lunes, 3 de enero de 2011

EL TRONO Y LOS 24 ANCIANOS

EL TRONO

Y LOS VEINTICUATRO ANCIANOS


“2Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. 3Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda. 4Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas”. Apo. 4:2-4.

Panorama de las secciones
Con la ayuda del Señor vamos a continuar el estudio del libro del Apocalipsis que estamos siguiendo. Hoy comenzamos una nueva sección. La primera sección iba desde el capítulo 1 hasta el capítulo 3.

En el capítulo 1 está lo referido a las cosas que has visto; o sea, la glorificación del Señor Jesús; el Cristo glorificado. Luego las cosas que son, referido a la historia de la iglesia profetizada en Apocalipsis 2 y 3, en el mensaje a las siete iglesias. A partir del capítulo 4 se cambia la escena. En el capítulo 4 se nos abre el escenario de los cielos; se le pide al apóstol Juan que suba y él sube en espíritu, porque las cosas de Dios sólo pueden ser conocidas o percibidas en el Espíritu; entonces él sube en el Espíritu. También, cuando el apóstol Pablo fue llevado al tercer cielo, él no estaba seguro de si había sido en cuerpo o en espíritu, pero tenemos la certeza de que sí fue en espíritu; ahora, si también su cuerpo fue llevado o no, Pablo no lo sabe y ese registro de no saberlo fue inspirado, así que lo dejamos ahí; pero aquí sí, aquí dice que Juan subió en Espíritu y se le abrió una escena celestial; entonces él comenzó a ver las cosas desde el punto de vista de Dios, cómo son las cosas en el cielo y cómo desde el cielo se gobiernan las cosas de la tierra; o sea que el cielo gobierna a la tierra.


Aquí comienza la sección que va desde el capítulo 4 donde se nos muestra el trono de Dios con algunas cosas específicas que aparecen alrededor del trono, como revelaciones de lo que está allí. En el capítulo 5 se nos muestra también al Cordero en el trono; primero había sido Dios el Padre, y la Trinidad misma, pero en Su divinidad exclusivamente; ya en el capítulo 5 aparece el Cordero en el trono; y en el capítulo 6 comienza a abrir los sellos; y en el capítulo 8 se llega al séptimo sello; y durante el séptimo sello se anuncian las siete trompetas; o sea que hay una continuidad de los sellos con las trompetas; y la última trompeta termina en el capítulo 11. Luego en los capítulos 12 y 13 en adelante, se profetiza otra vez lo que se había profetizado; o sea, al final del capítulo 10, ustedes ven lo que dice el versículo 11: “Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes”; o sea que Apocalipsis hasta el capítulo 10 había sido una primera profecía abarcando muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes; pero se le dice que es necesario que profetice otra vez. Entonces, termina con la séptima trompeta, el contexto del capítulo 11, y comienza a profetizar otra vez de los capítulos 12 y 13 en adelante; y la continuidad de las trompetas se da entonces con las copas. Cuando ustedes comparan las copas con las trompetas, se dan cuenta de que las trompetas son un inicio de los juicios, y las copas son una culminación de los juicios. Las copas vienen de las trompetas y las trompetas provienen de los sellos, y los sellos se abren desde el trono.


Entonces, aquí vemos la administración celestial del reino de Dios y también del juicio de Dios. En este pasaje, en el capítulo 4, nosotros empezamos a ver algo que en otros pasajes se nos dice de manera resumida; aquí en Apocalipsis está de manera detallada; mas para poder entender los aspectos detallados, debemos primeramente ver los aspectos sintéticos; es decir, cuando Dios habló una profecía de manera resumida que contiene todas las cosas en pocas palabras, luego Dios esa misma profecía la desarrolla de una manera más amplia en otras profecías, hasta que en Apocalipsis se culmina toda la profecía; pero entonces, para poder entender la culminación plena de la profecía de Apocalipsis, debemos primeramente ver esas mismas visiones resumidas cuando comenzaron a ser introducidas en los profetas anteriores.


Dominio del Mesías
Entonces, para entender esta sección desde el capítulo 4 de Apocalipsis, el 5, los sellos, la apertura de los sellos, etc., vamos al libro de los Salmos y vamos a ver allí el Salmo 110, que es clave. El Salmo 110 es un Salmo de David. David, por el Espíritu de Cristo, como figura del Mesías, él hace este Salmo de una manera profética; este es un Salmo mesiánico por excelencia. Podemos decir que toda la historia que culmina Apocalipsis está resumida en el Salmo 110. Vamos a hacer una primera lectura del Salmo 110 como base para el Apocalipsis, porque las cosas que se desarrollarán después en las epístolas y en el Apocalipsis tienen su base en esta profecía mesiánica.  Salmo de David. “1Jehová dijo a mi Señor (el Padre al Hijo): Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”.  Fíjense en esta primera profecía. Cuando el Hijo asciende después de haber muerto en la cruz y resucitado y la ascensión a la diestra del Padre, ¿para qué asciende? ¿Para qué el Hijo se presenta en el trono? ¿Para qué se sienta a la diestra del Padre? Eso es lo que va a explicar el programa que se desarrolla en Apocalipsis. Aquí nos dice: “Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. Dios le dio el juicio y el trono a su Hijo; le dice: “Siéntate”; y ¿qué va a hacer el Padre con el Hijo a Su diestra? ¿Qué va a hacer en la tierra? Dios va a comenzar un trabajo ahora desde la ascensión. Hubo un trabajo en la creación, hubo un trabajo en la revelación, hubo un trabajo en la encarnación, hubo un trabajo en la crucifixión, pero ahora resucitó y ascendió, y continua el trabajo de Dios. Ya el enemigo fue vencido en la cruz; entonces, ahora le dice: Hijo, siéntate, que tú eres el que mereces, tú eres el digno de recibir la honra, la gloria y el poder; pero hay otros que ahora llevan la gloria, hay otros que ahora llevan la alabanza, hay otros que ahora llevan el poder; ellos son tus enemigos, ellos quieren reinar ellos y no tú. Como la parábola que dijo el Señor Jesús, de aquel rey que se fue lejos (eso es a la diestra del Padre) a recibir su reino y le dejó unos talentos y unas minas a sus siervos para que trabajaran, y después de recibir el reino, él vino otra vez y tomó cuenta a sus siervos y a los que no querían que él reinase, que él fuese la cabeza, por querer ser ellos cabeza, dijo: decapitadlos delante mí. Les quitó la cabeza a los que querían ser cabeza. Desde la ascensión de Cristo, Dios no tolera otra cabeza, sino su Hijo Jesucristo; su Hijo Jesucristo es el rey que ha puesto no sólo sobre Sion y no sólo sobre la iglesia, sino que Él es el rey de reyes, el Señor de los señores, el Soberano de los reyes, de los señores, de los cielos, de la tierra. Cuando Jesús ascendió, dijo: Toda potestad me es dada en los cielos y en la tierra.

