había hablado de este tema; allí Dios, hablando por este profeta, cuyas profecías han tenido asombroso cumplimiento, dice: “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento”. Esta primera tierra y este primer cielo son los que nos servirían de prueba; no es lo definitivo. Aquí somos probados en este primer cielo y en esta primera tierra; los ángeles fueron probados; una tercera parte se rebeló siguiendo a un querubín, Lucero, Lucifer, y fue contaminado el cielo; luego la tierra también fue contaminada por el pecado del hombre; pero Dios ya tenía un plan; ese plan, que vemos consumado al final, decidió la redención. Pero la redención no es impuesta, es ofrecida, debe ser recibida voluntariamente; para eso Él preparó a los patriarcas, preparó a Israel, preparó a los profetas hasta la venida del Mesías, la venida de Cristo; Él pagó el precio de nuestros pecados, Él nos saca del mundo, nos prepara, digamos, en esta tierra.


Dios puede hacer una nueva creación
Digamos así, que la historia vivida en el primer cielo y en la primera tierra es como si fuese el vientre maternal. Allá en ese vientre se va formando la criatura, pero esa no es la situación definitiva; la criatura tiene que salir de su madre y nacer a un nuevo mundo, salir del vientre de su madre y nacer a un nuevo mundo; así todo el plan de Dios, con la permisión temporal al pecado, por causa de la libertad que otorgó a las criaturas hubo un mundo con pecado; entonces Dios dio la libertad, vino el pecado, y entonces tiene que venir la liberación del pecado primero a los que quieran ser liberados por la redención en Cristo, perdonados, regenerados; o si no, el juicio es la terminación.

Vimos que en el capítulo 20 apareció el juicio final, pero después del juicio final comienza esa promesa que Dios había hecho: crearé cielo nuevo y tierra nueva; el que hizo el primer cielo y la primera tierra, puede hacerlos nuevos; de hecho, el que mantiene los átomos en existencia por Su palabra, el que da energía a la energía, y el que permite a la energía volverse átomos y existir, el que mantiene el ser y la existencia de toda la creación, es Él. Toda la creación es contingente, no tiene ser en sí misma; es Dios el único que dice: Yo soy el que soy, el que tiene el ser en sí mismo; Él es el que le dio ser a la vieja creación; incluso, el que permite la existencia al propio diablo, porque lo hizo libre para que se exprese; después lo juzgará.

El mismo que hizo una primera creación, tiene todo poder para hacer una nueva creación; con la diferencia que ahora sí libre del pecado. Pero Él juzgó que era mejor que las criaturas que participarían del cielo y de la tierra nueva, tuvieran la oportunidad de pronunciarse en relación a Dios; y esa oportunidad la tenemos durante la vigencia del primer cielo y la primera tierra. Ya hubo prueba en los cielos; una tercera parte de los ángeles cayó; ha habido prueba en la tierra; todos los hombres cayeron, excepto el Señor Jesús, pero Él vino a rescatarnos, a perdonarnos, a renovarnos, a regenerarnos, a conformarnos a Su imagen; pero eso tiene que ser una alianza voluntaria. Por eso se expresa aquí como una boda; por eso se llama “las bodas del Cordero”; el Cordero siendo el marido, y la iglesia siendo la esposa. Por eso aquí decía: “17Porque he aquí que yo crearé (es una promesa que ya había hecho Dios con Isaías) nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria (será borrado de tal manera que no habrá memoria; la gente no se acordará más de ahora), ni más vendrá al pensamiento”.


Eso también está profetizado en Isaías 66:22: “Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre”. Se refiere aquí al pueblo del Señor. El cielo y la tierra nuevos permanecerán, y en ellos una descendencia y un nombre que es el del pueblo del Señor.


