lunes, 3 de enero de 2011

EL JUICIO FINAL

EL JUICIO FINAL


“11Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. 12Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”. Apo. 20:11-12.

Consideraciones de crítica textual
Hermanos, hoy estaremos estudiando la perícopa relativa al juicio final; el juicio ante el gran trono blanco. Apocalipsis 20:11-15. Vamos a ver primeramente los cinco versos para ir haciendo el comentario de crítica textual, luego la exégesis. “11Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. 12Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante el trono”; aquí Reina-Valera de 1960, dice: “ante Dios”. El códice 1, que es un códice tardío, que fue el único en que se basó el Textus Receptus para Apocalipsis, dice: “ante Dios”; así lo dicen algunos pocos manuscritos tardíos junto con el códice 1, pero todos los manuscritos anteriores y más antiguos, y considerados más fieles, dicen: “ante el trono”. “12Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante el trono; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 13Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 14Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda, el lago de fuego”. Se repite en el griego; y todos los manuscritos lo dicen de esa manera; pero quizás al traductor Reina-Valera le pareció un poco redundante y no quiso repetirlo; pero el Espíritu Santo le puso a Juan a repetirlo para evitar un mal entendimiento. “14Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda, el lago de fuego. 15Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”. Ese, entonces, hermanos, es el texto a considerar en este momento.

Este juicio vemos que se establece inmediatamente después de que desciende fuego del trono del cielo para el Señor consumir aquellos ejércitos que vienen contra el campamento de los santos y la ciudad amada. Recordamos que después del Milenio, Satanás será suelto de la prisión; también los demás muertos resucitarán, y hay unas naciones sobrevivientes. Recordémonos que después de la gran tribulación, a la venida del Señor, hay algunas naciones que sobreviven a la tribulación; algunas personas que no mueren en la gran tribulación y que entran al juicio de las naciones.


Orden de entrada a la Gehena
Cuando el Señor venga, establecerá el tribunal de Cristo para los escogidos, los creyentes; en ese tribunal de Cristo se define dónde va a pasar el Milenio el cristiano; si es un vencedor, va a estar reinando con Cristo mil años; y si no es un vencedor, va a tener pérdida y va a tener castigo; esas palabras pérdida y castigo fueron claramente habladas por el Señor. No dice castigo eterno, no dice pérdida de la salvación, pero sí dice pérdida del galardón, que es en el reino.

Después dice en Mateo 25: “31Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria. 32Y serán reunidas delante de él todas las naciones”. Ese juicio es el juicio de las naciones que están en pie a la venida del Señor Jesucristo; ese juicio es un segundo juicio; porque uno es el tribunal de Cristo para los creyentes, el otro es para las naciones que han de entrar al reino o ser lanzados al lago de fuego.


Cuando viene el juicio de las naciones (Mateo 25), el Señor separa las ovejas de los cabritos, pone las ovejas a la derecha y los cabritos a la izquierda. ¿Recuerdan ustedes? Y aquellas personas que no sirvieron al Señor en sus pequeñitos, irán entonces al fuego eterno; el fuego eterno es la Gehena o el lago de fuego.


Los dos primeros que estrenan el lago de fuego son el anticristo y el falso profeta; luego le siguen los cabritos; y después del Milenio, Satanás; luego el resto de los réprobos; pero Satanás va antes del juicio del trono blanco, así como el anticristo y el falso profeta son antes del Milenio; luego los cabritos van después del juicio de las naciones, y Satanás antes del trono blanco; y luego los réprobos, después del juicio del trono blanco. Ese es el orden de entrar en el lago de fuego, que es la Gehena.


Entonces ¿cuáles serán esas naciones? Vemos que dice la Palabra del Señor que los que entran en el Milenio lo hacen todavía con este cuerpo nuestro, no con un cuerpo glorificado; porque sólo la iglesia, los que recibieron a Cristo, fueron los que realmente fueron resucitados; pero aquellos que entren al reino, entran también a la vida eterna; el Señor les da vida eterna, porque esas naciones, las que no se rebelen después del Milenio, van a pasar a ser las naciones que sirven a la Nueva Jerusalén, que traen su honor y gloria a ella, que aparecen en Apocalipsis 21; pero entonces, los que se rebelen, tendrán otro tratamiento; porque habrá personas que nacen en el Milenio, habrán niños en el Milenio, habrá pecadores en el Milenio, y habrá muerte en el Milenio, entonces algunas naciones permanecerán fieles, algunos de las naciones; otros se rebelarán con Satanás; pero también, como los demás muertos resucitaron, entonces Satanás desde Gog y Magog reúne a todas las naciones, las que fueron engañadas; no dice que van a ser exactamente todos, pero él va a ir a buscarlos a todos; es decir, de todas las naciones va a llevarse gente; pueden ser de éstos del mismo Milenio, que no han sido fieles, como pueden ser aquellos que han resucitado después del Milenio, porque Satanás es liberado y los otros muertos son resucitados al mismo tiempo después del Milenio. En el Milenio va a haber personas rebeldes; por ejemplo, dice en Zacarías, lo podríamos leer, que algunos no van a querer adorar al rey Jehová de los ejércitos, y entonces no les va a venir lluvia a ellos; en cambio les va a venir una corrección inmediata en el Milenio. Ustedes lo pueden leer conmigo.