Hay un trabajo que Dios está realizando desde la ascensión de Cristo, y ese trabajo es: someter bajo las plantas de los pies de Cristo todos los enemigos; y Él lo hace de la manera que Él va a desarrollar en el libro de los sellos. Primeramente, el evangelio va llevando a la gente a la salvación, y la gente se va sometiendo a Cristo; pero a los que no reciben la salvación, entonces les viene el juicio de Dios, les viene guerra, les viene hambre, les viene la muerte, les viene el Hades; porque Dios dijo: Hijo, siéntate a mi diestra hasta que yo ponga a todos tus enemigos debajo de tus pies. Debemos entender la parte actual del programa de Dios. Ahora, el Hijo ya está sentado a la diestra del Padre, y lo que el Padre está haciendo es exponiendo públicamente a Sus enemigos y sometiéndolos a Cristo. Fíjense en lo que ha sido la historia. Cuántos se han levantado contra el cristianismo, pero cayeron; se levantaron otros, pero cayeron; se levantaron otros, pero cayeron; casi el último que se levantó hace poco fue el comunismo, pero también cayó. Dios está sometiendo a todas las naciones bajo las plantas de los pies de Cristo. Los que reciben al Señor entran en Su reino, y los que lo rechazan entran en Su juicio. Lo que se desarrolla en Apocalipsis es lo que en este versículo está resumido en una frase: “Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. Eso es lo que está haciendo Dios ahora que su Hijo está a la diestra del Padre: poniendo sus enemigos por estrado de Sus pies. Primero, nosotros mismos éramos enemigos, pero nosotros vinimos a Sus pies, por Su amor, por Su sangre; pero los que no vienen por Su sangre y por Su gracia, vendrán por Su juicio.


Salmo síntesis del Apocalipsis
Salmo 110: “2Jehová enviará desde Sion la vara de tu poder; (fíjense en que desde Jerusalén se anunció el evangelio primero y también al final todas las naciones vendrán contra Jerusalén y el juicio sobre las naciones vendrá por causa de cargarse a Jerusalén) domina en medio de tus enemigos (se le dice al Hijo). 3Tu pueblo (¡aleleuya! Seamos nosotros éste) se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder, en la hermosura de la santidad, desde el seno de la aurora (desde el comienzo) tienes tú el rocío de tu juventud  (esta es la resurrección).

4Juró Jehová y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisidec (vemos aquí al rey y sacerdote). 5El Señor está a tu diestra; quebrantará a los reyes en el día de su ira.

6Juzgará entre las naciones, las llenará de cadáveres; quebrantará las cabezas en muchas tierras. (¿Qué dice del Mesías?) 7Del arroyo beberá en el camino, por lo cual levantará la cabeza”. Todas las cabezas que se levantaron, caerán; pero aquel que se humilló como Jesús, con los pobres, la vida de los pobres, que bebió del arroyo del camino, no en copas de oro en los palacios; del arroyo del camino, a ese, Dios le levantará la cabeza, a ese le hará Señor; y a los que se hicieron grandes los humillará. Entonces, hermanos, este Salmo es la síntesis de todo el Apocalipsis, del negocio que comienza aquí en Apocalipsis 4 a ser revelado. En Apocalipsis 4 y 5 aparece la llegada del Hijo del Hombre a la diestra del Padre, a recibir el derecho de abrir el libro; o sea, el programa de Dios, y en ese programa vemos de qué manera Dios le somete todas las cosas a su Hijo.


En 1 Corintios 15:25-28 también se explica en pocas palabras lo mismo que dice el Salmo 110, que se desarrolla en Apocalipsis capítulo 4. Dice Pablo, el apóstol de los gentiles, por el Espíritu Santo, en 1 Corintios 15:25: “25Porque preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos por estrado de sus pies. 26Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte. 27Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. 28Pero luego que todas las cosas le estén sujetos, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos”. Aquí también en estos pocos versículos del 25 al 28, está resumiendo el apóstol Pablo lo que Dios está haciendo ahora. Es preciso que Él reine; ya reina, está gobernando las circunstancias del mundo, Él ya está gobernando, nada se escapa del control de Su mano. Toda potestad, dijo Él, me es dada en los cielos y en la tierra; no importa lo que nosotros estamos viendo; debemos entender que lo que está sucediendo está bajo el control de Dios; Dios está llevando al mundo a los pies de Cristo; eso es lo que está sucediendo. Qué importa cuán terribles sean las cosas que suceden, Dios sabe lo que tiene que hacer para establecer a Su Hijo; Él ya está reinando, pero ahora hay un proceso; el proceso es primero con la Iglesia; después el milenio y luego el cielo nuevo y la tierra nueva, después de echar a Satanás y a los suyos en el lago de fuego. Allá en la Nueva Jerusalén, Dios será todo en todos; es el proceso desde la ascensión; preciso es que reine. Preciso es que reine hasta la restauración de todas las cosas, como dice Pedro, para que vengan tiempos de refrigerio. Estas palabras acá se refieren también al Salmo 110. Ustedes pueden mirar otros pasajes en otros lugares; por ejemplo, al final de Marcos, al final de Lucas, que dice que el Señor subió, reinó, se sentó a la diestra del Padre, todo eso basado en el Salmo 110; lo del orden de Melquisedec se explica en la epístola a los Hebreos; pero entonces ahora sí, con este punto de vista, con esta visión general, pasemos a su desarrollo más minucioso en Apocalipsis 4.


