lunes, 3 de enero de 2011

LA MUJER Y EL DRAGÓN

LA MUJER Y EL DRAGÓN



“1Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas. 3También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas”. Apocalipsis 12:1,3.

Segunda parte de la profecía
 Vamos a abrir el capítulo 12 del libro del Apocalipsis. A partir de este capítulo proveniente de la séptima trompeta, podríamos decir que pasamos a la segunda parte de la profecía del Apocalipsis. La primera parte va desde el capítulo 1 al 11, pero como el Ángel del Pacto en el capítulo 10 con el librito abierto que le hizo comer al apóstol Juan, le dijo que era necesario que profetizara otra vez, entonces esa segunda profecía, esa otra vez de la profecía corresponde a la segunda mitad del libro del Apocalipsis. Significa que a partir de este capítulo 12 estamos volviendo a ver la profecía. La primera profecía fue de los capítulos 1 al 11; y ahora, cuando vuelve a profetizar otra vez, retoma de nuevo asuntos que ya fueron tratados en la primera parte, y como es lógico en Apocalipsis, también asuntos que han sido tomados en toda la Biblia, y los desarrolla con más detalle; cosas que en la primera parte fueron introducidas, mencionadas, tienen que tener un desarrollo más detenido en la segunda parte. Era necesario profetizar otra vez. Ahora comenzamos, como se van a dar cuenta, en la otra profecía. Ahora empieza a hablar de señales: una señal en los cielos; ya en esta segunda parte sí habla de señales; en la primera parte habló de las siete estrellas, de los siete candeleros, de los siete sellos y de las siete trompetas; y ahora empieza aquí la segunda parte hablando de señales. Entonces voy a leer primeramente todo el capítulo 12 con el objetivo de hacer una revisión de la traducción Reina-Valera del 60 que estamos leyendo a la luz de los manuscritos más antiguos; o sea, en el idioma original, para que podamos hacer después la exégesis con base en los textos más exactos.

Consideraciones de crítica textual
Entonces, por favor, los que puedan seguir en sus Biblias, vamos a leer Apocalipsis 12:1-18. Les parecerá extraño que diga 18, pero es realmente 18, pues la primera parte del 13:1 es realmente el 18, donde termina la profecía del capítulo 12. Cuando lleguemos ahí les voy a explicar. “1Apareció en el cielo una gran señal: una mujer vestida del sol, con la luna debajo  de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas”. Realmente dice: “Y una gran señal había en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas”. Comienza como normalmente comienza Juan muchos versículos, con la palabra: “kai”, “Y”. “2Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento. 3También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; 4y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese. 5Y ella dio a luz un hijo varón, que pastoreará (el verbo es: poimenoi, “pastorear”, no es regir, sino pastorear) con vara de hierro a todas las naciones; y su hijo fue arrebatado para Dios y para su trono. 6Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días.

7Y (la palabra que aquí se traduce “después”, es la misma palabra “kai”, la palabra “y” o “entonces”; es muy importante traducirla más exacto para que lo cronológico no se distorsione; no dice: “después”, sino “Y”) hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; 8pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 9Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él”.


“10Y (o “entonces”, se puede traducir igual: “kai”) oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche. 11Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas hasta la muerte”. Fíjense en la variación en el verso 12: “12Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos.

¡Ay de los  de la tierra y del mar!” Esa palabra “los moradores”, es una frase agregada por algún escriba en algunos pocos manuscritos tardíos; no aparece en los manuscritos más antiguos, ni en muchos manuscritos; es tardío, es agregado: “los moradores”; realmente el texto dice: “12Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos.

¡Ay de los de la tierra y del mar! Porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo. 13Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. 14Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo. 15Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río. 16Pero la tierra ayudó a la mujer, pues la tierra abrió su boca y tragó el río que el dragón había echado de su boca. 17Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús”. (Algunos pocos y tardíos manuscritos le añaden “Jesucristo”, pero lo manuscritos más antiguos dicen simplemente “el testimonio de Jesús”.


Verso 18: “Y se paró sobre la arena del mar”. El verso 18 se refiere al dragón: “Y se paró sobre la arena del mar”. Los manuscritos mayores y más antiguos, dicen: “Y se paró”, refiriéndose al dragón, “Y se paró sobre la arena del mar”; o sea, él está a punto de hacer el movimiento que va a aparecer en el capítulo 13. Es el dragón el que le da poder a la bestia, como aparece en el capítulo13; es él el que se para sobre la arena del mar, y ahí termina el capítulo 12, en el  verso 18. Así lo he revisado en el griego. Ustedes lo pueden comprobar por ustedes mismos.


La primera señal: la mujer encinta
Volvamos entonces, hermanos, hacia atrás. Vamos a detenernos por ahora primeramente en la primera señal; aquí aparece la señal de una mujer, e inmediatamente junto con ella la señal de un dragón, y esa mujer en angustia del alumbramiento para dar a luz un hijo varón, y esa guerra que después continúa hasta su culminación.

Cuando vimos la hermenéutica del Apocalipsis en el inicio de esta serie, decíamos que en el Apocalipsis están las terminales de toda la Biblia, que la Biblia sin el Apocalipsis sería un libro sin conclusión; la conclusión de toda la Biblia está en el Apocalipsis; y si tú tomas algo del Apocalipsis, inmediatamente eso está relacionado con toda la Biblia en lo anterior; de manera que para poder entender Apocalipsis, necesitamos entender la Biblia, porque las figuras que aparecen en Apocalipsis fueron introducidas a lo largo de toda la Biblia; de manera que no podemos hacer la interpretación de un verso sin acudir a la misma Biblia, que es la que se interpreta por sí misma. Como dice un dicho: La Biblia se interpreta sola. Si aquí dice: mujer, si allí dice: “dragón”, si dice: “hijo varón”, etc., en otra parte ya dio el sentido original; así que no podemos interpretar Apocalipsis sino con el resto de la Biblia.


Lo que aparece aquí en el capítulo 12, ese conflicto entre la mujer y su simiente, y el dragón y sus ángeles, ya había sido profetizado por Dios en el libro del Génesis. El Génesis es el libro donde están los orígenes; y hay una primera profecía bíblica que profetizó una constante enemistad entre la mujer y su simiente, y la serpiente. Eso que se inició en el Génesis, tiene su culminación en Apocalipsis, pero la culminación en Apocalipsis es según lo que se profetizó en Génesis; de manera que para poder interpretar bien Apocalipsis 12, tenemos que ver los términos claros de la profecía en Génesis 3:15.


Enlace entre Génesis y Apocalipsis
Para entender mejor estas figuras, vamos entonces a Génesis 3:15. Esta palabra del Señor es una profecía. Dios le habló a Adán, le habló a la mujer y le habló a la serpiente; y miren lo que Dios le habló a la serpiente; la serpiente lo sabe desde el principio; y por eso cuando Satanás cae en Apocalipsis 12, él sabe que tiene poco tiempo.

Leámoslo desde el 14, para poder, con la ayuda de Génesis, interpretar Apocalipsis 12: “Y [Yahveh Elohim] Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, (porque engañó a Eva) maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida”.

¡Cómo se engordó esta serpiente comiendo polvo!, alimentándose de nuestra carne; y llegó a engordarse tanto que llegó a parecer como un dragón con siete cabezas y diez cuernos; se engordó bastante comiendo polvo. El verso 15 es un verso muy clave: “15Y pondré (es Dios el que dice esto) enemistad entre ti...”; esa es la serpiente que aparece en el capítulo 12 de Apocalipsis, llamada la serpiente antigua; porque es la de Génesis que se llama diablo y Satanás, el acusador de los hermanos, el gran dragón; es el mismo personaje. Aquí en Génesis se le dice simplemente la serpiente; Apocalipsis dice que es esa misma serpiente, pero le añade los otros nombres. Dice Dios:

“15Y pondré enemistad entre ti (la serpiente, que es el diablo, que es Satanás, que es el dragón) y la mujer, y entre tu simiente (la descendencia de la serpiente; por eso Jesús les dijo: hijos del diablo, que queréis hacer la voluntad de vuestro padre el diablo) y la simiente suya; (la simiente de la mujer, que equivale al hijo varón que nace de la mujer de Apocalipsis 12) ésta (la simiente de la mujer, o sea el hijo varón) te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”.