Medidas correctivas contra las naciones rebeldes
Estamos completando lo anterior. Vemos que Zacarías 14 habla de la venida del Señor, vemos el juicio de Armagedón. Zacarías 14:13 en adelante: “13Y acontecerá en aquel día que habrá entre ellos gran pánico enviado por Jehová; y trabará cada uno de la mano de su compañero, y levantará su mano contra la mano de su compañero.

14Y Judá también peleará en Jerusalén. Y serán reunidas las riquezas de todas las naciones de alrededor: oro y plata, y ropas de vestir, en gran abundancia. 15Así también será la plaga de los caballos, de los mulos, de los camellos, de los asnos, y de todas las bestias que estuvieren en aquellos campamentos. 16Y todos los que sobrevivieren de las naciones (habrá sobrevivientes de las naciones; esos son los que serán juzgados en el trono de gloria de Mateo 25, y las ovejas entrarán al Milenio y sobre ellas reinarán los vencedores de la Iglesia en cuerpos glorificado) que vinieron contra Jerusalén, subirán de año en año para adorar al Rey, a Jehová de los ejércitos (que es el mismo Señor Jesús), y a celebrar la fiesta de los tabernáculos”. Esa es la verdadera fiesta de los tabernáculos, el Milenio. “17Y acontecerá (nótese que hay gente mala todavía) que los de las familias de la tierra que no subieren a Jerusalén para adorar al Rey, Jehová de los ejércitos, no vendrá sobre ellos lluvia. 18Y si la familia de Egipto no subiere y no viniere, sobre ellos no habrá lluvia; vendrá la plaga con que Jehová herirá las naciones que no subieren a celebrar la fiesta de los tabernáculos. 19Esta será la pena del pecado de Egipto, y del pecado de todas las naciones que no subieren para celebrar la fiesta de los tabernáculos”.


Otras naciones están sin glorificar; porque son los resucitados y los transformados y arrebatados los que estaremos, incluyámonos ahí por la fe, en cuerpos glorificados semejantes al del Señor Jesús resucitado; pero ¿sobre quiénes reinarán estos vencedores? Sobre las naciones que quedaron de la gran tribulación, y que fueron bendecidas en el juicio de las naciones. Vamos  a ver sobre estas naciones en Isaías 65; porque la vez pasada fue una mención rápida, pero es necesario mostrar los versos.


Diferenciando las dispensaciones
En Isaías 65 aparece un pasaje donde habla del cielo nuevo y de la tierra nueva; ¿ustedes lo recuerdan? Allí quiero decirles algo para interpretar este pasaje acá: A veces el profeta, al mirar dos cosas que suceden en tiempos distintos del futuro, las cuenta de una vez. Por ejemplo, en Isaías 61 dice el profeta Isaías: “1El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; 2a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro”. En un mismo versículo dice: “el día agradable, y el día de venganza”; pero esa comita [,] tiene una diferencia entre la primera venida y la segunda venida; es decir, el día agradable lo anunció cuando vino; por eso cuando llegó a Nazaret, Él tomó esa Escritura y leyó hasta la mitad, y dijo: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros”. Si hubiera leído la otra, de la coma para adelante, “y el día de venganza”, no hubiera podido decir: “hoy se ha cumplido”, porque el día de venganza es en la segunda venida; entonces quiere decir que el profeta vio las dos cosas y las cuenta juntas.

Aquí él ve las cosas, el cielo nuevo y la tierra nueva, y ve el Milenio, pero para saber que parte de la profecía corresponde al Milenio, es comparándola con Isaías capítulo 11. Si tomas solamente los versículos 17-25 del capítulo 65, vas a confundir la parte del Milenio y el cielo nuevo, porque las cuenta juntas; pero hay una diferencia entre el Milenio y el cielo nuevo y la tierra nueva; de todos modos, las dos cosas, el Milenio y la Nueva Jerusalén, el cielo nuevo y la tierra nueva, eran escatología y eran futuras, y son anunciadas por Isaías hacia el futuro. Pero así como entre el día agradable y el día de venganza hay una distancia, entre el Cielo Nuevo y el Milenio hay una distancia, comenzando primero por el Milenio.


Entonces dice Isaías 65:17: “17Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra; y de lo primero no habrá memoria, ni más vendrá al pensamiento”. Ese es el verso que tiene que ver con el cielo nuevo y la tierra nueva. Desde el verso 18, empieza a hablar del Milenio: Podemos compararlo con Isaías 11, para poder unir estos dos pasajes y ver que están hablando de lo mismo. Dice Isaías 11: “1Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces”. Ese es el Mesías, Jesucristo. “2Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová”. Aquí están los siete espíritus de Dios. “3Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; 4sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío”.