El trono de Dios
El libro del Apocalipsis es el que completa la revelación; o sea que las cosas que se iniciaron antes en otras porciones de la Biblia, tienen su completación en Apocalipsis; pero era necesario ver por lo menos esos dos pasajes del Salmo 110 y de 1 Corintios 15, por lo menos del 25 al 28, para  que vean que eso es lo que está sucediendo, que eso es lo que se está desarrollando en estos capítulos que vamos a entrar en ellos, poco a poco, 4, 5, 6, 7, 8 que son los sellos, los cuales continúan con las trompetas. Lo primero que se revela en el cielo, es que hay autoridad. Vamos, pues, a hacer una lectura de corrido de todo el capítulo 4, aunque los detalles no sabemos hasta donde podamos verlos hoy; pero hagamos inicialmente la lectura de corrido para ver la escena celestial. Hagamos la lectura inicial y luego volvemos sobre nuestros pasos, verso por verso. Apocalipsis 4:1-11:

“1Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. 2Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. 3Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda.

 4Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas. 5Y del trono  salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios. 6Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. 7El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando. 8Y los cuatros seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaba llenos de ojos; y no cesaban día y noche  de decir: Santo, santo, santo, es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. 9Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, 10los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: 11Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas”.


Mirando este capítulo a vuelo de pájaro, a vuelo panorámico, vemos que la esfera celestial proviene de la eternidad, proviene desde Dios como el Creador. Aquí Dios es adorado por sus criaturas celestiales por Creador. En el capítulo 5 es adorado por Redentor, pero en el capítulo 4 Dios es adorado como el Creador; y aquí se nos comienza a revelar, a describir con algunos detalles todos significativos; porque no hay adornos inútiles en el cielo; incluso los hombres quieren darle sentido a los adornos y a los símbolos; todo lo que está aquí revelado, refleja cosas que se revelan de parte de Dios; no son solamente cosas que no tienen sentido; todas tienen sentido.


Una puerta abierta en el cielo
Dice aquí el 4:1: “Después de esto miré”; no está diciendo que el trono comienza cuando Juan mira, no; Juan oyó primero la Voz, y cuando él oyó la Voz como de trompeta, se volteó y vio los siete candeleros de oro y al Hijo del Hombre en medio de los candeleros; eso fue lo primero que él vio; pero luego esta misma Voz, o sea, el Hijo del Hombre que fue la voz como de trompeta que le habló al principio en la visión del Cristo glorificado del capítulo 1, dice que fue una  voz como de trompeta que le habló; y cuando él se volteó para ver la Voz que hablaba, vio los siete candeleros y al Hijo del Hombre en medio de los candeleros. Juan vio las cosas del reino de Dios como se están dando en la tierra desde que el Señor ascendió, y vio la historia de la Iglesia; pero ahora el Señor quiere mostrarle el otro lado del telón, ahora le va a mostrar lo que acontece en los cielos.

“Después de esto miré”. Hay algunos intérpretes que, con un pensamiento ya concebido, leen en este texto más de lo que está escrito. Siempre que uno tiene una idea preconcebida se la aplica al texto; pero nosotros debemos permitir que sea el texto mismo el que nos dé la idea; nunca debemos leer un texto con una idea preconcebida, sino leer el texto mismo a ver qué dice el texto; porque si no, le vamos a hacer decir al texto más de lo que dice. Algunos ven aquí en la subida de Juan, el arrebatamiento de la iglesia; pero es curioso que el arrebatamiento de la iglesia es visto aquí antes de que Cristo reciba el libro de los sellos y antes de que el caballo blanco y los demás comiencen a cabalgar; entonces ¿cómo puede representar el rapto de la iglesia? Aquí solamente es una experiencia particular de Juan; aquí no habla del arrebatamiento de la iglesia; aquí habla de algo que a Juan le sucedió: “Miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo”. No es la única vez que hay una puerta abierta en el cielo.

Cuando Jacob estaba aquí en la tierra también vio una puerta abierta en el cielo. Isaías vio una puerta abierta en el cielo y vio al Señor en un trono. Ezequiel también vio visiones de Dios, de la gloria de Dios.

Esteban, cuando estaba siendo apedreado, vio el cielo abierto; Pablo también fue arrebatado al tercer cielo, al Paraíso. El mismo Señor Jesús dijo que la Iglesia vería una puerta abierta; dijo: Natanael, de aquí en adelante verás un cielo abierto y ángeles que suben y descienden sobre el Hijo del Hombre; de modo que una apertura en el cielo no significa necesariamente el rapto; hay que ver todas las veces en que una puerta abierta aparece en la historia sagrada, la Biblia, para darnos cuenta de si se refiere al rapto o no. Yo personalmente no creo que aquí se refiera al rapto. “Y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, (la misma que lo llamó cuando vio los candeleros y al Hijo del Hombre) hablando conmigo, (es algo particular con Juan) dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas”.