El cielo y la tierra se fundirán
También podemos ver esa promesa repetida por el Espíritu Santo a través del apóstol Pedro en su segunda carta. 2 Pedro 3:11-13: “11Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas”, por eso decía “el primer cielo y la primera tierra pasaron”. Jesucristo dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”; entonces aquí dice Pedro cómo pasarán. “11Puesto que todas estas cosas han de ser deshechas, ¡cómo no debéis vosotros andar en santa y piadosa manera de vivir, 12esperando y apresurándoos para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán desechos...”, y no le parezca raro; todos los días, desde hace tres siglos, desde que se inventaron los telescopios, los seres humanos están viendo a través de telescopios electrónicos la destrucción de muchas estrellas, de muchas galaxias, de muchos planetas; todos los días se puede ver; estrellas que existían quizá con sus sistemas satelitales, o quizá con planetas, deshaciéndose a la vista de los hombres por el telescopio; es decir, los hombres han visto que se deshacen las estrellas, se vuelven enanas, y hay determinados fenómenos naturales, y Dios se los ha dejado ver al hombre; y dice acá: “para la venida del día de Dios, en el cual los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados, se fundirán! 13Pero nosotros (los que creemos en Dios, los que le hemos visto cumplir sus promesas) esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia”. Ya en este cielo y tierra nuevos Dios no permitirá injusticia; para eso permitió un cielo primero y una tierra primera donde las criaturas se expresaran libremente para luego ser juzgadas. ¿Quiénes van al basurero y quiénes pasan a la segunda etapa?

En la nueva tierra no habrá mar
Volvamos a Apocalipsis 21:1: “Y vi”; ahora a Juan Dios le mostró y lo trasladó a ese futuro; se lo mostró: “1Y vi cielo nuevo y tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más”. En la nueva tierra no habrá mar. Es curioso cómo aparece el mar en las Sagradas Escrituras. Pasemos a Génesis, el capítulo 1, y allí veremos que dice: “1En el principio creó Dios los cielos y la tierra”. Esa es la creación original en su estado prístino primero, antes de la rebelión de Lucifer en los cielos; ustedes saben que hubo una rebelión de Lucero, el querubín que llegó a ser Lucifer, el diablo, que arrastró la tercera parte de los ángeles, y entonces hubo un primer juicio; y como consecuencia cayó de la presencia de Dios a los cielos, a los aires, a lo que se llama los lugares celestes.

“2Y la tierra estaba desordenada y vacía”; esta palabra que dice: “estaba”, en el verbo hebreo se puede traducir más exactamente, como se tradujo en el caso de la mujer de Lot, que dice que se volvió a mirar y se tornó o se convirtió en estatua de sal, ese mismo verbo exactamente es el que aparece traducido por este traductor que puso “estaba”; pero en el hebreo se puede traducir “se tornó”. Hubo un momento en que la tierra original perfecta entró en una situación caótica en la caída de Lucifer; por eso dice: “2Y la tierra se tornó desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”.


El mar en la creación
Aquí aparecen las aguas por primera vez mencionadas en la Biblia en una condición de juicio. Estas aguas que se llaman aquí “aguas”, por el resto que vamos a leer, no son las aguas en el estado actual del océano; estas aguas eran el estado nebuloso de la materia primigenia. ¿Por qué? porque vamos a ver que esas aguas se separaron, y las de abajo fueron las que después se reunieron formando los océanos; pero antes de formar los océanos, estaban en un estado pre-oceánico; significa que no estaban reunidas, sino que estaban dispersas; es decir, en el estado nebuloso. Hasta hoy en día, cuando se puede mirar por los telescopios, existe todavía estado nebuloso en los cielos; se ven las nebulosas, por ejemplo, la nebulosa de Magallanes que se ve al sur; se ve el estado nebuloso de los elementos del universo; entonces a eso es a lo que se le llamaba aquí la faz de las aguas; no todavía las aguas en su estado actual. Antes de que se formaran los planetas, la parte del universo, no la parte de nuestro planeta, mucha quedó en estado nebuloso.

Seguimos en Génesis 1: “3Y dijo Dios: sea la luz, y fue la luz. 4Y vio Dios que la luz era buena, y separó Dios la luz de las tinieblas. 5Y llamó Dios a la luz Día (por favor, aquí no le está diciendo día a las 12 horas desde las 6 de la mañana a las 6 de la tarde, no; la luz es lo que se llama día; se refiere a la luz cósmica; eso es lo que se llama “día”), y a las tinieblas llamó Noche”; no dice a las horas desde las 6 de la tarde a las 6 de la mañana, no; a las tinieblas, es decir, en el universo constantemente hay día y noche; donde hay luz es día, donde hay tinieblas es noche. “Y fue la tarde y la mañana un día. 6Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas”. Estas aguas no eran todavía las aguas en el océano; sí, los mismos materiales, elementos que llegaron a estar en el océano, antes estaban en las nebulosas, porque estas aguas dispersas son las nebulosas que forman galaxias, etc.; pero nótese que dice aquí: “Haya expansión”; o sea, una gran parte de esa nebulosa quedó en el cosmos, y la parte que corresponde al planeta tierra fue reuniéndose.