Está hablando del Milenio. “5Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura. 6Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. 7La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. 8Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. 9No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar.

10Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí (ese es el Mesías), la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes (los gentiles, no sólo los judíos); y su habitación será gloriosa”.

Vemos, pues, que Isaías 11 nos viene hablando del reino milenario, cuando el Señor viene a reinar y juzgar las naciones en esta tierra, incluso juzgando al impío; entonces tenemos que tener ese pasaje presente para poder hacer la diferencia entre lo que le pertenece al cielo nuevo y a la tierra nueva con un punto, o una coma, y lo que le pertenece al Milenio. Las dos cosas para Isaías eran futuras, y él habló las dos cosas para el futuro como habló del día agradable y el día de venganza al tiempo; pero uno tiene su tiempo, y otro el otro; lo cual se entiende por el resto de las Escrituras. ¿Amén?

Felicidad en el Milenio
Entonces dice Isaías 65:18: “18Mas os gozaréis y os alegraréis para siempre en las cosas que yo he creado; porque he aquí que yo traigo a Jerusalén alegría y a su pueblo gozo. 19Y me alegraré con Jerusalén, y me gozaré con mi pueblo; y nunca más se oirán en ella voz de lloro, ni voz de clamor. 20No habrá más allí niño que muera de pocos día, ni viejo que sus días no cumpla (habla de viejos y de días de los viejos que cumplirán, porque ellos están todavía con los cuerpos naturales); porque el niño morirá de cien años (no estamos en la Nueva Jerusalén, porque allí no habrá más muerte; pero aquí estamos en el Milenio), y el pecador (habrá pecadores en el Milenio) de cien años será maldito”. Estos pecadores son los que formarán parte de aquellas naciones que se rebelan con Satanás, liderando desde Gog y Magog. Las ovejas sobrevivientes tienen vida eterna, pero están en su cuerpo natural; sus hijos pueden ser pecadores y seguir a Satanás tras el Milenio.

“21Edificarán casas, y morarán en ellas; plantarán viñas, y comerán el fruto de ellas. 22No edificarán para que otro habite (eso es lo que hacen los obreros hoy), ni plantarán para que otro coma (lo que hacen los campesinos hoy); porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo (días de siglos; es decir, se aumentará otra vez la edad como era en el principio de los patriarcas), y mis escogidos disfrutarán la obra de sus manos. 23No trabajarán en vano, ni darán a luz para maldición; porque son linaje de los benditos de Jehová y sus descendientes con ellos. 24Y antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído. 25El lobo y el cordero serán apacentados juntos, y el león comerá paja como el buey; y el polvo será el alimento de la serpiente. No afligirán, ni harán mal en todo mi santo monte, dijo Jehová”. Constatamos, pues, que este último verso nos asocia con Isaías 11, y nos ubica en el tiempo del Milenio. Isaías, pues, está mirando hacia el futuro, tanto al Milenio como a los cielos nuevos y la tierra nueva. Entonces ¿cómo separar qué pertenece a qué? relacionándolo con los demás versículos que hablan de eso; ¿amén, hermanos?


El colapso eterno
Esos de las naciones sobre quienes gobiernan los vencedores, algunos serán guiados a fuentes de agua de vida, a vida eterna, pero otros nacerán, serán pecadores; algunos morirán, algunos serán maldecidos, y algunos, cuando Satanás sea suelto de su prisión, se unirán con Satanás para levantarse contra Cristo y los vencedores.

También los otros muertos que resucitan para juicio, porque resucitan es para presentarse ante el juicio, ahí tienen la oportunidad de juntarse con Satanás. Ahí termina el verso 9 del capítulo 20 de Apocalipsis: “9Y subieron sobre la anchura de la tierra, y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; y de Dios descendió fuego del cielo, y los consumió”. Este consumirlos con fuego es un consumir tal, que inclusive el cielo y la tierra desaparecen; porque eso lo vamos a ver en el primer versículo de la perícopa de hoy, que es la del trono blanco. “10Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaban la bestia y el falso profeta, y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”. Ahí vimos al diablo ya entrando a acompañar a la bestia y al falso profeta. Aquí no menciona a los cabritos, pero en Mateo 25:41 dice: “Apartaos de mí, malditos, al colapso eterno, preparado para el diablo y sus ángeles”; en Mateo 25 lo dice así, e irán éstos al colapso eterno; dice la palabra en griego: “colapso”, la palabra que se traduce castigo, la palabra exacta es “colapso eterno”.