Aspectos en la descripción de Dios
El Apocalipsis revela las cosas que son, las que fueron y las que han de ser después. Las que fueron, es el Cristo glorificado; las que son es lo que sucede con la iglesia, y las que serán es la culminación del programa de Dios revelado en el trono. Claro que el trono revela el proceso y la culminación; las cosas que serán se refiere a la culminación, pero claro que el Señor presenta la culminación entendida después del proceso y revela todo el proceso hasta la culminación; entonces, esa culminación es la que se resume en estas palabras “las cosas que sucederán después de estas. (cuando dice: “estas”, está contando toda la historia de la iglesia y la experiencia del trono. El  ya está viendo el trono, y después desde el trono él va a ver la administración de la economía divina, el reino de Dios desde el trono; las cosas que serán después de éstas) “2Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí (lo primero que se ve en el cielo, lo que más llama la atención, es el trono y el que está sentado en el trono; porque es que a nosotros a veces, al acercamos al Apocalipsis, nos interesan los diez cuernos de la bestia, la cola del dragón, una serie de cosas que no son las más importantes) un trono establecido en el cielo”; como dijo el Señor Jesús: hágase tu voluntad aquí en la tierra como se hace en el cielo. En el cielo se hace la voluntad de Dios; en el cielo el trono de Dios está establecido; en el cielo quien gobierna es Dios; la voluntad que se realiza en el cielo es la de Dios; entonces eso es lo primero, la parte central de toda la Biblia, en lo que culmina todo es este trono; “un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado”. Este trono es el de Dios y este sentado es Dios. Luego comienza a tratar de describir, porque lógicamente que poder conocer a plenitud requerirá de eternidad, pero él ve el aspecto, la parte que él pudo ver, pero como dijo el Señor: la vida eterna es que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado; pero aquí el primer aspecto que él vio, es que Dios se le está revelando a Juan para nosotros y se revela con un aspecto; y cada detalle de ese aspecto representa algo importante de Dios; es un aspecto, Dios es semejante a; es un lenguaje de Dios para hablar de sí mismo a nosotros. ¿Quién es Dios? ¿Cómo es Dios? Dice: “3Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina”. Primer detalle: Dios es descrito allí, no que Él sea una piedra, sino su aspecto semejante; una piedra revela los rayos de la gloria. Aquí aparece una piedra en dos sentidos: piedra semejante a jaspe y semejante a cornalina. Cuando tú haces el seguimiento en la Biblia de estas piedras, tú ves que tanto el jaspe como el sardio simbolizan a Dios como el primero y el último.

En el original griego lo que aquí se traduce cornalina es sardio, no sardónica, que es otra piedra, sino sardio; en el griego dice jaspe (iaspidi), y sardio; algunas traducciones hablan de sardio; en otros pasajes aparece la palabra sardio; aquí el traductor puso cornalina; la palabra exacta es sardio. ¿Por qué es importante tener en cuenta la palabra exacta? Porque las piedras aparecen con significado espiritual en la Biblia. Por ejemplo, en el pectoral aparecía el jaspe y aparece el sardio y aparecían otras piedras también, el ónice, etc.; esas piedras aparecían representando las tribus de Israel; y es curioso que cuando tú vas al hebreo te das cuenta de que la primera piedra y la última piedra eran justamente, jaspe y sardio; o sea que es como si Dios estuviera diciendo: yo soy el Primero y yo soy el Último; yo soy el Principio y yo soy el Fin; yo soy el Alfa y yo soy la Omega; todo es de mí, por mí y para mí; eso está revelado en el jaspe. Algunos dicen que el jaspe no es lo que hoy le llaman jaspe; que algunos nombres de las piedras modernamente han cambiado de nombre, y que cuando tú estudias las piedras modernas, el jaspe parece una piedra que no es cristalina, no es transparente; que en cambio a lo que antiguamente se llamaba jaspe, es a lo que hoy algunos piensan que se le llama diamante; que era verde, que era una piedra de las más preciosas que refleja el color verde que es el color de la vida; y el sardio es una piedra que refleja el color rojo, el color de la redención; o sea que aquí Dios se está revelando como el Creador y el Redentor, como una piedra; es decir, como algo sólido; cuando hay algo sólido que se quiere revelar se escoge una piedra preciosa que ha pasado las peores presiones y mantiene la mejor belleza. Jaspe y cornalina; realmente pudiera ser como decir hoy: diamante y rubí; pero la palabra original de esa piedra es jaspe; entonces vamos a decirle jaspe a la que en la Biblia se le llama jaspe y sardio, en vez de cornalina o rubí. Entonces esas piedras aparecieron ya en primer y último lugar entre el pueblo de Israel; ya aparecieron representando al primero y al último, la vida, la redención, la creación, la salvación, lo que Dios es. Para hablar de sí mismo Él se presenta como esa piedra; ese era un aspecto; en aspecto semejante a, es un símbolo que está utilizando Dios para explicar algo acerca de sí mismo. ¡Qué cosa interesante estas piedras! Jaspe y sardio; aparece allí Dios hablando del Primero, del Último, del Principio, del Fin. ¡Amén! del Alfa, de la Omega, del Creador, del Salvador, del que es el Rey y Dueño de todo. Todo es de Él, por Él y para Él.


El arco iris y el carácter de Dios
Lo segundo que se revela en este trono es algo preciosísimo, más importante que todas las otras cosas: “Y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda”. El trono tenía un arco iris alrededor. La primera vez que aparece el arco iris es en el libro del Génesis, después del diluvio, y aparece como una señal de que Dios no destruirá la tierra otra vez con un diluvio de agua; por eso es que después se destruirá con fuego, no con agua. El arco iris refleja el pacto de Dios, refleja la fidelidad de Dios. Dios es el primero, Dios es el último. Uno diría: Bueno, cierto, Dios creó todo y todo es para Dios; qué tal que Dios fuera malo, qué tal que Dios creara a las criaturas para jugar con ellas y hacer de ellas cualquier cosa; pero aquí Dios revela algo más, revela Su carácter, revela Su fidelidad.