Entonces dice: “y separe las aguas de las aguas. 7E hizo Dios la expansión (expansión quiere decir que esa nebulosa, ese material cósmico que puede estar después unido en galaxias, se está apartando, se está yendo; por eso se llama expansión. No había la expansión pero empezó a haberla, comenzaron a separarse unos proto-astros de otros, unas proto-galaxias de otras) y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así”. Las aguas de sobre la expansión quedaron dispersas, y las de abajo también estaban dispersas. Lo que llegó a conformar el planeta tierra, antes de conformar el planeta tierra con sus océanos y sus continentes, eran aguas en expansión; es decir, el material de las nebulosas cósmicas.


“7E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. 8Y llamó Dios a la expansión Cielos”. Eso es lo que se llama “Cielos”. “Y fue la tarde y la mañana del día segundo”. Allí es donde aparecen las aguas; ahora viene el océano. “9Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco”. Las aguas no estaban juntas, estaban dispersas, eran parte de esa gran nebulosa con la que se formó el universo actual. La parte que corresponde al planeta tierra también estaba dispersa como allá estaba disperso, pero aquí se fueron condensando y dijo Dios: “Júntense las aguas”; ahora sí ya son los océanos, pero los elementos que están en los océanos ahora, no estaban en forma de océanos antes; llegaron a estarlo después. Entonces dice: “Júntense las aguas que están debajo de los cielos”, no las que quedaron arriba, sino las de abajo; las de arriba están todavía en estado nebuloso, porque hay aguas arriba. Vamos a volver aquí.


Erets-Adama, el continente primigenio
Vamos al Salmo 148:3: “3Alabadle, sol y luna; alabadle, vosotras todas, lucientes estrellas. 4Alabadle, cielos de los cielos, y las aguas que están sobre los cielos”. Esas aguas sobre los cielos son la materia del universo que está dispersa, no juntadas en aguas de océano, pero los mismos elementos que están en el océano están dispersos en el universo; sólo que aquí para la tierra dijo Dios a las aguas de abajo, no a las de arriba, sólo a las aguas de abajo: “Júntense en un lugar y descúbrase lo seco”; esto, lo seco, es el continente primigenio, pero un solo continente, lo que ellos llaman “pangea”; Dios no lo llamó pangea, Dios lo llamó “ Erets y Adama”. Dice Génesis 1:10: “Y llamó Dios a lo seco Tierra”. Ese es el continente primigenio cuando se juntaron las aguas; claro, la parte central, como es más densa, fue lo que formó los continentes, el primer continente, o sea, pangea antes de dividirse. En los tiempos de Peleg, dice la Escritura que se quebró la tierra, se dividió, y empezó la deriva de los continentes; pero antes de la deriva de los continentes, éstos formaban lo seco que Dios le llamó “Eeres y Adama”; no le llamó “Pangea”; los científicos lo llamaron “Pangea”, pero Dios le llamó “Erets y Adama”, que era el continente único y después se fue quebrando, se fue separando. Ahora hay varios continentes, pero ustedes ven cómo encaja, por ejemplo, Africa, lo que es el Golfo de Guinea con Brasil; y la parte que se fue amontonando hacia nuestro lado formó la Cordillera de los Andes; y la que se amontonó hacia el otro lado formó el Himalaya; y en fin; se quebró el continente primigenio y comenzó la deriva de los continentes. Todo eso está en la Biblia. Esta palabra que dice aquí en Génesis 1:10, “Tierra” es una, y la que dice arriba en Génesis 1:1, “tierra”, es erets. Arriba es erets, en 1:25 y 2:7 es Adama; entonces Adama se refiere al continente primigenio que era lo seco; lo seco es por cuanto las aguas de abajo de la expansión se reunieron al fin formadas océanos; en ese proceso se formaron los océanos; y a esos océanos en la rotación de la tierra, ¿qué les sucede? Cuando algo gira, deja lo más denso en el medio; entonces eso formó un continente: “descúbrase lo seco”; fue cuando apareció el primer continente, uno solo; después, en los días de Peleg, dice la Escritura, en Génesis 10, fue repartida. El verbo en el hebreo, lo dice con violencia; fueron los momentos de cataclismo que ha vivido la tierra; unos antes; estas ya son cosas graves. En el diluvio fue tratada de manera catastrófica; por eso hay tantos bosques fósiles, cantidad de mamuts amontonados, árboles “patas arriba”; ese es el efecto sedimentario del diluvio; luego la quiebra de los continentes a partir del diluvio, en los días de Peleg. Entonces quería leer esto para que viéramos el origen de las aguas en un principio. En ese principio las aguas aparecen en la Biblia, y los mares aparecen a partir de un juicio; es en un juicio. En el verso 2 aparecen las aguas en un juicio.