El juicio del gran trono blanco
Ahora sí en ese contexto es que se establece el juicio del trono blanco, el juicio final. Ya vimos el tribunal de Cristo, y el juicio de las naciones, y ahora ya es el juicio final. Apocalipsis 20:11: “11Y vi un trono blanco y al que estaba sentado en él”;  es interesante analizar esto: “el trono”. El trono aparece en varias partes descrito; por ejemplo, en 1 Reyes 22 hay una descripción del trono; vamos a verlo.

1 Reyes 22:19 dice algo que vio el profeta Micaías: “19Entonces él (Micaías) dijo: Oye, pues, palabra de Jehová: Yo vi a Jehová sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba junto a él, a su derecha y a su izquierda”. Entonces vemos aquí el trono de Jehová en el ambiente celestial; ese trono es descrito con mucho cuidado en Apocalipsis capítulo 4; solamente recordémoslo a grandes rasgos para tener presentes estos detalles porque ahora vamos a ver algo. En el capítulo 4 de Apocalipsis, lo primero que vio Juan cuando fue elevado: “sube acá”, lo primero que vio fue el trono y al Señor en el trono. “2Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado”. Este que está sentado en el trono se refiere a Dios el Padre. En el capítulo 5 aparece el Verbo encarnado, el Hijo, el Cordero inmolado que viene a recibir el libro sellado, y es el que se sienta a la diestra.


El Juez es el Hijo
Dice el Señor en el capítulo 3:21: “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”. Habla del trono del Hijo, que es el trono de Él aquí en la tierra, y el trono del Padre, que es el trono en el cielo; entonces dice: “así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”. En el trono blanco no solamente estará el Padre, sino que el Padre le delegó al Hijo el juicio; por eso me detuve en este asunto del trono, porque no solamente el Padre va a juzgar, sino que el Padre delega el juicio al Hijo; el Padre juzga a través del Hijo; el Hijo no juzga si no viene del Padre, pero el Padre no juzga sin el Hijo. Entonces vamos a ver unos versos aquí.

Vamos al evangelio de San Juan 5:22: “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo”. Todo el juicio; significa que en el tribunal de Cristo quien juzga es el Hijo; a las naciones quien juzga es el Hijo; en el trono blanco quien juzga es el Hijo; el Padre por el Hijo; el Anciano de días a través del Hijo del Hombre, incluso a los ángeles.

Y el Hijo también delega juicio a los vencedores; se le dio a los vencedores facultad de juzgar, y juzgaremos aun a los ángeles, dice 1 Corintios 6. Dice Juan: “22Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, 23para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió”. Entonces ahí estamos viendo cómo el Hijo está representando al Padre como Juez. Hay otros versículos que podemos mirar también.


Vamos, por ejemplo, a Hechos de los Apóstoles 10:42: “Y nos mandó (aquí Pedro está testificando en casa de Cornelio a los gentiles, que el Señor Jesús los mandó, a los apóstoles) que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos”. Y hay otro verso semejante que se encuentra en 1 Pedro 4:5: “Pero ellos (viene hablando de los impíos) darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos”. El que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos es el Hijo de Dios. ¿Amén, hermanos?


Hay unos versos, no alcanzamos a verlos todos, donde se nos habla del trono del Padre, y otros que nos hablan del trono del Hijo; entonces voy a citárselos; quizá veamos algunos por causa de que sería muy largo verlos todos. Apocalipsis 4:2,9, que es el que habla del trono del Padre, donde el Hijo llegó como Cordero a recibir el libro sellado con siete sellos; en el capítulo 5:1 también está el trono del Padre que es donde llega el Hijo a recibir el libro. En Apocalipsis 5:7,13.


El trono del Hijo
En el capítulo 6:16, dice: “16Y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero”. Ahí vemos al Padre y al Hijo. En el capítulo 7:10,15,17: “10Yclamaban a gran voz, diciendo: la salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero”. Ahí vemos al Cordero sentado con Su Padre en Su trono.

“Yo he vencido, y me sentado con mi Padre en su trono”. Ahí vemos al Cordero sentado en el trono de Dios; lo mismo vemos en el verso 15 donde también dice: “15Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. 17Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará”. Ahí vemos, pues, al Padre y al Hijo en el trono. El 19:4 también de Apocalipsis, lo vimos hace poco, dice: “Y los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya!”; y el 21:5 que está en futuro, para verse, dice: “Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas”. Aquí se refiere al trono del Padre, pero también el Hijo aparece junto con el Padre.


Hay otros versos que se refieren al trono del Hijo que son los siguientes: Hebreos 1:3 dice: “3El cual (el Hijo), siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, 4hecho tanto superior a los ángeles”. ¿Amén? En Hechos 17:31dice Pablo predicando a los atenienses en el Aréopago: “Por cuanto (Dios) ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón (noten aquí el verso; Dios juzgará al mundo con justicia, por aquel varón; ¿si ven que el Padre no hace nada sin el Hijo?) a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos”. Es el Padre juzgando a través del Hijo.