“Un arco iris alrededor del trono”. Cuando los hombres vemos el arco iris nos acordamos de ese carácter fiel de Dios. Dios es un Dios que hace pacto, Dios es un Dios que entra en contacto, en comunicación con sus criaturas y le es fiel a sus criaturas; Dios no es alguien arbitrario que nos va a sorprender con una cuestión, que vamos a ser engañados por un Dios arbitrario que nos hizo unos muñecos de trapo, que nos tira para arriba y para abajo, no; Dios no es así; Dios es un Dios que es fiel a sus criaturas; es un Dios que hace promesas y cumple esas promesas; es un Dios bondadoso. Cuando nosotros vemos el arco iris nos acordamos de que Dios lo puso para mostrar Su amor, Su misericordia, Su fidelidad; es un Dios que hace pactos; o sea, es un Dios al que le gusta ser fiel; es un Dios que es leal; entonces Él no sólo es el poderoso; el poderoso nos habla de su soberanía, pero el arco iris nos habla de su carácter. A veces, cuando en la teología se considera la soberanía de Dios, si no se considera junto con el carácter de Dios, puede presentarse una imagen de un Dios arbitrario; a veces se toman unos versículos de la Biblia que hablan de la soberanía, pero se dejan de lado otros versículos que hablan de su carácter, y de su manera de relacionarse soberanamente con sus criaturas en pacto, en alianza, dejando lugar a sus criaturas y responsabilidad a sus criaturas. Claro que Él es soberano; Él habría podido crear una criatura para hacerla sufrir simplemente, pero ese no es su carácter; si alguien sufre es por su propio pecado; es la justicia de Dios la que hace que el pecado se vuelva sufrimiento para detenerlo, para pararlo, para decirle: hasta aquí, ¡basta!


La predestinación
¿Qué ha sucedido en la teología? Por ejemplo, la predestinación. En la Edad Media Gotescaldo había hablado de la predestinación y lo encerraron en un monasterio para que no hablara más; en la época de la Reforma Juan Calvino enseñó otra vez el tema de la predestinación; la gente se perturbaba con este tema de la predestinación porque algunos imaginan la predestinación en un sentido que ha sido llamado después “hipercalvinista” o “supralapsario”, que voy a explicarles lo que eso quiere decir. Cuando murió Calvino, en la Facultad de Ginebra, que era donde él tenía la cátedra de teología, le sucedió Teodoro Beza. Teodoro Beza, que era un discípulo de Calvino, llevó el tema de la predestinación que había vuelto a traer Calvino a poner sobre la mesa. Pablo fue el que lo trató en la Biblia; lo trató después Agustín de Hipona, lo trató Gotescaldo y después lo trató Calvino; pero entonces Teodoro Beza llevó a un extremo el asunto de la predestinación. Dentro de las doctrinas de la predestinación hay una que se llama “supralapsaria” y otra que se llama la “infralapsaria”. Voy a explicar estos dos términos porque este arco iris le da la razón a los infralapsarios y no a los supralapsarios.

Dentro de la teología de la predestinación, ¿qué quiere decir los supralapsarios o los infralapsarios? ¿De dónde viene esa palabra supra, infralapsario? Viene de la palabra “lapso”; un lapso es una caída; “supralapsario”, quiere decir, antes de la caída; “infralapsario” quiere decir, después o debajo de la caída del hombre. Los supralapsarios, o llamados hipercalvinistas, dicen que antes de la caída, Dios planeó o predestinó la caída para que se condenaran algunas criaturas; o sea, algunas criaturas fueron predestinadas para caer y perecer; esa es la manera como Teodoro Beza presentaba la predestinación; o sea que él presentaba una predestinación supralapsaria, por encima de la caída. La caída fue planeada por Dios para que algunas criaturas se perdieran; eso es la teoría de la predestinación de Teodoro Beza. Contra ella, no contra Calvino, contra Teodoro Beza y su hipercalvinismo reaccionó Arminio. En Holanda, una ciudad Ámsterdam y otra ciudad Rótterdam, unos eran calvinistas y otros eran arminianos. Arminio reaccionó contra el hipercalvinismo supralapsario de Teodoro Beza; entonces por eso surgió el combate entre los calvinistas y los arminianos; pero realmente no eran calvinistas, eran teodorobezistas; entonces, en la ciudad de Dort (o Dordrecht) en Holanda se hizo como especie de un concilio para tratar ese tema; pero resulta que los hipercalvinistas, antes de que vinieran los arminianos, ellos ya en su concilio establecieron cinco puntos del hipercalvinismo que son: 1) la condición depravada del hombre, 2) la elección incondicional, 3) la expiación limitada, 4) el llamamiento eficaz del Espíritu Santo o la gracia irresistible, 5) la perseverancia de los santos. En esos puntos ellos expresaban la predestinación supralapsaria; entonces antes de que llegaran los arminianos, ellos firmaron los cánones hipercalvinistas de Dort; y los otros protestaron y se llamaron los remostrantes, donde no rechazaban la predestinación, pero sí la interpretación de la predestinación como la presentaba Teodoro Beza y los cánones de Dort. Hasta hoy esas cosas se discuten.


Ahora, ¿por qué toqué esos asuntos aquí? Porque estamos viendo el trono de Dios, el Dios que es Señor, el Dios que es el principio y el fin de las criaturas; si vemos solamente su soberanía, no estamos viendo un error porque su soberanía es verdad; Él es soberano, todo es de Él, por Él y para Él, y Él hace las cosas que Él quiere; pero Él no sólo ha revelado que Él es soberano; Él también ha revelado su carácter; Él en su soberanía es justo, Él en su soberanía es misericordioso, Él en su soberanía es leal con sus criaturas, Él en su soberanía le otorga responsabilidad a sus criaturas, Él en su soberanía permite que sus criaturas tomen decisiones y se hagan responsables por ellas; Dios no los obliga a ir al juicio sin primero darle la responsabilidad de escoger ese juicio. Entonces, ese carácter de Dios donde se ve la fidelidad de Dios, donde se ve la lealtad de Dios, donde se ve la relación justa, misericordiosa, llena de gracia y lealtad que Dios tiene con sus criaturas, eso es el carácter de Dios, que equilibra su soberanía. No negamos que Dios es soberano, pero su soberanía es ejercida según el carácter misericordioso, justo, bueno. Dios es soberano, tiene derecho a todo, pero Él no se ha revelado como arbitrario, Él no es arbitrario en su carácter; es soberano, pero no arbitrario. Es soberano pero es leal, es soberano pero es fiel; es soberano pero es misericordioso; es soberano pero es justo; es soberano pero en relación con sus criaturas, no se queda por allí arriba, el soberano, sino que Él quiso tener criaturas, tener relación con las criaturas, amar esas criaturas, hacerse uno con esas criaturas, darle Su vida y que ellas lo vivan a Él. Eso es lo que revela este arco iris aquí alrededor; no es una cosa pequeña lo que revela este arco iris. El aspecto de la piedra de jaspe y de sardio refleja su soberanía. Todo es de Él, por Él y para Él; Él es el primero y el último; Él es el que tiene derecho de dar la última palabra y todas las cosas son para Él; y aun se sufre, se sufre para Él; y si hay infierno, lo hay para que su gloria, su justicia y su santidad sean vindicadas; pero junto con su soberanía existe su carácter, y por eso alrededor del trono hay un arco iris; y ¿qué habla el arco iris de Dios? Habla precisamente de su carácter.