Las dos simientes enfrentadas
Vemos que desde el principio de la Biblia Dios mostró que había dos corrientes sobre la tierra; la línea de Dios, que aquí se le llama “la mujer”, y la línea de la serpiente o del dragón. La simiente de la mujer venciendo al dragón, aplastando su cabeza, y enemistad entre el dragón y la mujer y entre la simiente de la mujer y la simiente de la serpiente. Toda la historia de la humanidad ha consistido de esta enemistad. Dios está llevando adelante su propósito a través de la mujer; y Satanás, el diablo, está llevando su propósito a través de su propia descendencia, o sea de los que están con él y los que le siguen a él. Eso es lo que aparece otra vez en Apocalipsis 12; no podemos tener Apocalipsis 12 sin Génesis 3. Aquí en Apocalipsis 12 vuelve a aparecer esa mujer y vuelve a aparecer esa serpiente. Y una gran señal hay o hubo en el cielo, una mujer; aquí está la mujer, la de Génesis 3; luego da algunos detalles, vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas.

“2Y estando encinta, (aquí está la simiente de la mujer) clamaba con dolores de parto, en la angustia de alumbramiento”. Esa es una señal.


La segunda señal: el dragón
“3También apareció otra señal en el cielo: (ahora esta es la serpiente) he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas; 4y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra”. Vemos aquí a este dragón con todas esas descripciones tan tremendas; es la misma serpiente, como ustedes ven que se la llama en el verso 9: “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás”. Luego cuando dice en el verso 14: “Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente...”, ustedes se dan cuenta de que esta serpiente es el mismo dragón con cabezas, diademas y cola; y cuando en el verso 15 dice: “Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer”, ustedes ven que el conflicto, la enemistad, es de la mujer y la serpiente. Todo este capítulo presenta esa enemistad.

La esposa del Señor
Vamos a detenernos primeramente un poquito en la mujer. Estos dos versículo 1 y 2, son solamente dos versículos; pero como dice el dicho que una imagen habla más que muchas palabras, aquí el Señor con esta señal que le mostró a Juan, está hablando muchísimo. Una señal es un símbolo con un mensaje; Dios da un mensaje a través de esta primera señal en el cielo: Una mujer. Detengámonos primero en la expresión: Una mujer; toda la Biblia muestra el principio del matrimonio de Dios con su pueblo, de Cristo con su Iglesia, desde el Génesis, desde Adán y Eva. Romanos nos dice claramente, ustedes lo saben, que Adán es figura del que había de venir; y 2 Corintios 11 nos dice que Eva es figura de la Iglesia. Dice: “3Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros (de vosotros, de la iglesia) sentidos sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo”. Aquí está comparando a Eva con la Iglesia, está comparando a Cristo con Adán; Adán es figura de Cristo y Eva es figura de la Iglesia. Siempre Dios le habló a Su pueblo, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, como a una mujer. Hay muchos versículos, que podríamos mirar algunos de ellos, quizá no alcancemos a verlos todos, pero miremos algunos importantes; referidos tanto al pueblo de Dios en el Antiguo Testamento como a su continuación en el Nuevo Testamento. Vamos a ver algunos versos.

Empecemos mirando Isaías. Miremos cómo habla Dios allí. Isaías 54:5. Primero le dice desde el 1: “1Regocíjate, oh estéril, la que no daba a luz; levanta canción y da voces de júbilo, la que nunca estuvo de parto; porque más son los hijos de la desamparada que los de la casada, ha dicho Jehová”. Noten que está hablando en términos matrimoniales, de varón y hembra, de esposo y esposa; y es Dios hablándole a Su pueblo. Entonces dice en el verso 5: “5Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre; y tu Redentor, el Santo de Israel; Dios de toda la tierra será llamado. 6Porque como a mujer abandonada y triste de espíritu te llamó Jehová, y como a la esposa de la juventud que es repudiada, dijo el Dios tuyo”. Aquí en todo este capítulo, el Señor es como el marido, y le habla a  su pueblo como a una esposa, como a una mujer. ¿Está claro allí?


Pasemos ahora a Jeremías. Miren cómo habla Dios en Jeremías 3:14: “14Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo”. Vemos que la mujer está formada por los hijos; todos los hijos forman la mujer; Su pueblo son los hijos rebeldes, pero les dice: “hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo”. Aquí Dios se presenta otra vez como el esposo. Jeremías 31:31-32: “31He aquí vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la  casa de Judá. 32No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová”. Dios habla como un marido, ¿amén?


Pasemos también a Oseas. Ustedes recuerdan cómo le tocó al profeta Oseas casarse con una fornicaria, porque Dios tenía que enseñarnos una lección. Dice Dios en Oseas 2:19: “19Y te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia. 20Y te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová”. Entonces aquí el Señor es el que está hablando claramente en términos de casamiento.


El esposo en el Nuevo Testamento
Miremos también en el Nuevo Testamento. Vamos a Mateo 9:15; ya es el Nuevo Testamento, y Dios sigue hablando en esos términos; dice de la siguiente manera el Señor: “15Jesús les dijo: (a los fariseos) ¿Acaso pueden los que están de bodas (Él era el esposo y sus discípulos eran su esposa, la novia) tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán”. Ahora en el Nuevo Testamento el esposo es Dios el Hijo; en el Antiguo Testamento es Jehová, Yahveh, pero ya en el Nuevo Testamento aparece el Verbo de Dios encarnado, Dios hecho hombre.

Veamos también en Juan 3:29; esos son, digamos, algunos entre los principales versos. En este versículo aparece esta figura tan preciosa; dice Juan el Bautista acerca de Cristo y la Iglesia: “29El que tiene la esposa, es el esposo; mas el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo; así pues, este mi gozo está cumplido. 30Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe”. Aquí Juan el Bautista está presentando al Señor Jesús como el esposo; la Iglesia, los discípulos de Jesús, como la esposa; y él como el amigo del esposo. Entonces la figura de la mujer es una figura mística que representa el complemento de Dios.


Dios dijo de sí mismo hablando en figura –porque Adán es figura de Cristo–, cuando Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; entonces no es bueno que un creador se quede sin creación, ¿verdad? Que un esposo se quede sin esposa; le haré ayuda idónea; es como Dios revelándonos Su corazón, que Él quiere dar Su amor a una Iglesia; entonces el pueblo del Señor, ya sea del Antiguo Testamento, comenzando desde la misma Eva, los patriarcas, Moisés, el pueblo de Israel y luego la Iglesia del Señor Jesús en el Nuevo Testamento, todo el pueblo del Señor en general es comparado en la Biblia con una mujer; así es que aquí en esta visión el Señor está presentando a esta mujer; la mujer vestida del sol, que eso tiene que ver con la Iglesia; pero parada sobre la luna, que tiene que ver con el Antiguo Testamento, que era figura, porque la luna es la que refleja la luz del sol; o sea que la mujer está parada sobre la luna; quiere decir que nosotros descansamos en el Antiguo Testamento, pero estamos en el Nuevo Testamento; y coronada con doce estrellas.


Un poema matrimonial
Vamos entonces a detenernos en estos detalles de esta mujer. Primero vamos a Cantar de los Cantares 6:10; ustedes saben que Cantar de los Cantares es un poema matrimonial; el amor del esposo por la esposa y de la esposa por el esposo; sin embargo, ha sido entendido por Israel como el amor de Dios con Su pueblo, y por la Iglesia como el amor de Cristo por Su Iglesia; de manera que ese diálogo matrimonial entre el hombre, figura de Cristo, y la mujer, figura de la Iglesia o del pueblo de Dios, aparece en este poema místico del Cantar de los Cantares. Pero fíjense en cómo se habla de la esposa en Cantares 6:10. “10¿Quién es ésta que se muestra como el alba, hermosa como la luna, esclarecida como el sol, imponente como ejércitos en orden?” Esa es la descripción de la esposa, de la mujer mística, que es la creación de Dios, que ha de acompañarle y asistirle.

¿Quién es la mujer?
En el Antiguo Testamento era Israel; en el Nuevo Testamento es también el Israel espiritual, es el cuerpo de Cristo, la Iglesia, el cuerpo de Cristo que incluye a judíos y a gentiles; ese es el cuerpo de Cristo. Entonces esta mujer se refiere al pueblo de Dios, o sea, el cuerpo de la simiente de la mujer que pelearía contra el dragón y su simiente. Dos cosas están sucediendo en la tierra: los imperios son el desarrollo del dragón con sus cabezas, y la mujer está teniendo dolores de parto; los tuvo Israel para que viniera el Mesías, los tiene que tener la Iglesia para que se forme Cristo en ella.