Miremos otros dos: 2 Corintios 5:10; aunque ese se refiere a otro aspecto, pero es el Hijo juzgando. Este es el tribunal de Cristo: “Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo”. El que estará juzgando en el tribunal de Cristo a los creyentes, es Cristo; a las naciones, es Cristo; y en el juicio final a los vivos y a los muertos, está el Padre, pero juzgando por el Hijo. Ahora 2 Timoteo 4:1: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará (¿quién? Dios por Jesucristo) a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino”. En su manifestación juzgará en el tribunal de Cristo; ¿a quién? a la Iglesia, y también a las naciones para el Milenio, y durante el Milenio también los juzgará y reinará. Ahí vimos el trono del Padre y del Hijo, y el Hijo en el trono del Padre. ¿Amén?


Ubicación del gran trono blanco
Ahora volvemos a Apocalipsis 20:11: “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él (ese es Dios, pero ahí está también el Hijo), de delante del cual (ahora, noten esa expresión allí, ya entramos en otro aspecto) huyeron la tierra y el cielo”; cuando se estableció el trono blanco, no se halló lugar para el cielo y la tierra; observemos que antes de Génesis 1:1, en la eternidad, estaba Dios; todavía no había cielo ni tierra, ni los ejércitos de ellos, pero estaba Dios. Ahora va a ver el juicio del trono blanco; no habrá otra vez cielo, ni tierra, pero estará Dios, y ahora sí estarán las criaturas delante de Él, pero no en el cielo, ni en la tierra, porque este es un lugar especial que no es ni el cielo viejo ni la tierra vieja, ni el cielo nuevo ni la tierra nueva; un “salón” especial que no está ni en el cielo ni en la tierra, ni en el nuevo, ni en el viejo. “De delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos”.

Desaparición del cielo y de la tierra
Hay algunos hermanos que interpretan que esta tierra será renovada para una nueva, y que la nueva tierra es la tierra renovada. El hermano Frank Viola lo enseña así; es un querido hermano, un apóstol del Señor, un santo varón de Dios, muy útil en sus enseñanzas; pero él lo enseña así, y otros con él antes, y otros ahora.

Pero para el hermano Watchman Nee, como Witness Lee, ante estos versículos, pareciera que el cielo y la tierra pasaron. El Señor Jesucristo dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. El cielo pasará, la tierra pasará; y cuando dice: “y ningún lugar se encontró para ellos”, es decir, no hay lugar, significa que desaparecieron. Yo pienso que ese fuego con el que el Señor destruyó a aquellos que se rebelaron con Satanás después del Milenio, terminó con todo lo que era la vieja creación; quedaron las personas reservadas en espíritu, alma y cuerpo para ser juzgadas, porque con el cuerpo que pecaron, con ese mismo cuerpo irán al lago de fuego también.


Miremos unos versos que hablan de esto. Voy a llamarles la atención a una expresión de Job, porque Job relaciona la desaparición del cielo con el tiempo de la resurrección; es curioso. Vamos a ver eso en Job 14:12: “Así el hombre yace y no vuelve a levantarse; hasta que no haya cielo, no despertarán, ni se levantarán de su sueño”. Aquí Job está relacionando la resurrección final de los muertos con el momento del desaparecimiento del cielo. Job dice: “hasta que no haya cielo”; el momento de la resurrección se relaciona con el desaparecimiento del cielo. Porque los malos resucitados se rebelarán; entonces viene el fuego que los consume.


Miremos ahora Isaías 51:6; miren cómo dice el Señor acá por el profeta: “Alzad a los cielos vuestros ojos, y mirad abajo a la tierra; porque los cielos serán deshechos como humo, y la tierra se envejecerá como ropa de vestir”. Esto nos recuerda el pasaje de Hebreos 1:10-12: “10Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. 11Ellos (los cielos y la tierra) perecerán, mas tú permaneces”; por eso Él podía estar ahí delante de todos los que va a juzgar sin cielos y sin tierra, como era antes de la creación; estaba Dios sin los cielos y sin la tierra; y dice: “ellos perecerán, mas tú permaneces; y todos ellos se envejecerán como una vestidura (lo mismo que decía Isaías), 12y como un vestido los envolverás (por eso decía Juan también en Apocalipsis, que serían enrollados),  y serán mudados; pero tú eres el mismo, y tus años no acabarán”. El universo no es Dios, es una creación de Dios. Este cielo y esta tierra es un vestido viejo que el Señor envolverá, enrollará y desaparecerá, porque no se halló lugar para ellos; y luego habrá cielo nuevo y tierra nueva, porque así como hizo éste, y éste existe y viene de Él, habrá una tierra nueva, pero donde ahora mora la justicia; entonces ese verso nos habla de esto.