Todas las criaturas del cielo y de la tierra que veamos el arco iris alrededor del trono de Dios, vemos que Él puso el arco iris para hablar de su fidelidad y de su lealtad; entonces cuando vemos el arco iris nos damos cuenta de que Dios tiene un carácter bondadoso, misericordioso, justo, leal, fiel y verdadero; de eso nos habla este arco iris precioso; no es solamente un adorno luminotécnico, no, es algo precioso. “Había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda”. También la esmeralda; aquí en Colombia tenemos muchas; es una piedra preciosa también verde; el color verde es el color de la vida, es el color de las plantas, es el color de la energía del sol siendo preparada para uso nuestro; la clorofila, que es la que le da el color verde a las plantas, cumple esa función; absorbe la energía del sol y la transforma para que se convierta en energía útil para nosotros. Entonces el aspecto del arco como esmeralda, eso quiere decir que Dios se dispensa a nosotros; es la energía que nos da vida a nosotros.


Una aclaración textual
“4Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas”. Aquí aparece un concejo, o una especie de concilio celestial. Aquí aparecen veinticuatro criaturas. Voy a hacer una aclaración en el capítulo 5 que después veremos, pero es necesario hacer esa aclaración ahora, porque esta traducción que estamos usando, Reina-Valera, tiene un error en este punto y por causa de ese error de traducción se ha atribuido la interpretación de los veinticuatro ancianos a personas humanas; algunos dicen que son los doce apóstoles, y los doce hijos de Israel, pero eso no es correcto.  Vamos a hacer la corrección en esta traducción; en el capítulo 5:8-10 en esta traducción, así: “8Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; 9y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre los (aquí dice “nos”, como si ellos estuviesen incluidos en la redención de la sangre de Cristo. Cuanto tú vas al griego, allí aparece la partícula autou o sea, “les”, “los”, a ellos, no a nosotros) has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 10y los (no “nos”) has hecho para nuestro Dios reino y sacerdotes, y reinarán (no dice “reinaremos) sobre la tierra”. Estas criaturas celestiales están hablando acerca de los redimidos; esta traducción Reina Valera no es exacta; el griego dice: los has redimido, los has hecho reino y sacerdotes, y reinarán sobre la tierra. Cualquier hermano tiene acceso allá en la biblioteca para ver los originales en el griego y ver varias ediciones de varios escritos, de distintas fuentes, y ver exactamente que esto que les estoy diciendo es verdad; pero ya les dije al inicio de este estudio de Apocalipsis que Erasmo tenía sólo un manuscrito tardío del Apocalipsis cuando él hizo su edición del Nuevo Testamento griego, incluso incompleto, y era un texto de Apocalipsis tardío de la alta edad media, ya prácticamente el renacimiento, y ese fue el que después usó, el Textus Receptus que fue el que usó Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera en su traducción y en su revisión. Por eso aparece aquí esa traducción como una traducción teológica; el traductor tenía una idea y puso su idea en la traducción, no fue fiel al texto; pero comparando todos los textos anteriores y más antiguos, y muchas versiones actuales que se basan en los textos antiguos, ustedes van a ver que se refiere “los ha redimido, los ha hecho reino y sacerdotes, reinarán sobre la tierra”. Esto era necesario aclararlo para poder interpretar aquí a estos veinticuatro ancianos. Estos veinticuatro ancianos no son los apóstoles; uno de los veinticuatro ancianos le dijo a Juan: ¿no sabes quiénes son éstos? Si Juan fuera uno de los ancianos, si fueran los apóstoles, ¿cómo estaría uno de ellos preguntándole a Juan y Juan hablando en un nivel más bajo que ellos?

 Si uno de los veinticuatro ancianos le pregunta a Juan, Juan está mostrándose en un círculo diferente al de los veinticuatro ancianos; por eso estos veinticuatro ancianos no son terrenales.


Tronos al rededor del Trono
En Colosenses capítulo 1 miremos un pasaje que nos ayudará. Colosenses 1:16: “Porque en él (en Cristo) fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, (noten: entre las cosas del mundo invisible él menciona varias aquí: tronos) sean dominios, sean principados, sean potestades, todo fue creado por medio de él y para él”. Vemos que aquí entre los seres celestiales que tienen autoridad delegada de Dios para gobernar en el universo desde el mundo invisible, aparecen en primer lugar tronos; y luego dice dominios, y luego dice principados y luego dice potestades. Dentro de la lista de tronos, dominios, principados y potestades, el contexto de este verso muestra que estos tronos son tronos celestiales, son tronos que hay en los cielos de criaturas celestiales; esas criaturas celestiales son los veinticuatro ancianos que están en veinticuatro tronos; esos veinticuatro tronos alrededor del trono de Dios, son estos tronos de Colosenses 1:16; claro que después en el reino venidero los tronos serán para los redimidos. Los ancianos se quitan las coronas y las ponen a los pies del Señor; y el Señor después pone tronos y sienta en los tronos a los vencedores; pero antes de que haya vencedores, hay esos 24 tronos; porque Dios no sujetó el siglo venidero a los ángeles, sino a la simiente de Abraham; es decir, a los creyentes en Cristo; esa es la verdadera simiente de Abraham; para ellos son los tronos del siglo venidero; los tronos del milenio son para los creyentes. Dentro de los seres celestiales, que los hay de muchas categorías, hay ángeles, hay arcángeles, hay querubines de dos alas, seres vivientes querubines de cuatro alas, serafines de seis alas, y hay también veinticuatro tronos; estos veinticuatro tronos reflejan un sacerdocio angélico; o sea que hay sacerdotes de entre los hombres, pero Dios también tiene sacerdotes de entre los ángeles. Por eso el número veinticuatro aparece reflejado en el sacerdocio terrenal, porque las cosas celestiales se reflejan en las naturales; por ejemplo,  ustedes ven cómo le dijo Dios a Moisés: Moisés, haz el tabernáculo conforme al modelo que te fue mostrado en el monte. En el monte le fue mostrada la realidad, él vio aquel embaldosado, vio la gloria de Dios, él no vio un símbolo, él vio la realidad, pero él hizo un modelo en la tierra. ¿Qué había? Había un arca representando al trono, había unos querubines, había un candelero con siete lámparas representando los siete espíritus; había un mar de bronce representando el mar de cristal; o sea, Moisés hizo algunas cositas como modelo de aquellas cosas allá; pero aquí había un sacerdocio y ustedes lo van a ver; y lo curioso es que aparecen los dos en el capítulo 24 de Isaías, y en el capítulo 24 de 1 Crónicas; habla de estos ancianos y de estos veinticuatro turnos sacerdotales.