Nos trasladamos, pues, de Génesis a Apocalipsis, que es ya el futuro, ya no mirando hacia el pasado, sino hacia el futuro. Dice Apocalipsis 21:1 en la parte final: “y el mar ya no existía más”. Conforme a la Palabra, esos espíritus en la caída quedaron allí en el abismo que fue como la cárcel de los espíritus de aquella caída primera; entonces ya no se necesita, porque ahora todos estarán en el lago de fuego. Ahora, pues, el mar no tiene razón de ser; el mar ya no existía más; significa que en la nueva tierra no habrá mar. Dios hará las cosas de otra manera; Él es capaz de hacerlo todo, pues es el Dueño de todas las leyes naturales.


Desciende la esposa del Cordero
“2Y la santa ciudad, la nueva Jerusalén, vi descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido”. Aquí me llama la atención lo que dice acá: la nueva Jerusalén no había descendido en el Milenio. ¿Recuerdan cómo se le llamaba en el Milenio al lugar de los santos? Se llamaba el campamento de los santos; un campamento es algo provisional; tras el Milenio, dice en el capítulo 20, aquella rebelión fue contra el campamento de los santos; significa que los santos estaban durante el Milenio en un campamento, pero su habitación definitiva es la nueva Jerusalén, es la ciudad celestial. En Hebreos se habla de la Jerusalén celestial. También el Señor Jesús dijo: “1Creéis en Dios, creed también en mí. 2En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. 3Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”. ¿Verdad? El Señor ha preparado una ciudad que está en la dimensión de Dios. En el Milenio la Nueva Jerusalén en pleno no desciende; los santos gobiernan en el Milenio, pero están en un campamento, así como ahora, durante la era de la Iglesia, Cristo reina sobre la iglesia, pero Él está a la diestra del Padre. Después ¿quién reinará? reinarán los santos vencedores en el Milenio, dice la Escritura; pero todavía ese no es su lugar definitivo; el lugar definitivo es la Nueva Jerusalén; ella todavía tiene que descender de donde Dios la tiene guardada, a la tierra; recién es en la Nueva Tierra que ella debe descender. Fue cuando el Señor fue bautizado que vino la paloma, el Espíritu Santo. ¿Qué quiere decir eso? El Señor, en nombre nuestro, estaba siendo bautizado; como quien dice, llevando la responsabilidad de la muerte de todos nosotros; y después de que Él fue sepultado, entonces salió del agua, y ahí sí vino el Espíritu Santo. Entonces después del juicio sobre el cielo viejo y la tierra vieja, ahora sí viene el cielo nuevo y tierra nueva, y ahora sí puede descender la Nueva Jerusalén.

Una esposa ataviada para su marido
Vamos a mirar a Isaías otra vez. Isaías 52:1: “Despierta, despierta, vístete de poder, oh Sion; vístete tu ropa hermosa, oh Jerusalén, ciudad santa; porque nunca más vendrá a ti incircunciso ni inmundo”; y el 61:10 dice: “En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas”. ¿Cómo? Esa es la figura. Luego dice aquí en Apocalipsis 21:2: “Y vi descender del cielo, de Dios, la nueva Jerusalén, dispuesta como una esposa ataviada para su marido”. Aquí está cómo Dios, que no necesita de la creación, que es suficiente en sí mismo, tuvo el amor de crear y dar la oportunidad de escoger a sus criaturas, para ver al fin quién querría vivir con Él; y los que durante el tiempo de la primera oportunidad, en el primer cielo y en la primera tierra, recibieron al Señor, son considerados como una esposa para el Señor; otros llegaron a ser invitados, no llegaron a la calidad de esposa, pero tampoco fueron excluidos; sólo que no tienen la posición de la Nueva Jerusalén; entonces aquí la Jerusalén aparece como una esposa. Esta figura de la esposa aparece desde el principio de la Biblia; la relación de Dios con Su pueblo es simbolizada en la relación de un hombre y su mujer; el hombre representando a Dios y la mujer representando al pueblo de Dios; y el hombre representando a Cristo, que es la encarnación de Dios, y la esposa representando a la Iglesia, que es el pueblo de Dios. Luego de presentar esta situación, ella descendiendo como una esposa dispuesta para su marido, nótese que ahora es ella la que desciende. Primero ella esperaba que Él descendiera, pero ahora es la Tierra Nueva la que espera que ella descienda.