El juicio final, intermedio entre las dos creaciones
Mateo 5:18 y Mateo 24:35 nos hablan de lo que ya citamos acá, palabras del Señor Jesús: “los cielos y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán”. Tú eres el mismo; el Señor permanece. Aquí vemos este momento intermedio entre el cielo y la tierra viejos y los nuevos; el juicio final es intermedio entre las dos creaciones; la vieja desapareció y la nueva todavía no comienza; pero ¿quiénes van a entrar en la nueva creación? Depende del juicio. Ya algunos están con el Señor, algunos juzgando con Él; y otros, el resto de los muertos, vendrá a ser juzgado acá. Hebreos dice que los cielos serán enrollados, mudados, pero que Él permanece ¿Amén?

Volvamos a Apocalipsis 20:12: “Y vi a los muertos, grandes y pequeños”. Hermanos, esto es bien importante. Todos vendrán a este lugar. Mire, hay personas que se sienten tan acusadas consigo mismas que se suicidan y piensan que se van a escapar; nadie, nadie se va a escapar, todo ser humano vendrá a Él. Nosotros venimos ahora, nos juzgamos a nosotros mismos en la cruz, y después lo seremos en el tribunal de Cristo; pero si no pasamos por ahí, nos tocará lo otro. Gracias a Dios ya estamos pasando por ahí, pero de los que no, nadie escapará del Señor, sea grande, sea pequeño, hable lo que hable, sea filósofo o lo que sea, sea el gran millonario, sea el gran jefe de las multinacionales, él, junto con el barrendero, se presentarán ante el mismo trono.


Los libros fueron abiertos
“12Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante el trono; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”. Hermanos, nosotros, a veces, las personas de la tierra que nos las damos de historiadores, escribimos algunas historias de las cosas que pasan en la tierra; muchas cosas nosotros no conocemos, sólo escribimos lo poco que conocemos, y lo escribimos como lo queremos presentar; pero, hermanos, la verdadera historia, donde ningún detalle, ninguna palabra, ni un pensamiento, ni una intención, se ha escapado, son estos libros. Aquí habla de libros donde están escritas las obras. Dice que de toda palabra necia daremos cuenta. ¿Ven? También ustedes recuerdan en Malaquías cuando algunas personas se pusieron de acuerdo para servir a Dios, fue escrito en libros, en el libro de las memorias.

Toda nuestra historia escrita en los cielos
Hermano, toda tu historia está escrita, tú que no tienes historiadores en la tierra, pero tienes historiadores en el cielo; los ángeles de Dios, y Dios mismo usando quizá sus ángeles, para llenar esos libros con todo lo que tú eres; lo que nosotros somos, pensamos, hacemos, decimos, dejamos de hacer, está escrito en esos libros, excepto los pecados que confesaste y la sangre del Señor los limpió, y dice: “nunca más me acordaré de ellos”; eso no está escrito; pero si no los confiesas ni te arrepientes, ahí está escrito, todo está escrito allí; pero aquí está hablando del momento del trono blanco. Si la Iglesia va a ser juzgada primero, porque el juicio del Señor comienza por su casa, ¿dónde aparecerá el impío y el pecador? dice San Pedro.

Aquí aparecen varios libros, imagínense. Yo conozco biografías de algunos personajes, que son mamotretos gruesísimos; he visto biografías de Hitler que son gruesísimas, biografías de Churchill, o las memorias de Kissinger; son unos mamotretos inmensos. Imagínense lo que serán los mamotretos de la vida entera de cada persona; es una “enciclopedia británica” para cada uno, porque es toda nuestra vida, nuestros segundos, minutos, horas, días, semanas, meses, años, décadas, toda la vida. Ahí no hay apuro; ese es el momento, hermanos, precioso, donde uno se va a encontrar con uno mismo. Al encontrarse con Dios, se encuentra con uno mismo, así como cuando Jacob se encontró con Esaú, se encontró con todo lo que él le había hecho a Esaú; y dice que vio el rostro de Esaú como si fuera el rostro de Dios. Cuando uno se encuentra con Dios, uno se encuentra consigo mismo; ahí es cuando realmente se sabe quién es uno, y ahí uno no puede justificarse ni engañarse; encontrarse frente al trono de Dios es realmente descubrirse cómo es. La gloria del Señor, la presencia del Señor, no permitirá que nadie se escape. Si ahora mismo en esta tierra el Espíritu Santo convence al mundo de pecado, de justicia y de juicio, el Espíritu, sin ver nosotros todavía Su gloria, ¿cómo será en la presencia de Su gloria? ese es el momento más sublime. Todas las personas pasarán por el juicio; por el tribunal de Cristo unos, o por el juicio de las naciones otros, o si no por este último, el final, los demás.