Testigos de los juicios de Dios
En Isaías 24 ustedes van a ver que allí se nos habla de unos ancianos celestiales. Vamos a leer rápido todo el capítulo 24 para ver el contexto en que aparecen estos ancianos: “1He aquí que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores. 2Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su amo; como a la criada, a su ama; como al que compra, al que vende; como al que presta; al que toma prestado; como al que da a logro, así al que lo recibe. 3La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; (es en este capítulo que habla del terremoto mundial) porque Jehová ha pronunciado esta palabra. 4Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra. 5Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. 6Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres. 7Se perdió el vino, enfermó la vid, gimieron todos los que eran alegres de corazón. 8Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del arpa. 9No beberán vino con cantar; la sidra les será amarga a los que la bebieren. 10Quebrantada está la ciudad por la vanidad; toda casa se ha cerrado, (miren, parecen campos de concentración ahora) para que no entre nadie. 11Hay clamores por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría de la tierra. 12La ciudad quedó desolada, y con ruina fue derribada la puerta. 13Porque así será en medio de la tierra, en medio de los pueblos, como olivo sacudido, como rebuscos después de la vendimia. 14Estos alzarán su voz, (los rebuscos, los que quedan) cantarán gozosos por la grandeza de Jehová; desde el mar darán voces (este es el remanente que sobrevive al juicio). 15Glorificad por esto a Jehová en los valles; en las orillas del mar sea nombrado Jehová Dios de Israel. 16De lo postrero de la tierra oímos cánticos: Gloria al justo (este es el Mesías). Y yo dije: ¡Mi desdicha, mi desdicha, ay de mí! Prevaricadores han prevaricado, y han prevaricado con prevaricación de desleales. 17Terror, foso y red (cuídense de esa red) sobre ti, oh morador de la tierra. 18Y acontecerá que el que huyere de la voz del terror caerá en el foso; y el que saliere de en medio del foso será preso en la red; porque de lo alto se abrirán (windows) ventanas, y temblarán los cimientos de la tierra (oigan, “temblarán los cimientos de la tierra). 19Será quebrantada del todo la tierra, enteramente desmenuzada será la tierra, en gran manera será la tierra conmovida (no está hablando de un terremotito aquí y otro allá). 20Temblará la tierra como un ebrio y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado y caerá, y nunca más se levantará. (Oigan aquí:) 21Acontecerá en aquel día, que Jehová castigará al ejército de los cielos en lo alto, (la caída de Satanás y sus ejércitos a la tierra) y a los reyes de la tierra sobre la tierra (eso es puro juicio de tribulación). 22Y serán amontonados como se amontona a los encarcelados en mazmorra, (ahí está, atados en prisión mil años) y en prisión quedarán encerrados, y serán castigados después de muchos días. 23La luna se avergonzará, y el sol se confundirá, cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos, sea glorioso”. Esta profecía está mostrando que Dios hará juicio, pero que ese juicio que Dios hará y que comienza a revelarse desde Apocalipsis 4 en adelante, hay unos que están viendo eso, que son ancianos. “Delante de sus ancianos, sea glorioso”. Aquí el Espíritu de Dios revela que Dios tiene unos ancianos delante de los cuales Él ejerce juicio.

Por favor, vengan conmigo a Mateo 5. Vamos al Sermón del Monte. Ustedes van a ver allí lo que dice el verso 22: “Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego”. Vemos aquí que se habla de un concilio en el juicio a los hermanos, porque aquí está hablando del hermano que le diga a su hermano tal cosa; habla de un concilio, amén. Ahora, Isaías habla de unos ancianos ante los cuales el Señor será glorioso, y aquí aparece en Colosenses que hay tronos celestes; y esos tronos son veinticuatro; entonces fíjense en que los veinticuatro ancianos aparecen en Isaías 24.


Ejerciendo función sacerdotal
Ahora los veinticuatro turnos sacerdotales aparecen en 1 Crónicas 24 también. Ustedes van a ver allí cómo por revelación divina se establecieron veinticuatro turnos, veinticuatro clases; por eso Abías era la octava clase; Zacarías era de la clase de Abías, o sea, el octavo turno; cada mes tenía treinta días, pero cada clase tenía quince días, porque eran veinticuatro turnos sacerdotales. En el capítulo 24 dice desde el 1: “1También los hijos de Aarón fueron distribuidos en grupos. Los hijos de Aarón: Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. 2Mas como Nadab y Abiú murieron antes que su padre, y no tuvieron hijos, Eleazar e Itamar ejercieron el sacerdocio. 3Y David, con Sadoc de los hijos de Eleazar, y Ahimelec de los hijos de Itamar, los repartió por sus turnos en el ministerio. 4Y de los hijos de Eleazar había más varones principales que de los hijos de Itamar; y los repartieron así: De los hijos de Eleazar, dieciséis cabezas de casas paternas; y de los hijos de Itamar, por sus casas paternas, ocho”. O sea 16+8 , veinticuatro turnos sacerdotales. “5Los repartieron, pues, por suerte los unos con los otros; porque de los hijos de Eleazar y de los hijos de Itamar hubo príncipes del santuario, y príncipes de la casa de Dios”.

