lunes, 3 de enero de 2011

LA QUINTA COPA DE LA IRA

LA QUINTA COPA DE LA IRA


“10Y el quinto derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino de cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas, 11y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras”. Apo. 16:10-11.

Comentarios de crítica textual
Vamos a dar continuidad a esta aproximación al Apocalipsis que estamos teniendo. Vamos a considerar Apocalipsis 16:10-11, donde aparece lo relativo a la quinta taza de la ira de Dios. Voy a leer el texto de esta quinta copa según la versión Reina-Valera de 1960, y luego haremos un breve, muy breve, comentario de crítica textual para luego entrar en la exégesis y en las conexiones de estos versos con otros de la palabra de Dios. Reina-Valera traduce: “10El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas, 11y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras”. En cuanto a comentario de crítica textual, dice el verso 10: “Y el quinto derramó su taza sobre el trono de la bestia...”; la conjunción “kai”, “y”, también aparece aquí al comienzo: “Y el quinto”; la palabra “ángel” está apenas implícita en el texto griego; no es explícita; algunos traductores la explicitaron pero realmente el griego dice: “Y el quinto derramó su taza (fiala) sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas, y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus penas”; la palabra penas es más amplia que dolores; dolores son algunas de las penas; la palabra “penas” es una palabra más amplia, incluye dolores pero también incluye otra clase de penas; “y, por sus úlceras”. Y de nuevo aquí la palabra “elkos”, como en la primera trompeta, que incluye toda clase de llagas, incluido el cáncer y otros problemas cutáneos, etc., “y no se arrepintieron de sus obras”.

¿Se dieron cuenta de que también la quinta taza sigue teniendo  relación,  en parte, con el sol? No se agotó el asunto del sol en la cuarta copa o taza, sino que continúa en la quinta; en la cuarta hubo gran calor, y, claro, ese gran calor seguramente que produjo algunas de estas llagas, úlceras, cáncer de piel, otras cosas que después aparecen también aquí en la quinta copa. También habíamos visto esa clase de úlceras en la quinta trompeta; y, como estamos viendo, cada trompeta tiene cierta relación con su copa correspondiente; no de una manera exacta, puesto que la primera trompeta es granizo, pero la primera copa no es granizo; en ese caso de la primera y la última no hay exacta coincidencia, pero en las demás hay una gran coincidencia.

Entonces, para hacer la comparación, vamos a leer la quinta trompeta, y nos vamos a dar cuenta de que en la quinta trompeta ya hay un oscurecimiento pero por causa de humo. Comparémoslo: capítulo 9; los primeros 12 versos corresponden, como ya estudiamos, a la quinta trompeta: “1El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo” (es la caída de Lucifer). 2Y abrió el pozo del abismo (donde estaban encarcelados algunos espíritus específicos que el Señor mantenía encarcelados; no todos, pero unos sí), y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo”. En este caso, el oscurecerse del sol es por el humo del pozo.


Entenebrecimiento por nublado
En Ezequiel 32 hay un tipo de oscurecimiento por nublado; no oscurecimiento del sol en sí, sino oscurecimiento por nublado; pero también hay un oscurecimiento del sol en sí; entonces vamos a tener en cuenta esos dos tipos de oscurecimientos; o sea, el de la quinta trompeta sí es un oscurecimiento del sol, pero no como una operación en el sol, sino en la atmósfera de la tierra por causa del humo del abismo.

En Ezequiel 32:7-8, habla de este tipo de entenebrecimiento por causa del humo o nublado: “7Y cuando te haya extinguido, cubriré los cielos, y haré entenebrecer sus estrellas; el sol cubriré con nublado, y la luna no hará resplandecer su luz. 8Haré entenebrecer todos los astros brillantes del cielo por ti, y pondré tinieblas sobre tu tierra, dice Jehová el Señor”. Entonces este es otro oscurecimiento que se da en la tierra, el que acabamos de leer en Ezequiel, semejante al de la quinta trompeta. Luego, volviendo a la quinta trompeta, viendo cómo hay una relación del oscurecimiento con los dolores y achaques en los seres humanos. Seguimos leyendo en Apo. 9:3: “3Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra. 4Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes”.  Los que sí lo tienen, es decir, que tienen el Espíritu Santo, el cual es el sello de Dios, ellos no serán atacados. “5Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre. 6Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos”. Entonces vemos aquí cómo aquellas langostas diabólicas que suben de aquel humo del abismo, atacan a las personas como con tormento de escorpión; este es uno de los dolores, una de las penas; solamente que la quinta trompeta es apenas una introducción, pero la copa es una consumación. Teniendo, pues, la base de la quinta trompeta como un inicio, volvamos a la quinta copa o a la quinta taza.