El tabernáculo de Dios
“3Y oí una gran voz del trono que decía: (esta voz es voz del trono, es voz de Dios. ¿Quién es esta nueva Jerusalén?) He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres”. Aquí Dios hace una diferencia entre los hombres a quienes desciende la Nueva Jerusalén, y los hombres que forman parte de la Nueva Jerusalén, la cual es el tabernáculo de Dios. Jesús es el tabernáculo de Dios, la primera piedra; pero Él le dijo a Pedro: Pedro, tú también serás una piedra; yo edificaré mi Iglesia; el pueblo debe ser considerado una edificación; por eso en la Biblia Dios lo simbolizó con el tabernáculo, luego con el templo; eso es figura de la Iglesia.

La Iglesia es la casa de Dios
La Iglesia es la casa del Dios vivo; son piedras vivas donde el Espíritu de Dios mora; y los que han recibido al Señor, se han hecho uno con el Señor, que este es el casamiento, ésta es la boda, éstos son los que Dios llama el tabernáculo de Dios. El tabernáculo es donde Dios mora y se ha formado; y ellos vendrán y estarán en medio de los hombres. Los hombres son las demás naciones que serán las que traerán después su gloria a la Nueva Jerusalén, como aparece en el siguiente capítulo. Entonces aquí aparece el tabernáculo de Dios, que es la Nueva Jerusalén, la esposa del Cordero. Dice: “He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él (Dios en su tabernáculo) morará con ellos”; es decir, con los hombres. Se dará una revelación visible; ahora buscamos a Dios por fe, pero en aquel tiempo no será por fe, será por vista presente; “y ellos serán su pueblo (o Sus pueblos, según los distintos manuscritos antiguos), y Dios mismo estará con ellos (como dice en algunos otros manuscritos) [como su Dios]”.

Vemos que lo Dios quería con Su creación era una alianza, una alianza en Su presencia, en la cual Él comparte de Su gloria y de Su reino con los seres humanos; pero primero teníamos que ser probados en una etapa anterior; después es que llega esto.


“4Y enjugará (claro que es Dios) toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte”. La muerte tuvo origen con el pecado; la paga del pecado es la muerte, pero el Señor llevó la muerte y nuestros pecados en la cruz; murió por nosotros, derramó Su sangre para perdonarnos y resucitó, venció la muerte y apareció ante testigos históricos, comió y bebió con ellos; los apóstoles comieron y bebieron con Él después de que resucitó. Él introdujo la victoria sobre la muerte; la inmortalidad fue introducida por el Señor Jesús, pero Él no la quiere sólo para Él. Él dijo: “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo lo resucitaré en el día postrero”. Ese es el problema del hombre, el pecado y la muerte. Somos unos miserables y terminamos muertos; esa es la realidad; el único que vino a poner el dedo en la llaga fue el Señor Jesús.


¿Por qué hubo la muerte en la humanidad?
Vinieron muchos filósofos y allá están podridos, muchos políticos y allá están podridos, muchos mariscales, comerciantes, economistas, poetas, etc., todos están podridos, incluso fundadores de religiones están podridos; pero el Señor Jesús vino como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo e introduce la inmortalidad. Él vino a quitar el pecado y a quitar la muerte; lo hizo en la historia delante de testigos que pusieron la vida por ese testimonio confiadamente; entonces esta es la fe cristiana. Ahora dice: “y ya no habrá muerte”; la muerte fue expulsada no sólo de Su cuerpo, sino de la Iglesia y de la tierra y del cielo; ya no habrá muerte; la muerte tuvo un principio, no es eterna, no es parte de Dios; fue solamente una corrección temporal; terminará cuando todo haya sido cumplido. “4Enjugará toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor”, pena, como dice esta palabra que se traduce “dolor”; eso es lo que hay ahora en el primer cielo y en la primera tierra; y la hay porque existe pecado, porque existe injusticia, porque existe el mal, egoísmo unos con otros; por eso hay dolor, por eso hay llanto, por eso hay pena; pero no habrá. “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron”.