Entonces desde el verso 7 habla de la primera suerte, la segunda, la tercera; continúa hablando de las suertes hasta que llega allí al versículo 18 y dice: “18La vigésimacuarta a Maazías. 19Estos fueron distribuidos para su ministerio, para que entrasen en la casa de Jehová, según les fue ordenado por Aarón su padre, de la manera que le había mandado Jehová el Dios de Israel. 20Y de los hijos de Leví”.

Suceden también las mismas cosas; ellos también son distribuidos para trabajar bajo el orden de estos sacerdotes. Entonces, ustedes ven que esta distribución fue por veinticuatro turnos; o sea que lo que se da en la tierra refleja lo que se da en los cielos; las cosas que se ven son hechas de las que no se veían; las cosas naturales reflejan las cosas espirituales. Vemos que hay un sacerdocio terrenal distribuido en 24 turnos, pero vemos que hay un sacerdocio del mundo angelical.

 Se llaman ancianos, porque digamos que son los más antiguos, los más sabios de entre las criaturas celestiales que forman un concejo que está cerca del trono de Dios, veinticuatro tronos. Dios delega concejo a estos veinticuatro ancianos, y estos veinticuatro ancianos tienen autoridad, estos veinticuatro ancianos adoran a Dios, estos veinticuatro ancianos presentan copas de oro llenas de incienso; ese es el trabajo sacerdotal. Si tú tomas todos los versículos donde habla de las funciones, los hechos de esos veinticuatro ancianos, te vas a dar cuenta de que esos veinticuatro ancianos ejercen servicio sacerdotal; ellos son los que oran; ellos son los que presentan las copas de oro con las oraciones de los santos; o sea que los ángeles suben esas oraciones, como aparece el Señor Jesús diciendo que suben y bajan los ángeles en las oraciones; así como aparecen en Apocalipsis 8; dice que las oraciones de los santos son el incienso y que los ángeles suben ese incienso; pero ellos lo presentan a los veinticuatro ancianos. Pueden ver la descripción en Apocalipsis 5:8, donde pueden ver que las funciones de estos 24 ancianos en tronos celestiales son funciones sacerdotales.


“8Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, (están adorando a Dios; así como aquellos sacerdotes y levitas adoraban a Dios en la tierra, éstos lo hacen en el cielo; aquí abajo era Jedutún, era Asaf, eran los hijos de Coré; arriba estos veinticuatro ancianos) y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos”. Los que tenían esas copas de incienso, los que mecen el incensario, ejercían una función sacerdotal. ¿Quién era el que en la tierra presentaba el incensario? ¿No era el sacerdote? Cada uno de los 24 turnos sacerdotales eran los que presentaban el incienso del incensario allí en el altar de oro en el Lugar Santo y en el Santísimo; el sacerdote presentaba ese incienso en el Lugar Santísimo. ¿Quién mecía el incensario? El sacerdote; y ahora vemos a estos 24 ancianos ejerciendo una función sacerdotal, ofreciendo el incensario. El incensario que ofrecían los sacerdotes de Israel era físico, y este incensario es espiritual, con oraciones de los santos que son presentadas por esos 24 ancianos a Dios. Seguramente Dios conversa con estos 24 ancianos y estos 24 ancianos conversan con Dios y le presentan las oraciones de los santos. Los ángeles las llevan al cielo, pero llegan a las manos de estos 24 ancianos y éstos son los que lo presentan, y también ellos son los que proclaman la redención de Dios a los redimidos y por eso dice: “9Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre los has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; 10y los has hecho para nuestro Dios, reino y sacerdotes, y reinarán sobre la tierra”.


Más adelante, en el verso 14, dice: “Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos”. Son sacerdotes celestiales, son los ancianos ante los cuales el Señor se hará glorioso en su juicio. No son los apóstoles, no son los hijos de Israel, no, porque los mismos hijos de Israel, algunos pecaron, sus nombres están en las puertas de la Ciudad; hay un ángel a la entrada de cada una de ellas, son solamente doce; los apóstoles tampoco son, porque el mismo Juan no se coloca en ese mismo plano; son ancianos celestiales, sacerdotes; los veinticuatro turnos sacerdotales están representados aquí por estos veinticuatro tronos, los veinticuatro ancianos que están con coronas de oro en sus cabezas. Terminemos allí porque hoy el tiempo ya no nos da para entrar con el resto de detalles. Apocalipsis 4:4: “Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas”. Estas son criaturas puras, son criaturas santas, ancianos celestiales que representan la mayor sabiduría entre las criaturas celestiales, entre las que son los más sabios, los más cercanos, “con coronas de oro en sus cabezas”. Esto representa que ellos son criaturas que reinan. En el siglo venidero, Dios no sujetó a los ángeles el mundo venidero. ¿Qué quiere decir eso? Que el mundo anterior al venidero sí fue sujetado a los ángeles; por eso los ángeles reinan sobre diferentes aspectos del mundo creado por Dios; tanto en el mundo invisible como en el visible, como tienen ingerencia en el mundo visible; inclusive se habla en Apocalipsis del ángel de las aguas, del ángel del fuego, del ángel que estaba en el sol, de cuatro ángeles que tienen poder sobre los vientos de la tierra. Dios le concede a esos ángeles tener autoridad sobre elementos de la creación y también tienen funciones allá en el mundo invisible, en el mundo espiritual; pero de todos ellos los que aparecen como ancianos son veinticuatro; sin embargo, después veremos esto; hay cuatro seres vivientes que están más cerca del trono, que son los que dirigen la adoración de estos veinticuatro, porque cuando los cuatro seres vivientes dan honra y gloria, los veinticuatro ancianos se postran y adoran a Dios. Entonces vamos a terminar por hoy y vamos a dar gracias al Señor. ☐

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