Entonces miremos lo que dice aquí Apocalipsis 12:1: “Apareció en el cielo una gran señal; una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas”.


En el Antiguo Testamento la mujer era Israel
Esto se refiere inicialmente o primeramente a Israel. Vamos a ver eso en Génesis 37:9. Hay un sueño que tuvo José, pero ustedes saben que José es una figura de Cristo. José fue desechado por sus hermanos, y él fue a Egipto y se casó con una mujer gentil, con Asenat, ¿verdad? Y llegó a reinar; es lo mismo que Cristo. José es una figura de Cristo. José fue vendido por sus hermanos, fue puesto en una cisterna como el Señor Jesús, fue vendido por casi 30 piezas de plata; José por 20, Jesús por 30; sin embargo, de la cisterna salió a la diestra del poder, como el Señor Jesús, y allí se casó con una mujer gentil. Bueno, José es una figura de Cristo; por eso tenemos que tener esto en los dos sentidos: en el sentido del Antiguo Testamento, pero eso es figura del sentido del Nuevo Testamento; entonces el 37:9 nos muestra un sueño de José, y ese sueño de José revela el propósito de Dios para con Cristo.

“9Soñó aun otro sueño, y lo contó a sus hermanos, diciendo: He aquí que he soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí”. Once, porque él era la doce; esos eran los hermanos de José y eran esas estrellas; su padre y su madre se representaban en el sol y la luna; o sea, que el pueblo de Israel estaba representado en Jacob con su esposa, que realmente aquí es Raquel, porque es la madre de José, y sus once hermanos; están representados como el sol, la luna y las estrellas; así que en primera instancia esta mujer, en el tiempo del Antiguo Testamento era Israel; Israel estaba en dolores de parto.


El Mesías es la simiente de la mujer
Dice Apocalipsis 12:2: “2Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento”. ¿Quién es el que va a nacer de esa mujer? Va a nacer  un varón que está destinado a reinar desde el trono de Dios en el cielo, sobre todas las naciones; ese varón es el Mesías, es el Señor Jesús; Él es la simiente de la mujer; esa simiente de la mujer después fue la simiente de Abraham, fue de la tribu de Judá, fue de la familia de David, y al fin de cuentas fue el Mesías. Entonces cuando dice el versículo 5: “Y ella dio a luz un hijo varón, que pastoreará con vara de hierro a todas las naciones,” eso se refiere al Señor Jesús.

Miren lo que dice el Salmo 2:9; es un Salmo precisamente mesiánico; este hijo varón es en primer lugar y principalmente como principal significado, el propio Jesucristo, el propio Mesías. Aunque todo ese Salmo es precioso, pero se dice del Mesías desde el 7: “7Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú: Yo te engendré hoy. (Ese es el Mesías) 8Pídeme, y te daré por herencia las naciones, (ahí habla de pastorear las naciones con vara de hierro) y como posesión tuya los confines de la tierra. 9Los quebrantarás con vara de hierro; como vasija de alfarero los desmenuzarás”. Eso se profetizó del Mesías, del Hijo de Dios, de Jesucristo. Jesucristo es en primer lugar ese hijo varón, y sólo Jesucristo, ya sea, siendo esperado por Israel; esos son los sufrimientos que tuvo Israel en su historia hasta la llegada de Cristo. Eso es en primera instancia; claro que ahora el Mesías se forma en nosotros, y continúa, pero ese hijo es Cristo; ningún otro es ese hijo. Cristo esperado por el Antiguo Testamento, y Cristo formado en la Iglesia.


Entonces veamos otro pasaje en Apocalipsis 19:15, hablando del Verbo de Dios que es Cristo: “De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones; y él las pastoreará con vara de hierro”. Ese mismo lenguaje del hijo varón de la mujer lo vemos aplicado en el Antiguo Testamento en el Salmo mesiánico 2 a Cristo, y en el Nuevo Testamento en Apocalipsis 19, a Cristo: “Él las pastoreará”; esa palabra que se tradujo “regirá”, es poimenoia, es pastoreará, con vara de hierro; “y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso”. Entonces eso no se puede hablar sino exclusivamente del Señor Jesucristo; claro que Él se forma en Su cuerpo, pero el hijo varón es el Señor Jesucristo; ese es el hijo varón. Eso lo dijimos para poder enriquecer el versículo 2 de Apocalipsis 12, acerca de esta mujer: “Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la angustia del alumbramiento”.


El hijo primogénito es el Mesías
Vamos a ver cómo también de la Iglesia se habla de estar encinta, lo mismo que de Israel se habla de estar encinta. Vamos a Isaías 66:7-8: “7Antes que estuviese de parto, dio a luz; antes que le viniesen dolores, dio a luz hijo. 8¿Quién oyó cosa semejante? ¿quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos”. Pero ¿cuál es el hijo primogénito y principal de Sion? Es el Mesías. En Isaías 9:6, se nos habla de este niño, de este hijo; es una profecía importantísima. “Porque un niño nos es nacido”; ¿a quién? a nos, a Israel, a la mujer en el Antiguo Testamento, que continúa después en el Nuevo, porque vemos que en el Nuevo la descendencia de la mujer tiene el testimonio de Jesús. “6Porque un niño nos es nacido, (este es el niño, este es el hijo varón) hijo nos es dado, (éste es el hijo varón) y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre eterno, Príncipe de Paz. 7Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo (¡aleluya!) de Jehová de los ejércitos hará esto”. ¿Hará qué? hará que Israel tenga este Mesías y que este Mesías tenga este reino primero por la Iglesia, luego en el Milenio, luego en el cielo nuevo y en la tierra nueva por la eternidad, sin fin, sin límite.

Esta mujer de Apocalipsis 12 es el pueblo de Dios en general, incluidos los patriarcas, incluidas las doce tribus de Israel, incluida la Iglesia; porque fíjense en lo que se habla de ella: Vestida del sol; ¿qué representa el sol? El sol en la Biblia representa al Señor Jesucristo.


La mujer en el Antiguo y en el Nuevo Testamento
Dice en Malaquías que Él es el sol de justicia. Si esta mujer aparece vestida del sol, ese es un símbolo plenamente mesiánico; es decir, que no puede ser excluida la Iglesia, porque la Iglesia está revestida de Cristo; o sea que allí está incluida esa mujer en la parte del Nuevo Testamento. Otro detalle es: “Con la luna debajo de sus pies”; significa que ella estaba parada en la luna; la luna es la que refleja la sombra del sol; el Antiguo Testamento era la sombra del Nuevo Testamento; por lo tanto, que la mujer vestida del sol esté parada sobre la luna quiere decir que la Iglesia en el Nuevo Testamento es el cumplimiento de las profecías y de la tipología del Antiguo Testamento. El Nuevo Testamento se explica con el Antiguo, y el Antiguo se explica con el Nuevo; la profecía está en el Antiguo, la tipología está en el Antiguo, y sobre ella se para la Iglesia; o sea que esta mujer incluye tanto al Antiguo como al Nuevo Testamento, y mostrando la base, la tipología y la profecía en el Antiguo Testamento, pero el cumplimiento y la realidad, la vestidura del sol, en el Nuevo Testamento.

El sol tiene luz propia, es la realidad; la luna tiene la luz reflejada, es la tipología; pero ahora dice aquí: “y sobre su cabeza una corona de doce estrellas”. Ya vimos que en la tipología esas doce estrellas eran los hijos de Israel; pero vemos que los doce nombres de los hijos de Israel están en la Nueva Jerusalén, que es la esposa final; la que comenzó siendo tipificada al principio de la Biblia y siguió siendo tipificada y luego edificada, tiene una conclusión en la Nueva Jerusalén; y en la Nueva Jerusalén no sólo están las doce puertas con las tribus de Israel, sino que cada tribu será juzgada por  uno de los doce apóstoles; y los doce cimientos del muro de la Nueva Jerusalén tienen los nombres de los doce apóstoles del Cordero; o sea que el número doce es un número místico, es el número de completación final del reino, es 3 x 4. Tres más cuatro es siete; al principio Dios termina con siete, pero luego 3 x 4 da doce. Cuando se refiere al Milenio es tres más cuatro, siete; pero cuando se refiere a la Nueva Jerusalén es 3 x 4, doce. Por eso 144 es 12 x 12, ¿verdad?