¿Cree usted que Dios siendo perfecto y siendo bueno iba a permitir un mal eterno? Por un bien permitió un mal temporal para que conozcamos lo que es no estar con Dios; lo permite por un tiempo, pero luego termina; ya la lección fue aprendida. Dios hubiera podido impedir la libertad de los seres humanos, pero así ¿qué clase de relación habría? Las criaturas tienen que ser libres y aprender, cosechar lo que es decidir en contra de Dios, y después de aprender, entonces ahora sí, los que quisieron arreglarse con Dios ahora pueden continuar; pero los otros, al lago de fuego, para encontrarse con la otra cara, la de la justicia de Dios.


Por eso dice el verso 5: “Y el que estaba sentado en el trono (aquí el que habla es Dios, Dios que trasladó al apóstol Juan; el apóstol fue el que vio esto) dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas”. Ahora sí al hablarse de nuevas, ahí puede estar incluida también la regeneración, la renovación de todo; significa que todas las cosas llegan a ser nuevas. “Y dijo: Escribe”; lo que quiere decir que esto es importante que no se pierda, que no se olvide, que quede grabado, que circule, como también le dijo al profeta Habacuc; Habacuc, escribe la visión en tablas para que corra; y así el Señor le mandó a Juan: Escribe; desde el principio de Apocalipsis le dice: Juan, escribe, escribe, escribe esto. Juan el apóstol se quedó como muerto cuando el Señor le apareció glorificado en la isla de Patmos, pero le dijo: Levántate y no temas, Yo soy el que estuvo muerto, mas he aquí que vivo. Escribe, escribe. “Y el que estaba sentado en el trono dijo: ...Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas”. Si alguna palabra puede ser fiel y verdadera es solamente la de Dios; si existen la fidelidad y la verdad, no pueden ser sino de Dios; sólo Sus palabras son fieles y verdaderas.


En Dios ya está todo realizado
“6Y me dijo (y esto es lo misterioso): “Hecho está”. Nosotros que somos criaturas, que estamos en el tiempo, nosotros tenemos ayer, hoy y mañana; pero Dios, que es eterno, Él no tiene que decir: yo era, no. Él dice: Yo soy el que soy; por eso, a los ojos de Dios las cosas están concluidas; es una decisión de Dios; y nosotros que estamos en el tiempo desembocaremos en aquello que ya es en Dios. En Dios esto ya es un hecho. “Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega”; el Alfa es la primera letra del alfabeto griego, y la Omega es la última. Yo soy el principio de todo y yo soy el fin de todo. “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin”. No dice: Yo era el principio, yo voy a ser el fin, no; Yo soy, ahora, yo soy el eterno. “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin”; por eso escribe: Hecho está. Con ello Dios está declarando las cosas que son en la eternidad de Dios, y que nosotros, que estamos en el tiempo, encontraremos al pasar del tiempo a la eternidad.

La fuente del agua de la vida
“Al que tuviere sed...”; lo único es que alguien quiera; si alguien quiere esto es para él; no exige ninguna otra cosa. “Al que tuviere sed, yo (dice Dios) le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida”. Al que quiera, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua; ¿de qué? de la vida; ésta es la vida divina, la vida eterna, la vida de Dios; le daré; no dice le venderé, le prestaré, no, no; le daré gratuitamente, solamente si quiere, si tiene sed, si usted quisiera esto, si usted le cree a Dios esto es para usted. Ahora, si usted no quiere esto, quiere otra cosa, quiere este mundo, bueno, usted escoge; pero al que tenga sed, Yo, dice el Señor, “le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida”.