Juicio con graduación
Sigue diciendo: “12y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”. Significa que el juicio va a tener graduación; no todos estarán en una misma situación en el juicio, sino según sus obras; fueron juzgados según sus obras. Los que cometieron mucho más, cosecharán lo que sembraron, lo que le hicieron a otro se lo comerán enterito. ¡Terrible! Terrible es cuando te toca recibirte a ti mismo. Recuerdo que una persona contaba que tuvo una muerte clínica, y al momento de salir del cuerpo, dice que toda la vida le fue presentada; incluso, él había sido un personaje de la CIA que había trabajado con los contra-nicaragüenses, y también en Vietnam; y él dice que cuando se encontró todavía no en el juicio del trono blanco, solamente era el momento de morir en que toda la vida viene, dice que en Vietnam había matado a un general vietnamita; ahora él sintió cómo le entró la bala, lo que sintió el General, lo que sintió su familia, cada uno de sus hijos; de cada pistola que él había llevado allá para los contra-nicaragüenses, fue al seguimiento de todo lo que había sucedido con esas pistolas, porque él era contrabandista de armas de la CIA; él sentía lo que había sucedido con cada pistola. Se encontró con él mismo.

Dice la Biblia que el baldón de cada uno se volverá sobre su propia cabeza; es como un dominó, uno tira una cosa, bueno, le cayó al otro, y de ese le cayó al otro, pero luego se vuelve por detrás, y todo el peso de todo le cae encima otra vez. Entonces dice: “y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras”.


Muertos en el Hades, en la muerte y en el mar
En el verso 13 aparece algo misterioso, pero hay que aceptarlo como está escrito. Aquí no aparecen todos los muertos en el Hades; aquí aparecen algunos muertos en el mar, y aparecen otros muertos en la muerte, y otros muertos en el Hades; no son todos en el Hades. “13Y el mar entregó los muertos que había en él (en el mar había muertos); y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos”. Note el plural, “ellos”; no está diciendo que el Hades y la muerte sea lo mismo; el tánatos son las regiones de sombra de muerte. Dice, por ejemplo, cuando murió aquel Lázaro de Lucas 16 que cuenta el Señor Jesús, tanto el rico Epulón y Lázaro murieron, pero cuando murió Lázaro, dice que fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; fue llevado; ¿por dónde fue llevado? Fue llevado por unas regiones de sombra de muerte a un lugar; pero si los ángeles lo llevaron es porque lo tomaron en el momento de su alma salir del cuerpo; lo tomaron y lo atravesaron no sabemos por qué regiones, hasta llegar al seno de Abraham; y luego el rico fue a parar al Hades, a aquel fuego; pero entonces la Biblia habla de regiones de sombra de muerte; inclusive usa la palabra en plural “puertas de la muerte”; si son puertas, deben ser mínimo dos. Dice la Palabra que el Señor tiene las llaves de la muerte y del Hades; significa que la muerte tiene mínimo dos puertas, una de entrada y otra de salida, porque habla de puertas de la muerte. También dice: “cámaras de la muerte”, y luego dice “puertas del Hades”; por lo menos dos; habla de dos puertas. Para pasar de la muerte al Hades es una puerta; y del Hades al lago de fuego será otra puerta; y el Señor es el que tiene la autoridad de todas esas puertas; dice que Él tiene las llaves de la muerte y del Hades, y habla de las puertas del Hades, y en otro lugar habla de las puertas de la muerte.

Entonces dice que había muertos en la muerte, unos; y muertos en el Hades, otros. Quizás esos muertos en la muerte expliquen algunos fenómenos raros que a veces se cuentan por ahí; pero en la Biblia dice que había muertos en la muerte, unos; y muertos en el Hades, otros. “Y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos”; son dos cosas distintas, la muerte y el Hades relacionados. Recuerden que el cuarto caballo era la muerte, y el Hades le seguía; es decir, la muerte es como una antesala del Hades, y el Hades como una prisión transitoria antes del lago de fuego. El lago de fuego es la muerte segunda; la otra es la primera; la muerte segunda es el lago de fuego, la Gehena; pero antes de ir a la prisión perpetua están como presos en un calabozo esperando el juicio; ese es el Hades. Pero el Hades le sigue a la muerte; la muerte es la antesala del Hades. Por eso hay las puertas de la muerte, las cámaras de la muerte, la muerte, los muertos en la muerte; el Hades, las puertas del Hades y los muertos en el Hades; había muertos en el mar, en la muerte y en el Hades. Y dice: “y fueron juzgados cada uno según sus obras”. Esté donde esté, será entregado al trono blanco del juicio final.


Final de la muerte y el Hades
“14Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego”; ahí vemos que el lago de fuego es distinto del Hades. El Hades es transitorio; el Hades es como decir el calabozo, la comisaría esperando que el Juez le defina la prisión perpetua. Ya hay tormento en el Hades, porque aquel rico Epulón dice que estaba atormentado en esa llama, y no quería que sus parientes fueran allá, y le pidió a Abraham que mandara a Lázaro, y Abraham le dijo: allá tienen a Moisés, tienen a los profetas, si no les creen a ellos, tampoco creerán si alguien viene de los muertos; pero el Señor lo reveló; ya Dios lo ha hablado; y sí hay personas que han ido y han vuelto, pero ¿quién les cree? Ese es el asunto. Entonces dice: “Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego”. Algunos que estén en la muerte, no piensen que porque no están en el Hades van a escapar; aquí dice: “Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda, el lago de fuego”.