El número 12 es número de completación; significa que en esta mujer coronada de doce estrellas, esas doce estrellas están revelando la identidad tanto de Israel con sus patriarcas y las doce tribus, como de la Iglesia fundamentada en Cristo, con los doce apóstoles del Cordero. Vemos, pues, que todos los símbolos apuntan a la mujer: la Iglesia e Israel, Israel y la Iglesia, los dos; el pueblo de Dios, a los que Dios llama esposa. Claro, hay una ramera que no le fue fiel al Señor, que se metió con otros; entonces se le llama ramera; también es una mujer que dice ser, sin ser; o sea que es la divorciada, o la viuda, aunque el Señor no muere; es en sentido espiritual. “La viuda”, así se llaman a sí mismos los masones, digitados por israelitas apóstatas.


La Iglesia con dolores de parto
Continúa diciendo en Apocalipsis 12:2: “Y estando encinta, clamaba con dolores de parto, (en relación a Israel, se trata de ellos esperando la venida del Mesías) en la angustia del alumbramiento”. Pero cuando ya vino el Mesías, ahora el Mesías tiene que formarse en la Iglesia y volver otra vez. El Señor se lo manifiesta a los discípulos allá en Juan 16:21: “21La mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo.

22También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo”. Cristo es el niño que le nació a Israel, el Mesías; Él también decide formarse en la Iglesia; por eso decía San Pablo en Gálatas 4:19: “Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros”;  y luego en Efesios 4:13, dice Pablo: “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios,  a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”.


De manera que vemos que el hijo varón que le nació a Israel, es el Mesías, que es el Señor Jesús; Él fue destinado a reinar, pero Él vino y se sentó a la diestra del Padre; fue arrebatado para el trono de Dios y de su Padre, y de ahí Dios empezó a ponerle todas las cosas bajo las plantas de los pies; y ¿quiénes somos los que nos sometemos primero? Nosotros la Iglesia. ¿Cuándo? Cuando nosotros recibimos a Cristo como María que dijo: Hágase en mí según tu palabra; nosotros recibimos a Dios como María, porque María es una figura de Israel, una figura de la Iglesia; este hijo es hijo de María, pero María en cuanto parte de Israel; María en cuanto figura de la Iglesia; no es la virgen María solamente. María es solamente una parte de Israel y un tipo de la Iglesia. Los católicos dicen que esta mujer de Apocalipsis 12 es sólo María, no; María está incluida en Israel, y es tipología de la Iglesia, pero no es sólo María; es todo el pueblo de Dios que tiene a María y que tipifica María, pero no es solo María.


El hijo varón es Cristo
Entonces ahora dice: “Hasta que Cristo sea formado en vosotros”, y dice: “hasta que lleguemos a la estatura de un varón perfecto”; o sea que el Cristo destinado a reinar, reina a través de formarse en la Iglesia; ocurre, pues, que también en la Iglesia estamos en dolores de parto hasta que Cristo sea formado en nosotros; pero este hijo varón es Cristo. Ahora, los vencedores son los que tienen a Cristo formado; entonces ¿qué dijo Cristo? “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”. Claro, Jesucristo es destinado al trono, pero a los vencedores se les promete sentarse con Él en el trono; pero ¿cuándo es que ese galardón será dado? Cuando el Señor venga.

 “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno, según sea su obra”. Las promesas a los vencedores se cumplen en la venida gloriosa de Cristo, en la séptima trompeta, que estudiamos la vez pasada, porque la séptima y final trompeta es el tiempo de dar los galardones. Este hijo varón, que es Cristo formado en la Iglesia, y Cristo ya tiene la recompensa, ya está a la derecha del Padre, ya está coronado de honra y gloria, pero ahora Él se está formando en la Iglesia, y la Iglesia, si somos vencedores, también nos sentaremos con Él, pero a partir de que Él venga; Él primeramente tiene que venir y darnos el galardón, y el galardón se da en la séptima trompeta, que es la final.


Un gran dragón escarlata
Sigamos acá y detengámonos en el versículo 3: “También apareció otra señal en el cielo”. Porque es que el problema no es solamente en la tierra; es también en el cielo. Satanás podía presentarse en el cielo, acusar a Job, acusar a Josué, hijo de Josadac, como en Zacarías 3; él es el acusador y nos acusa a nosotros también constantemente; su trabajo consiste en acusar a los hermanos, ese es su trabajo; eso es lo que quiere decir diablo: acusador, enlodador, tirando lodo, ensuciando; nos pone la zancadilla para que nos caigamos y después dice: mire, este caído; pero él es quien hizo la zancadilla. “Apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, (escarlata, color de sangre, color de asesinato; el diablo es llamado padre de la mentira, homicida desde el principio) que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas”. Fíjense en que éste pretende hacerse más que Cristo. Cristo aparecía con siete cuernos, mostrando la plenitud del poder, porque Él es el Todopoderoso; ahora aquí aparece el dragón teniendo siete cabezas.

Miren que hay una correspondencia, aunque no exacta, sino casi exacta entre el dragón y la bestia; las cabezas del dragón y las cabezas de la bestia; donde no está la correspondencia es en las diademas; las cabezas del dragón son siete y tiene siete diademas, en cambio las diademas de la bestia están en los diez cuernos. Vamos a comparar para hacer la correspondencia y la diferencia entre el dragón y sus cabezas y la bestia y sus cabezas. El dragón y sus cabezas se refiere a Satanás y los principados que están con él; en cambio la bestia se refiere a los imperios, a las civilizaciones gobernadas por las potestades de este siglo; por eso se corresponden.


Correspondencia entre el dragón y la bestia
Leemos en Apocalipsis 13:1: “1Y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas”; en cambio en el dragón dice: “y en sus cabezas siete diademas”; o sea, quien tenía la autoridad en el mundo espiritual; lo que en Efesios 6:12 se llama las potestades, gobernadores de las tinieblas de este siglo, los principados malignos, como por ejemplo, el príncipe de Persia que aparece en Daniel 10, que se corresponde con el imperio persa. El imperio persa es una de las cabezas de la bestia, y el príncipe de Persia es una de las cabezas del dragón; la cabeza del príncipe de Grecia de Daniel 10:20, es el espiritual; esa es una cabeza del dragón; el imperio griego es una de las cabezas de la bestia, o sea, una civilización dirigida por esa clase de espíritus; entonces las cabezas del dragón, se corresponden con las cabezas de la bestia, sólo que el poder, las diademas, en el mundo espiritual están en los principados, en cambio en el mundo político está en los diez cuernos finales que le dan su autoridad a la bestia o anticristo.

Por eso en la parte política de la bestia, es la bestia la que tiene los diez cuernos y son los diez cuernos los que tienen las diademas, porque el poder político está en esa confederación que le da su autoridad al anticristo; en cambio, en el mundo espiritual quien tiene el poder son esos príncipes: el príncipe de Persia, el príncipe de Grecia; pero antes de haber habido el príncipe de Persia, estaba el príncipe de Babilonia, y antes del de Babilonia estaba el de Asiria, y antes del de Asiria, estaba el de Egipto, porque Egipto fue un príncipe; ahí está, el príncipe espiritual es una cabeza del dragón, y el imperio Egipcio es una cabeza de la bestia. Luego el imperio espiritual asirio es la segunda cabeza del dragón, el príncipe de Asiria, el espiritual; y luego la civilización asiria es la segunda cabeza de la bestia. Luego Babilonia, el príncipe de Babilonia, que es también de Satanás.

Ustedes recuerdan que el rey de Babilonia es profetizado en Isaías 14 como siendo el diablo, porque el diablo es el que está detrás de esos príncipes. Entonces ese príncipe de Babilonia es una cabeza del dragón, y el imperio babilónico es una cabeza de la bestia; la bestia es el imperio político. Luego aparece, como dice Daniel 10, el príncipe de Persia y el imperio persa, la bestia. Luego aparece el príncipe de Grecia y luego el imperio griego. Luego aparece el príncipe de Roma y el imperio romano. Después de Roma viene el reino dividido, o sea, el mundo actual, la Europa Occidental, ¿verdad? Y aparece entonces con su respectivo príncipe, que es la séptima cabeza; pero entre las siete hay un octavo, y ese octavo es de entre los siete; ese es Satanás en lo espiritual, y el anticristo en lo político.