Ahora atendamos la afirmación del verso 7: “El que venciere”; este vencer después de la época del Milenio, es muy diferente al vencer anterior. Antes, en Apocalipsis 2 y 3, cuando se habla del período de la historia de la Iglesia, constantemente se apela a los vencedores de la iglesia para heredar el Milenio, pero aquí ya no está hablando del Milenio; ya después del Milenio todos tienen que ser vencedores. Mientras la historia de la Iglesia hay que ser vencedores para participar del Milenio, los que no fueron vencedores en la Iglesia tienen que aprender a ser vencedores en el Milenio; o sea que el propósito del Mileno es hacer a todos vencedores. El que venciere, eso dónde se verá? En el tribunal final, ya no el tribunal de Cristo, porque aquí ya ha pasado el Milenio; es allá en el juicio del trono blanco. “El que venciere heredará estas cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo”; Dios, cuando quiso hacer al hombre, Él ya había hecho a todas las demás criaturas, incluso antes; pero Él dijo: hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; o sea, una criatura que fuera de Su género; pero esa criatura entró en prueba y perdió la prueba; ahora nos volvimos unos miserables. Si hay miseria, si hay maldad, no es entre los gatos, no es entre los perros, es entre los hombres; ahí están las cosas peores, las cosas más bárbaras. No es sino que se deje atrapar por internet. Dios tenga misericordia de nosotros; las cosas más horribles, las más horripilantes es lo que hacen los hombres. El hombre se parece más al diablo que a Dios, pero Dios dijo: Hagamos al hombre a nuestra imagen; lo que Dios está haciendo es: al que quiera de entre los hombres ponerse en Sus manos, será transformado, será regenerado y victorioso. “7El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo”; significa que será una criatura del género de Dios, con la naturaleza divina. Y ahora viene el contraste, aquí es donde termina los que van por el camino que es el Señor. “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí”. Ahora, si no tomamos ese camino, sino otro, entonces hay un pero, ahí está el otro final, de las demás criaturas que no entran en esto.


La lista de los excluidos
“8Pero los cobardes e incrédulos”; y los primeros en la lista no son los incrédulos, sino los cobardes; a algunos hasta les hubiera gustado, y hasta medio creyeron, pero no con una fe de confiar en Dios, sino que no pagaron el precio para pronunciarse, tuvieron temor de los hombres; muchos quisieran ser cristianos públicamente, pero si son científicos ¿qué va a decir la comunidad científica si un científico resultara dizque creyente? Si un profesor por allá dice eso, van a decir que se volvió loco, que ya no es científico, que no merece estar en la universidad; y así tómelo en cualquier parte. Muchos no entran no porque no creían, sino porque fueron cobardes. Antes de aparecer los incrédulos en el lago de fuego, aparecen los cobardes; pero el Señor dijo: “8Todo aquel que me confesare delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los ángeles de Dios; 9mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios”. Negar a Jesucristo es negar a Dios, es no creer a Dios. Los segundos en la lista son los incrédulos, los que no le creen a Dios. Hermanos, si no le creemos a Dios, no se le puede creer a nadie más; ni siquiera puede creer usted en usted mismo; los ánimos suben y bajan; usted es uno hoy, y mañana es otro; si a alguien hay que creerle es a Dios. Dios es el único digno de creerle; si no le creemos a Dios, estamos totalmente tirados y al caos, no hay sino caos. Los incrédulos, después de los cobardes.

“8Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas”. Los abominables. ¡Ay, Señor! ¡Cuántas cosas son abominables a Dios, repugnantes a Dios! “Los abominables y homicidas”; los que matan y los que odian sin matar; porque el Señor dijo: “21Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. 22Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio”; es como si fuera un asesino. Algunos sienten lo mismo que siente el asesino, sólo que no tienen la pistola, pero tienen el mismo odio; es decir, la muerte está decidida en el corazón. Algunos quieren que se muera su esposa o su marido.

¡El Señor tenga misericordia! Sigue la lista: “los homicidas, los fornicarios”; hoy está tan de moda la fornicación. Antes la palabra beato era una palabra buena; hoy, con el tiempo, la palabra beato es una palabra ridícula. Hoy lo normal es la corrupción, lo normal es tener hijos con cualquiera y abortar; pero dice Dios: “los fornicarios y hechiceros”; aquí la palabra en el griego es pharmaqué, o sea, farmacia, en el sentido de los que utilizan los menjurjes para hacer daño; esa es la palabra, los hechiceros, porque la palabra hechicería tiene la raíz en pharmaco, de donde tiene la raíz farmacia. Ustedes han visto el símbolo de los farmaceutas. que es parecido al de los médicos, la serpiente esculapio de Pérgamo enrollada allí. Dios mismo dice que se usaran las hojas del Árbol de la Vida para sanidad de las naciones; pero cuando se utiliza y usa para hacer el mal, por ejemplo, escopolamina, burundanga, para hacer maleficios, eso será juzgado.