¿Por qué se habla de muerte segunda? Porque la primera muerte es cuando nosotros morimos ahora, salimos del cuerpo, nuestro cuerpo vuelve al polvo, y vamos al paraíso, si estamos con el Señor, a descansar allá, esperando la resurrección; y si no, van al Hades, a esa prisión, esperando resucitar para el juicio; pero habrá una resurrección de los muertos, incluso con su cuerpo después del Milenio; entonces ellos serán juzgados en el mismo cuerpo en que pecaron, y en el mismo cuerpo en el que pecaron serán condenados, ¿no? Entonces, ahora como resucitaron van al lago de fuego, esa es la muerte segunda, porque la primera fue cuando estaban en este cuerpo; pero ahora resucitaron otra vez y volvieron a irse al lago de fuego; esa es la muerte segunda.


¿Por qué el libro de la vida en el juicio del trono blanco?
Dice la Palabra que los que tienen parte en la primera resurrección, la de los justos, la de los vencedores, no sufrirán daño de la segunda muerte; pero los que durante el Milenio no sean vencedores y sean castigados, eso será terrible. Dice el Señor Jesús en Mateo capítulo 5, que si se peleó con su hermano, lo llamó de tal cosa, no se arrepintió, dejó las cosas sin arreglar, corre peligro del fuego. Si tú ves la palabra fuego, infierno, no es Hades, es Gehena; ese es el daño de la muerte segunda, porque el lago de fuego ya estará estrenado; ya en el lago de fuego estará el anticristo, el falso profeta, los cabritos, y en una pasadita por el fuego, los no vencedores para ser madurados durante el Milenio.

¿Qué utiliza el Señor para madurarnos en esta vida? Utiliza los anticipos de la primera muerte. Dice que si no nos arreglamos, tenemos debilidad o enfermedad o dormimos; el Señor corrige a los de esta dispensación con los dolores de la primera muerte; pero ya después de la primera muerte, se está en el Milenio; los tiene que corregir con los dolores de la segunda, con el daño de la segunda muerte, un poquitito; no dice que es eterno para los creyentes, pero sí es razonable lo que está escrito en la Biblia. En Mateo, en el sermón del monte, el Señor habló muy claro de fuego para creyentes que sean corruptos, pornográficos, adúlteros de corazón; o sea, sólo de corazón, y también los que sean peleadores, los que no se arreglen con sus hermanos; todo eso será juzgado, ¿con qué? con fuego, dijo el Señor; será expuesto al fuego de la Gehena; es decir, se lo está hablando a los creyentes que sean derrotados; o sea que la Gehena ya estará funcionando, estrenada antes del Milenio, porque ya está preparada; dice que está preparada para Satanás y sus ángeles; pero los que le sigan, incluso creyentes, pasarán por ahí. Ahora, si son creyentes, el Señor hizo una promesa; al final será salvo y aparecerá en el libro de la vida, porque el libro de la vida estará en el trono blanco.


Si no hubieren creyentes en el trono blanco no estaría el libro de la vida en ese juicio; pero dice acá en el verso 15: “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”; y había dicho el verso 12: “los libros fueron abiertos y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida”. En el juicio del trono blanco se juzgará a los muertos, todos, los demás; no quedará ninguno que no pase por el juicio; algunos pasaron por el tribunal de Cristo, pero entonces tuvieron que pasar a perfeccionamiento temporal en las tinieblas de afuera con lloro y crujir de dientes; no dice que es eterno, dice que no saldréis de allí hasta que paguéis el último cuadrante. Cuando pague entonces ya sale; unos serán castigados mucho, otros serán castigados poco, pero si todos los que fueran al juicio del trono blanco fueran incrédulos, no habría necesidad de estar el libro de la vida en el trono blanco. Están los que se van a la Gehena; se van por una razón, por no estar en el libro de la vida; es juzgado por sus pecados, pero se va al lago de fuego por no estar en el libro de la vida; los otros también pecaron, pero como creyeron en Cristo, están en el libro de la vida; entonces por eso el libro de la vida aparecerá en el juicio del trono blanco. Eso quiere decir que lo más probable es que no todos van a ir a parar al lago de fuego; no todos, sino el que no se halló inscrito; el que se halló inscrito no va al lago de fuego porque está inscrito; pero el que no, dice: “Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”.


Entonces, hermanos, esto es muy solemne. Agradecemos al Señor que nos hable de esto, pero seremos a los que más se nos demandará. Hermanos, vivamos con toda sobriedad, con toda reverencia, con todo temor de Dios, no con miedo, pero con reverencia, como Dios merece. Vamos a dar gracias al Señor. ☐

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