Satanás es el que maneja a todos los otros y es el que aparece después en el anticristo final; o sea, es de entre los siete, el octavo, pero es de entre los siete; entonces por eso es que él tiene esas cabezas, pero es el dragón mismo; el dragón mismo es el diablo, pero él tiene principados; o sea, él gobierna a través de esos principados, que son esos ángeles caídos, potestades, gobernadores de las tinieblas de este siglo.


Por eso en Apocalipsis 12:3 habla de otra señal: “un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas (ya vimos cuales son) y diez cuernos”; los diez cuernos son los finales, porque el gobierno final del dragón será el acuerdo de la confederación de estos diez que le darán su autoridad al anticristo; por eso aparece también con diez cuernos, sólo que en el caso del mundo espiritual no son esos diez  los que tienen la diademas, pero en el mundo natural sí son los diez que tienen el poder político, o sea, la bestia con los diez cuernos.


El dragón arrastra la tercera parte de los ángeles
Sigue diciendo el verso 3 del capítulo 12: “y en sus cabezas siete diademas”. Esas diademas son de las potestades malignas, de esos príncipes que están descritos en la Biblia. “4Y su cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del cielo, y las arrojó sobre la tierra”. Estos son los ángeles que siguieron a Satanás. Las estrellas representan ángeles; por ejemplo, los siete ángeles de las siete iglesias de Apocalipsis, eran las siete estrellas en la diestra del Hijo del Hombre; pero luego Satanás tiene ángeles, y por eso dice en Apocalipsis 12:7: “Después hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles”. Esos ángeles caídos es la tercera parte de los ángeles de Dios que siguieron a Satanás; son estas estrellas que Satanás arroja a la tierra; porque él mismo cae y sus ángeles caen con él; pero van cayendo de a poco. Primero salen de la presencia de Dios, allá del monte santo; luego caen hacia la tierra, luego caen hacia el abismo y al final caen en el lago de fuego; o sea que los tumbos de la caída de Satanás son cuatro principales; eso lo vamos a ver más adelante y con más detalle.

Dice: “Y el dragón se paró frente a la mujer”; noten que esta es una decisión del dragón; el dragón tiene un negocio principal; él siempre quiere estar ahí molestando en lo que Dios quiere hacer; siempre está ahí al frente para destruir lo que el Señor quiere hacer; está frente a la mujer. La mujer está gimiendo para dar a luz para que Cristo se forme en ella, y el diablo está ahí para atacar. ¡Ah! En el Nuevo Testamento María estaba para dar a luz, y Herodes, que era uno de los príncipes manejados por Roma, inmediatamente da la orden para matar al Mesías; y el ángel tiene que despertar a José y decirle: Levántate, apúrate; y tuvo que huir la mujer, o sea, tuvo que huir María para guardar al Hijo de Dios; huir a Egipto y luego volver a otra ciudad, antes de pasar de nuevo a Nazaret, ¿verdad? Entonces nos damos cuenta de cómo el dragón quiso matar a ese Hijo, o sea, matar a Cristo. Ahora no pueden matar a Cristo, entonces quieren destruir lo que Cristo tiene en la tierra; cualquier cosa que el Señor quiere edificar, el diablo está ahí cerca.


Josué estaba en la presencia de Dios y ahí estaba Satanás para acusarle, ahí al lado. Satanás siempre quiere destruir lo de Dios; él siempre quiere meterse cerca, él no está lejos; donde Dios está haciendo algo, él quiere destruirlo y hay que estar alerta. Por eso dice: “se paró frente a la mujer que estaba para dar a luz, (así como hizo con Cristo, así hace también con la Iglesia, para que Cristo no se forme en la Iglesia) a fin de devorar a su hijo tan pronto como naciese”. Eso es lo que quiere Satanás. “5Y ella dio a luz un hijo varón, (Israel recibió al Mesías) que pastoreará con vara de hierro a todas las etnias; y su hijo (éste que nació de la mujer, que vivió 33 años, que murió y que resucitó) fue arrebatado para Dios y para su trono”. No hay arrebatamiento para la Iglesia sino basado en el arrebatamiento de Cristo, porque Él ascendió, y en virtud de esa ascensión la Iglesia se sienta con Él en lugares celestiales y puede ser arrebatada; esto no puede separarse de Cristo. “Su hijo (el Señor Jesús) fue arrebatado para Dios y su trono”. Claro, y aquellos en quienes Cristo se ha formado, que son vencedores, también se sentarán con Él en Su trono cuando Él venga, establezca y dé los galardones, a la final trompeta.


La mujer huye al desierto
Ahora nos dice algo acá en el verso 6: “Y la mujer huyó al desierto”; este es un principio que siempre se ha repetido. Fíjense en el caso de Israel; acababa de salir de Egipto, pero no podía ir por el camino derecho a Canaán, porque en Canaán estaban los principados cananeos, aquellos gigantes; y los egipcios estaban por perseguirlos; entonces ellos tuvieron que meterse por el desierto, ir al desierto y ser preparados en el desierto. Antes de poder entrar en la tierra prometida tuvieron que estar en el desierto. Ahora, José y María huyeron con Jesús a Egipto, y el Señor Jesús tuvo que salir también al desierto y ser tentado. Cuando el Señor le dijo a la iglesia primitiva que cuando viera a Jerusalén rodeada de ejército, huyeran, ellos tuvieron que salir al desierto y fueron a Pella, ciudad incrustada en las rocas  montañosas que queda en la Transjordania, al otro lado del Jordán, lo que era Amón y Moab, lo que hoy es Jordania; y también dice la Biblia en Daniel 11:41 que esas provincias de Amón y Moab escaparán de la mano de la bestia, o sea, Jordania. Así, la iglesia primitiva huyó; el Señor le enseñó a la Iglesia. Ustedes recuerdan eso en Mateo 24 y Lucas 21: Cuando vean la abominación desoladora, huyan a los montes. Como sucedió antes, así será al final, porque Dios restaura lo que pasó.

Aquí dice: “Y la mujer huyó”; o sea que el Señor siempre a Su pueblo, en todas las partes lo hace huir; sólo que algunos no huyen, algunos se quedan en lo suyo, y a esos los ataca Satanás; porque como no puede atacar a los que huyen, entonces ataca al resto. ¿Se dan cuenta? El enemigo es terrible; si no puede contra el mismo Cristo, se va contra los vencedores; si no puede con los vencedores, se van con los que quedan por ahí; ese es el diablo. Entonces dice: “Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días”. Aquí aparece esa mención: mil doscientos sesenta días; aparece varias veces; esos son los tres años y medio de la gran tribulación, la segunda mitad de la semana setenta de Daniel. Aparece en Daniel 7, aparece en Daniel 9, aparece en Daniel 12, aparece en Apocalipsis 11 dos veces, aparece dos veces aquí en Apocalipsis 12, y una vez en el 13. Ocho veces aparece ese período de la tribulación. Entonces dice aquí: “para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días”. Significa que el Señor va a proteger a Su pueblo para que huya; el Señor dio una instrucción de huir cuando hay persecución; el Señor no dijo que vayamos a poner la cabeza así gratuitamente.


La iglesia primitiva huyó a Pella
El Señor dio una orden: “Cuando os persigan en esa ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre”. El Señor dio la orden de huir; y aquí dice que la mujer huyó al desierto; ya la iglesia primitiva, cuando vio a Jerusalén rodeada de ejércitos, huyó a Pella, huyó a Jordania, ¿verdad? Y vamos a ver unos versículos donde aparece esa huida.

Vamos a Daniel 11:41, que ya lo cité de memoria pero quiero que los hermanos lo lean, lo tengan: “Entrará a la tierra gloriosa, y muchas provincias caerán; más éstas escaparán de su mano: (aquí están las provincias que escaparán del anticristo) Edom (que es el sur de Israel, o sea el Neguev, donde está preparado para los sefarditas; dice al final de Abdías que Sefarad volverá al Neguev y el Neguev será para Sefarad; hay un judío antioqueño allá vendiendo bandeja paisa, en el Neguev, eso es al sur de Israel) y Moab, y la mayoría de los hijos de Amón”. Es decir, lo que hoy es Jordania y el sur de Israel; esos escaparán del anticristo. ¿A dónde huyeron los cristianos primitivos? Justamente a Pella, que quedaba allá en la Transjordania; en esa región al este del Jordán.