Hoy en día a tu casa te traen toda la hechicería práctica para el hogar; el Círculo de Lectores ofrece cantidad de libros de magia; y de plantas todas para hacer hechicerías; y para las mujeres retener a los maridos o al hombre que quieran por medio de esas cosas.


La idolatría y la mentira van de la mano
Hermanos, la hechicería y todo eso está mal. Y luego dice: “los idólatras y todos los mentirosos”. ¿Quiénes son los idólatras? los que ponen en el lugar de Dios cualquier cosa, incluso a sí mismos; porque sólo Dios es digno de adoración latréutica, o sea, la adoración absoluta; cualquier cosa que pongamos en lugar de Dios, así sea nosotros mismos, el dinero, algo que amemos, o alguna cosa, o algún placer, cualquier avaricia, todo eso es idolatría. Adorar a María o adorar estatuas, o ídolos, o cualquier cosa, eso es idolatría. Entonces dice: “y todos (aquí ninguno se queda excluido) los mentirosos...”. A los ojos de Dios la mentira es algo absolutamente abominable; dice que en Su presencia estará el que aun en daño propio dice la verdad; hay que decir la verdad siempre, porque para los mentirosos su lugar es el lago de fuego. En verdad aquí Juan no puso a todos; sino lo más significativo; aquí aparecerían otras listas, pero aquí puso lo más significativo, digamos, los cobardes e incrédulos, es decir, es pecado contra Dios; abominables y homicidas, contra la honra, contra el hombre; fornicarios y hechiceros; idólatras y todos los mentirosos.

Estos son los que desobedecen los mandamientos en lo más esencial; y éstos “tendrán su parte en el lago (dice aquí el limo; la palabra que se traduce lago, es limo, es como esos barriales; en portugués le dicen lama, aquí se dice limo) que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda”. Aquí es donde las cosas terminan para unos. Antes de cerrar, vamos a ver unos versos que complementan esto que acabamos de leer.


Vamos a Ezequiel 37:27; allí dice el Señor así: “Estará en medio de ellos mi tabernáculo, y seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo”; lo mismo que había dicho allí en Apocalipsis. Pasemos a Isaías 25:8: “8Destruirá a la muerte para siempre (por eso dice: ya no habrá más muerte); y enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho. 9Y se dirá en aquel día: He aquí, éste es nuestro Dios, le hemos esperado, y nos salvará; éste es Jehová a quien hemos esperado, nos gozaremos y nos alegraremos en su salvación”. Ya vimos Isaías 65:19, pero que para cerrar sería bueno volverlo a leer: “Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor”.

Ahora Isaías 55:1: “1A todos los sedientos (acababa de decir: al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente): Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. 2¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. 3Inclinad vuestro oído, y venid a mi; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David”.


Ahora respecto a “el que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo”, miremos 2 Samuel 7:14; dice: “14Yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo”. Venía hablando del hijo de David; primero era Salomón en figura, y luego Cristo. Salomón necesitaba la otra parte: “Y si él hiciere mal, yo le castigaré con vara de hombres, y con azotes de hijos de hombres; 15pero mi misericordia no se apartará de él como la aparté de Saúl, al cual quité de delante de ti”; pero en Crónicas se refiere más al Hijo de David del cual Salomón era una figura. Dice 1 Crónicas 17:13, que se refiere a lo mismo, ahora concentrado en Jesucristo; dice así: “13Yo le seré por padre, y él me será por hijo; y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que fue antes de ti; 14sino que lo confirmaré en mi casa y en mi reino eternamente, y su trono será firme para siempre”. Ahí está la eternidad.


Hermanos, estos versos eran para enriquecer lo que hemos visto. Vamos, pues, a dar gracias al Señor y pedirle que nos ayude a conocerle y ser sus testigos. ☐

No hay comentarios:

Publicar un comentario