Leemos Isaías 16:3-4. Los capítulos 15 y 16 es una profecía sobre Moab. La profecía sobre Moab abarca los capítulos 15 y 16; el capítulo 17 es profecía sobre Damasco, Siria. Miren cómo Dios dice de Moab en el 15:1: “Profecía sobre Moab”. En el contexto vemos a Dios hablándole a Moab, que hoy es Jordania; dice el Señor así en 16:3: “3Reúne consejo, haz juicio; pon tu sombra (miren cómo le llama a Moab: sombra) en medio del día como la noche; esconde a los desterrados, no entregues a los que andan errantes. 4Moren contigo mis desterrados, oh Moab; sé para ellos escondedero de la presencia del devastador; porque el atormentador fenecerá, el devastador tendrá fin, el pisoteador será consumido de sobre la tierra”. Vemos que el anticristo perseguirá pero no alcanzará ese lugar de la Transjordania, de Moab; y aquí dice el Señor que será refugio para Su pueblo; y ya lo fue cuando Tito, el general romano, atacó a Jerusalén en el año 70 d.C.; los cristianos huyeron a ese lugar y allí fueron protegidos; pero eso sucederá de nuevo hacia el final porque el anticristo no alcanzará esas provincias.


El arcángel Miguel y la lucha contra el dragón
Entonces volvamos a Apocalipsis 12:6: “Y la mujer huyó al desierto donde tiene lugar preparado por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días”. Y en ese contexto, o sea en el contexto de la gran tribulación, de los tres años y medio, de los mil doscientos sesenta días, ahí es cuando se levanta Miguel; porque Miguel es el príncipe que está por Israel, así como Cristo está por la Iglesia; Miguel está por Israel, así como el príncipe de Persia estaba por su imperio; el príncipe que está por Israel es Miguel. Ya en Daniel 12 se nos había hablado de ese levantamiento de Miguel en la gran tribulación. Daniel 12:1: “1En aquel tiempo (en el tiempo del anticristo; porque eso es lo que dice en el capítulo 11 desde el 31) se levantará Miguel, (es el arcángel) el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo (de Israel); y será tiempo de angustia (esa es la gran tribulación), cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, (ahí es cuando ellos reciben al Mesías, lo reconocen, en el momento más difícil se preparan para recibir a Cristo) todos los que se hayan escritos en el libro. 2Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados”. Ese es el momento de la resurrección, pero antes de la resurrección está la batalla de Miguel; porque hay el Armagedón de las naciones en la tierra, pero la lucha de Miguel y sus ángeles contra el dragón y sus ángeles es un Armagedón que reúne todas las fuerzas: las visibles y las invisibles que están contra Dios, y las visibles e invisibles que estamos por Dios. Hermanos, no hay manera de escapar a esta guerra; estamos aquí para entender la guerra y prepararnos para la guerra.

Entonces dice Apocalipsis 12:7: “7Y hubo una gran batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; 8pero no prevalecieron”. Noten que esa guerra ocurre durante la gran tribulación. Hay primero un inicio de la tribulación, hay primero unos tres años y medio, hay primero unos principios de dolores, hay una introducción de juicio a través de las trompetas; pero hay una consumación del juicio con las copas en la gran tribulación; los principios de dolores comienzan antes de la gran tribulación, se van acentuando en la primera parte de la tribulación con las trompetas; pero a partir del primer ay, que es la quinta trompeta, aquella estrella cae a la tierra y abre el pozo del abismo; esa estrella es la caída de Satanás, ya en plena tribulación. Entonces miren lo que dice ahí; hay una lucha; nos damos cuenta de que la lucha es cuando todas las naciones se están juntando contra Israel, ¿verdad? Entonces ahí el Señor empieza a preparar una salvación para Israel. El inicio del Armagedón también tiene una batalla en los cielos; nuestra lucha no es contra carne y sangre, sino contra principados; el que ayuda a Israel es Miguel.


Los tumbos o caídas del dragón
Dice: “Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles; 8pero no prevalecieron, ni se halló ya lugar para ellos en el cielo. 9Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, (lo dice por todos los nombres para que no lo identifiquen con otro) el cual engaña al mundo entero; (todo el mundo está engañado por el diablo, menos los escogidos; si fuere posible, incluso trataría de engañar a los escogidos, pero el Señor, porque son escogidos, los guarda) fue arrojado a la tierra, y sus ángeles fueron arrojados con él”. Noten que esta es la segunda caída del dragón, el segundo tumbo; el primer tumbo de la caída de Lucifer está en Ezequiel 28; allí él es echado de entre el monte santo y las piedras de fuego, pero todavía sigue en los aires. Ezequiel 28 nos dice la profecía. Leámoslo desde el versículo 14: “14Tú, querubín grande, protector, (ese es el diablo) yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas. 15Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad. 16A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, (fue el primer inicuo en los cielos) y pecaste; por lo que yo te eché (este es el primer tumbo) del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector”.

Entonces la primera echada de Lucero fue desde el monte de Dios y de entre las piedras de fuego; entonces él quedó convertido en el príncipe de la potestad del aire. Por eso en el segundo día de la creación, cuando Dios hace la expansión, no dice que era bueno; ¿por qué? porque ese era el espacio donde estaba el príncipe de la potestad del aire. Fue echado del monte santo, de entre las piedras de fuego, y tiene acceso a acusar pero no para morar; entonces él está en los aires y recorre la tierra, pero él tiene acceso a los cielos; incluso los espíritus de él dan sus opiniones delante de Dios; a veces Dios les permite hacer sus barbaridades, porque no lo harían sin  permiso de Dios; pero veamos lo que sigue diciendo aquí Ezequiel. Noten que cuando habla de este  primer tumbo de la caída de Satanás, que son cuatro tumbos, dice: “te eché (ya es algo pasado) del monte de Dios; y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector. 17Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría  a causa de tu esplendor; yo te arrojaré (ahora es futuro, es el segundo tumbo) por tierra; (primero fue echado del monte santo y de las piedras de fuego a los aires, y ahora será echado a la tierra) te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti”. Y luego, después de la tierra, es echado, como dice Apocalipsis 20, al abismo.


Vamos a Apocalipsis 20 a ver el tercer tumbo. Apocalipsis 20:1, dice así: “1Vi un ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la mano. 2Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás y lo ató por mil años; 3y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sellos sobre él, para que no engañase más a las naciones”. Mientras está en los aires, engaña a las naciones, pero en el Milenio es el tercer tumbo de su caída, al abismo; ahora  es al abismo por mil años; pero luego después de los mil años, él sale del abismo otra vez,  y ahí reúne a las naciones sobrevivientes contra Cristo, y ahí sí dice Apocalipsis 20:10: “Y el diablo que los engañaba fue lanzado en el lago de fuego y azufre, donde estaba la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos”. Ya es el tumbo final de Satanás: el lago de fuego y azufre. Primero, en su caída, fue echado, arrojado del cielo; pero ¿primero de dónde? Del tercer cielo, digamos del monte santo y de las piedras de fuego, a los aires; luego de los aires es echado a la tierra; entonces durante la gran tribulación, a partir de la quinta trompeta, que es el primer ay, esa estrella cae a la tierra; sabe entonces que tiene poco tiempo, sólo le queda el resto de la tribulación, porque después de la tribulación viene el Señor, y él es echado al abismo; en el Milenio él bajará al abismo, y al final irá al lago de fuego, preparado precisamente para el diablo y sus ángeles.

Entonces la caída de Satanás va de piso en piso, del cuarto piso, al tercero, del tercero al segundo, etc. va bajando los pisos subterráneos.


El dragón arrojado de los aires a la tierra
Volvamos a Apocalipsis 12:9: “Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo, y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la tierra; (este es el segundo tumbo de su caída) y sus ángeles fueron arrojados con él”. Sus ángeles también serán sellados en el abismo y también estarán con él en el lago de fuego para siempre. “10Entonces”, (este entonces es lo mismo que “y”)  “10Y oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche”.

Entonces noten, cuando el Señor Jesús ascendió, Satanás fue juzgado; ahora le dice Cristo a la Iglesia, que la Iglesia tiene que aplicar ese juicio; cuando Él envía la Iglesia, envía a los 70 –Lucas capítulo 10–, salieron los 70 y empezaron a evangelizar, y al regresar le dijeron: “17Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre. 18Y él les dijo: Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo”. Esa caída de Satanás es progresiva, y la formación de Cristo en la Iglesia es progresiva, y son inter-relacionadas, digamos, inversamente proporcionales: mientras Cristo se forma en la iglesia, Satanás queda más arrinconado, y será echado del cielo a la tierra y de la tierra al abismo, y luego al lago de fuego. Es la autoridad de Cristo; ya Cristo tiene autoridad a la diestra del Padre, pero ahora la Iglesia tiene autoridad y luego en el Milenio, ¿verdad?


Dice el verso 11: “11Y ellos (los hermanos; esos son los que dice aquí: los hermanos, nuestros hermanos; aquí no está hablando de otra cosa sino de los hermanos) le han vencido (¿cómo se le vence al dragón?) por medio de la sangre del Cordero (cuando reconocemos nuestros pecados, no queremos permanecer en ellos, ni que ellos permanezcan en nosotros, la sangre de Cristo nos limpia de todo pecado, somos limpios, somos purificados; pero además de eso) y de la palabra del testimonio de ellos”; el que creyere con su corazón y confesare con su boca; tenemos que proclamar la palabra de Dios, tenemos que decir lo que el Señor ha hecho contra Satanás, lo que ha hecho a favor nuestro; tenemos que vivir y confesar lo que el Señor es y lo que el Señor ha hecho; la sangre nos limpia, las promesas nos aseguran lo que es nuestro y lo confesamos, ¿amén?


La victoria del cristiano
Confesamos con nuestra boca y en nuestro corazón creemos que Jesús es el Señor, que resucitó de los muertos, que su muerte es expiatoria, que nos ha perdonado, que nos ha regenerado, que somos los hijos de Dios; a toda gente testificamos de Cristo; ese es el arma contra Satanás, la sangre para limpiarnos, y la espada del Espíritu; es la única arma ofensiva; todas las demás partes de la armadura son defensivas; la única arma ofensiva es la espada del Espíritu, la palabra; confesar lo que Dios dice y no otra palabra.

Hermanos, nosotros no tenemos que decir otras palabras; muchos hermanos caen de la fe, si no del todo, por lo menos en parte, cuando mezclan las palabras de los hombres con las palabras de Dios; y el humanismo toma el lugar de la fe, y la gente trata de acomodarse y contemporizar con el mundo; y ahí Satanás les está quitando la espada. Hermanos, nosotros, aunque el mundo diga equis, o ye, los evolucionistas digan esto, y los filósofos aquello, y los ateos aquello, nosotros decimos lo que Dios dice; nuestra palabra es la palabra de Dios, no la palabra de los hombres. La palabra de Dios tiene que ser nuestra palabra, como Dios dice; aunque todos no concuerden, nosotros concordamos con Cristo; somos cristianos, pensamos como Él y hablamos como Él, ¿amén, hermanos?


Y la última cosa de los victoriosos: Primero para vencer: la sangre del Cordero; segundo, la palabra del testimonio; tercero: “y menospreciaron sus vidas hasta la muerte”. Esta palabra “vida” es la vida de su alma, de su ego, la vida de sus emociones, la vida de sus opiniones, la vida de sus ganas; esa es la vida del alma: “menospreciaron sus vidas hasta la muerte”, estuvieron dispuestos a morir. Señor, no quiero saber de nada, ni aun de mí mismo, sino de Ti, y aunque me cueste la vida, sólo confío y descanso en ti; digo lo que Tú dices, aunque me maten. Así le vencieron; y luego por eso vemos en Apocalipsis 20 a los que fueron decapitados por causa del testimonio de Jesús, por la palabra de Dios, porque dieron testimonio hasta la muerte, los vemos reinando mil años con Cristo, ¿amén?


“12Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos”; los que moran en los cielos son los ángeles y los que han muerto en Cristo; porque como Pablo dijo: “Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia”; “prefiero morir y estar con Cristo”. Cristo no está debajo de la tierra, Cristo está a la diestra del Padre, ¿verdad? Y Esteban no miró hacia debajo de la tierra sino que miró hacia Dios, diciendo: Señor Jesús, recibe mi espíritu, y Jesús estaba sentado a la diestra del Padre. Entonces los que están en los cielos son los ángeles de Dios y también los espíritus de los justos hechos perfectos que están esperando la resurrección de sus cuerpos, que Dios traerá con Jesús en el día de la venida del Señor, para que tomen sus cuerpos, se unan con nosotros transformados, y lo recibamos en el aire y vengamos a reinar aquí en el Milenio.


Entonces dice así: “12Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo”. Hay dos iras en la tribulación: la ira de Dios y la ira del diablo contra el pueblo de Dios; como dice 2 Tesalonicenses 2:6: “Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan”. Entonces está la ira de Dios también. El diablo baja con ira y el Señor también baja con ira. El diablo engaña a la gente diciéndole que van a vencer, que van a recuperar el paraíso perdido; los luciferianos dicen eso; pero es mentira, él mismo sabe que le queda poco tiempo; entonces ese poco tiempo es el resto de la tribulación.


Las dos alas de la gran águila
“13Y cuando vio el dragón que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón”. Persiguió a Israel y a los cristianos. Israel tenía al Mesías, y la Iglesia es la que recibió a Cristo para que se forme en ella, o sea, el pueblo de Dios, la civilización judeo-cristiana, odiada por la civilización draconiana. “14Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo”. El Señor lo advirtió: Cuando viereis la abominación desoladora en el lugar santo, huid; y hay un lugar preparado para ella; y dice aquí que para huir se le dieron las dos alas de la gran águila. ¿Cómo vamos a interpretar esa frase: las dos alas de la gran águila? Hay una serie de interpretaciones. Algunos hermanos dicen que es Estados Unidos, otros dicen que es Brasil, otros dicen que es el Antiguo y el Nuevo Testamento, pero nada se puede interpretar sin la Biblia; hay que ver qué es lo que la Biblia dice de las dos alas del águila para saber a qué se refiere, porque la Biblia se interpreta sola.

Hay dos versículos que interpretan esta frase. El primero está en Éxodo 19:4. Por favor fíjense conmigo en el lenguaje usado aquí por el Espíritu de Dios. Allí habla Dios al pueblo: “Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águila, y os he traído a mí”. Miren cómo habla Dios; para Dios haber librado providencialmente a Israel de Egipto, primero les abrió el Mar Rojo, los salvo, sepultó a los enemigos de Israel; antes hacía división entre unos y otros; luz para Israel, oscuridad para los otros; les trastornó los carros; ahora incluso la tierra abrirá la boca y tragará el río que envía la serpiente. Entonces Dios llama las alas de águila a la providencia milagrosa de Dios. Fíjense en Éxodo 19:4: “Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águila, y os he traído a mí”. Algunos dicen que es en aviones; pero no necesariamente. Claro, pueden ser aviones; claro que el Señor puede usar a Estados Unidos para bien y para mal, pero aquí se refiere a la providencia de Dios.


Otro versículo está en Deuteronomio 32:11-12. Vamos a ver cómo se habla allí: “Como el águila que excita su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas, 12Jehová solo le guió y con él no hubo dios extraño”. Esta es la guianza providente de Dios; estar bajo las alas de Dios es estar bajo su cuidado; esas son las alas del águila. Esta gran águila es el propio Dios, no es Estados Unidos, es el propio Dios; las alas de águila es Su cuidado, Su providencia; así lo dice Éxodo 19, así lo dice Deuteronomio 32:11-12, dos testigos; ese es el lenguaje que usa Dios y lo sigue usando, y dice aquí en Apocalipsis 12:14: “14Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, (es decir, la protección providente de Dios) para que volase de delante (se le adelante al anticristo) de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo”.


Ejércitos contra la mujer
“15Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río, para que fuese arrastrada por el río”. ¿Qué es esto?  La Biblia usa ese lenguaje para referirse a la persecución de los ejércitos; ese es un primer aspecto.

Vamos a ver algunos versos en Isaías. Vamos a Isaías 8:7-8: “7He aquí, por tanto, que el Señor hace subir sobre ellos aguas de ríos, impetuosas y muchas, esto es, al rey de Asiria con todo su poder; (se refiere a Irak) el cual subirá sobre todos sus ríos, y pasará sobre todas sus riberas; 8y pasando hasta Judá, inundará y pasará adelante, y llegará hasta la garganta; y extendido sus alas, llenará la anchura de tu tierra, oh Emanuel”. Estos ríos son ejércitos, ¿se dan cuenta? Vamos a ver otro verso. Isaías 17:12-13: “12¡Ay! multitud de muchos pueblos que harán ruido como estruendo del mar, y murmullo de naciones que harán alboroto como bramido de muchas aguas.

13Los pueblos harán estrépito como de ruido de muchas aguas, pero Dios los reprenderá, y huirán lejos; serán ahuyentados como el tamo de los montes delante del viento, y como el polvo delante del torbellino”. Estas aguas, es la invasión de pueblos.


Veamos lo mismo en Jeremías 46:7-8: “7¿Quién es éste que sube como río, y cuyas aguas se mueven como ríos? 8Egipto como río se ensancha, y las aguas se mueven como ríos, y dijo: Subiré, cubriré la tierra, destruiré a la ciudad y a los que en ella moran”. Este río de aguas son ejércitos. Jeremías 47:2-3: “2Así ha dicho Jehová: He aquí que suben aguas del norte, y se harán torrente; inundarán la tierra y su plenitud, la ciudad y los moradores de ella; y los hombres clamarán, y lamentará todo morador de la tierra. 3Por el sonido de los cascos de sus caballos, (noten esas aguas que tienen cascos) por el alboroto de sus carros, por el estruendo de sus ruedas, los padres no cuidaron a los hijos por la debilidad de sus manos;” etc. etc.


Corrientes satánicas
Vemos lo que son esas aguas; o sea, cuando dice aquí en Apocalipsis 12:15: “Y la serpiente arrojó de su boca, tras la mujer, agua como un río”, las aguas son las naciones enviadas para perseguir a Israel y a los cristianos; eso es lo que son las aguas como un río; pero hay que abrir una  ventana para otro aspecto exegético que es el que está en Efesios 2:2, que les ruego que lo tengan muy en cuenta para que no seamos arrastrados por esta corriente. Efesios 2:2 dice: “en los cuales (pecados) anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire”. Significa que el diablo dirige la corriente del mundo, no solamente los ejércitos, sino también la economía, la industria, la banca, la filosofía, el deporte, la estética, la pornografía, etc., y nosotros en vez de vivir en la fe, en la simplicidad, en la sencillez, somos arrastrados por la corriente del mundo.

Si el diablo no nos puede perseguir por medio de ejércitos, nos va a perseguir por medio de supermercados, programas de televisión y otras cositas; la corriente del mundo también son aguas para arrastrar a la mujer, para apartarnos del Señor; entonces hay que tener los dos aspectos, porque Satanás, si no puede atacar por fuera para matar el cuerpo, ataca por dentro para “matar” el alma. Cuando a la iglesia primitiva Satanás no la pudo destruir con persecuciones, sino que como decía Tertuliano: la sangre de los creyentes es como semilla de los mártires que se multiplica, entonces Constantino puso a los cristianos en los poderes del Estado, y así “mató” la vida de muchos cristianos, mezclándolos con el mundo; ataca con la corriente de la persecución o con la corriente del mundo. Si no ataca con críticas, ataca con aplausos, con adulaciones, con facilidades para tratarlos en el mundo fácil, y hay que tener cuidado.


Ahora dice aquí en Apocalipsis 12:16: “Pero la tierra ayudó a la mujer, (la tierra no es el sistema del mundo; es la tierra; ella huyó a su lugar preparado y la ayudó la tierra. Miren lo que hizo la tierra) pues la tierra abrió su boca, y tragó el río que el dragón había echado de su boca”. Habrá movimientos telúricos que destruirán ejércitos, como cuando Gog y Magog vengan contra Israel; habrá terremotos, y también los imperios comerciales y bancarios se desmoronarán; la tierra con sus movimientos, incluso abriendo su boca como en el tiempo de Datán, Coré y Abiram, ayudó a la mujer. Se trata de movimientos telúricos, así como el mismo Elías, como hablaron estos profetas: que no llueva durante el tiempo de mi profecía, y no llovió sino hasta que él quiso; y que el agua se convierta en sangre, que haya piojos y que haya oscuridad, y que haya esto; son plagas ayudando a la mujer para dificultarle a Satanás la persecución contra los judíos y los cristianos.


“17Entonces (claro, no pudo contra la mujer, ah! pero hay algunos hermanos que se quedan por allí; algunos volvieron a Babilonia, se quedaron en Babilonia en sus negocios; no pudo contra Cristo, va contra los vencedores; no pudo contra éstos, entonces se va contra los de la periferia) el dragón se llenó de ira contra la mujer; (porque se le desbarató todo su plan por los movimientos de la tierra que abrió su boca) y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, (una parte de la descendencia de la mujer, porque los hijos de Dios forman la mujer; ya no pudo con la mayoría, digamos con el núcleo principal, entonces quedó un resto por ahí) los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesús”. No es solamente contra los judíos, sino contra cristianos; tienen el testimonio de Jesús; y ¿cómo va a hacer guerra?


“18Se paró sobre la arena del mar”. Satanás se coloca sobre la arena del mar para darle su poder a la bestia; el dragón le dio su poder a la bestia; en el capítulo siguiente veremos cómo sube la bestia del mar, y luego otra bestia que persigue a los santos, etc. Vemos, pues, que Satanás utiliza el poder político, comercial, económico, bancario y militar contra los hijos de Dios, contra Israel y contra la Iglesia del Señor. Y los descendientes de Abraham serían como las estrellas de los cielos, es decir, la Iglesia, y como la arena del mar, es decir, Israel. Los israelitas que no recibieron a Cristo, recibirán a otro; esa es la estrategia de Satanás, que le funcionará hasta que el Señor obre en Israel. Vamos a parar por aquí. ☐

2 comentarios:

  1. La BESTIA de Ap.13:4 es precisamente el HOMBRE REAL de carne y huesos que hace alusión Ap.13:18. Escudriñemos:"... calcule el número de LA BESTIA, pues ES número de UN HOMBRE. Su número es 666."(Ap.13:18)

    "y adoraron al DRAGÓN que había dado autoridad a la BESTIA..."(Ap.13:4). Aquí, tanto el DRAGÓN como la BESTIA deben ser ambas REALES o ambas FICTICIAS, ya que no puede un DRAGÓN FICTICIO dar autoridad a una BESTIA REAL ni un DRAGÓN REAL dar autoridad a una BESTIA FICTICIA. Este razonamiento es CLAVE para comprender por qué Francisco es el dragón de Ap.13:4.
    Y estos dos (bestia y dragón) son reales porque la BESTIA de Ap.13:4 es UN HOMBRE REAL de carne y huesos, ya que la Bestia Real de Ap.13:8 es la misma Bestia Real de Ap.13:18 :"... calcule el número de LA BESTIA, pues ES número de UN HOMBRE. Su número es 666."(Ap.13:18)

    Ap.13:18 nos asegura que la Bestia es un hombre real de carne y huesos. Por lo tanto, el dragón de Apo.13:4 también es otro hombre real de carne y huesos, por la simple razón que la Bestia de Apo.13:8 ¡como es real! no puede recibir el poder, el trono, y la gran autoridad de un Dragón que sea ficticio o simbólico.

    Satanás, el muy astuto, se interpuso entre Benedicto XVI (el séptimo rey) y Juan Pablo II (el octavo rey), para que muchos pierdan su fe en la profecía de los 7 papas.
    El espíritu de Satanás ENTRÓ en el cuerpo de Jorge Bergoglio. Ese mismo espíritu fue también el que ENTRÓ ¡en Pedro y en Judas!
    "Pero él [Yahshua], volviéndose, dijo a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás!..." (Mateo 16:23)
    "Entonces Satanás ENTRÓ en Judas, llamado Iscariote..." (Lucas 22:3)

    Para más información:

    https://www.youtube.com/watch?v=a2Eb0nMC3LY&t=4s

    https://www.youtube.com/watch?v=WKXh04fkHhc&t=5s

    Gracia y paz.
    Marcelo Cuadras

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  2. Creo que los adventistas hacen un esfuerzo extraordinario por entender estas revoluciones pero no entiende ni papa de lo que esta pasando, ni lo que ocurrirá. sus interpretaciones se parecen mucho a las de los testigos de Jehova, claro no creo que ustedes sean una secta como estos. pero en realidad no comprenden los misterios de la biblia.
    es una pena que halla tanta ignorancia

    te dire un secreto que te dejara mudo
    La Mujer Vestida del Sol y la Luna
    la mujer es el espiritu que esta en la mente de toda persona y

    te lo dice alguien que ha estado con jesus cara a cara

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