Oscuridad sobre el reino de la bestia
Volvamos al capítulo 16:10: “Y el quinto (hay un orden de acontecimientos) derramó su taza sobre el trono de la bestia (estas cosas ocurren en pleno gobierno del anticristo y en plena gran tribulación); y su reino se cubrió de tinieblas”. Esto debe ser algo de manera literal; esto también se corresponde con una de las plagas de Egipto, la penúltima que se encuentra en Éxodo 10:21 en adelante. Vamos a leer la plaga de tinieblas que se cumplió literalmente en Egipto y que se corresponde con esta plaga que va a aparecer aquí en Apocalipsis en la quinta copa. Aquellos dos profetas de Apocalipsis 11 tienen poder para castigar a los hombres con plagas cuantas veces quieran, así como Moisés lo hizo, así como Elías lo hizo; así lo van a hacer estos dos profetas; y estamos viendo cómo Moisés trajo también tinieblas. Leámoslo en Éxodo 10:21: “Jehová dijo a Moisés: extiende tu mano hacia el cielo, para que haya tinieblas sobre la tierra de Egipto, tanto que cualquiera las palpe”. Son unas tinieblas densas, muy densas. Cuando el hermano José Triviño me contó la experiencia de muerte que él tuvo antes de convertirse al Señor, cuando era joven, a los 17 años, él estaba en un campo cafetero allá en el Quindío; él me lo contó personalmente; y lo único que leía era a Marx, y nunca había oído nada de Dios; y tuvo un ataque al corazón mientras estaba trabajando en el café, y cayó muerto; y al principio él no entendió que era la muerte. Él cayó, se vio fuera del cuerpo; él vio su cuerpo ahí en la tierra con una camiseta roja; y dice que de pronto empezó a tragárselo la tierra; dice que empezó a bajar; y dice que había una oscuridad tan densa que parecía barro;  dice que bajaba y bajaba, y bajaba, y cada vez se hacía más caliente. Cuando él estaba experimentando eso, entonces pensó: Esta es la muerte, estoy muerto; ahí entendió. Mientras daba vueltas alrededor del cuerpo no entendió que estaba muerto, pero cuando empezó a ser absorbido por la tierra, se dio cuenta de que estaba muerto. Entonces me estoy yendo para el infierno; sí existe el infierno. Si existe el infierno, también existe Dios. Ahora, si yo hubiera sabido que había Dios, yo hubiera creído en Él. Tan pronto dijo eso, paró de bajar; tan pronto dijo: si yo hubiera sabido que había Dios, yo hubiera creído en Él, cuando dijo eso, paró de bajar; y dice que se encendió como un lucero, como una luz que lo atraía, y empezó a subir otra vez, a subir, a subir; no sólo salió de la tierra, sino que siguió subiendo, y ahí le pedía: Señor, dame siquiera una hora en la tierra para arrepentirme; y Dios le concedió. Y bajaba de lo alto y no terminaba de llegar, y bajaba, hasta que al entrar en el cuerpo, él sintió como una explosión; volvió a la vida y él se arrepintió; pasó la hora, un día, dos días, tres días; ya habían pasado 18 años cuando me contó su testimonio. Después buscó una congregación y se convirtió al Señor; hoy es un hermano muy querido, José Triviño.

Conté eso para ilustrar el caso de que él experimentara esas tinieblas tan densas que él decía que eran como si fueran de barro; y aquí Éxodo dice, en este caso de la plaga de Egipto: “tanto que cualquiera las palpe. 22Y extendió Moisés su mano hacia el cielo, y hubo densas tinieblas sobre toda la tierra de Egipto, por tres días. 23Ninguno vio a su prójimo, ni nadie se levantó de su lugar en tres días (imagínense las tinieblas tan tremendas); mas todos los hijos de Israel tenían luz en sus habitaciones”. Sólo los hijos de Israel en Gosén; después aparece la razón de Faraón, y luego la de Moisés, y fue la penúltima plaga. De manera, pues, que ya aconteció de manera literal este oscurecimiento de tinieblas; también, cuando el Señor Jesús murió, ustedes recuerdan, hubo tinieblas en la tierra desde la hora sexta hasta la hora nona; o sea que hubo tinieblas literales, eso aconteció; inclusive, no sólo la Biblia cuenta eso. Hay un historiador de los samaritanos llamado Talo que también habla de esa oscuridad que aconteció en aquella época; Talo menciona esa oscuridad en la época de Cristo.


Mandato de vivir para Dios
Volvamos acá al tiempo del Apocalipsis y miremos algunas cosas más. Además del asunto de la oscuridad, quiero llamar la atención aquí a otros versos que nos hablan de esta oscuridad que vendría. Vamos a Eclesiastés 12:1-2. Leemos desde el versículo 1 para tener el contexto inmediato. Dice Dios especialmente a los jóvenes, porque aquí en este contexto le habla primero a los jóvenes: “1Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud (la juventud es para el Creador y no para el pecado), antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento; 2antes que se oscurezca el sol (Salomón ya sabía por el Espíritu Santo que se iba a oscurecer el sol), y la luz, y la luna y las estrellas, y vuelvan las nubes tras la lluvia; 3cuando temblarán los guardas de la casa, y se encorvarán los hombres fuertes, y cesarán las muelas porque han disminuido, y se oscurecerán los que miran por las ventanas; 4y las puertas de afuera se cerrarán, por lo bajo del ruido de la muela; cuando se levantará a la voz del ave, y todas las hijas del canto serán abatidas; 5cuando también temerán de lo que es alto, y habrá terrores en el camino; y florecerá el almendro, y la langosta será una carga, y se perderá el apetito; porque el hombre va a su morada eterna, y los endechadores andarán alrededor por las calles; 6antes que la cadena de plata se quiebre, y se rompa el cuenco de oro, y el cántaro se quiebre junto a la fuente, y la rueda sea rota sobre el pozo; 7y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”. Antes que se oscurezca el sol, la luna y las estrellas; ya Salomón había hablado de esta oscuridad; pero no solamente Salomón, sino después otros profetas hablaron también de esta oscuridad, como Isaías, Jeremías, Joel, y después como el mismo Señor Jesús.

Vamos a verlo en orden cronológico primero con Isaías. Isaías 13:9,10: “9He aquí el día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores”. Son los mansos los que heredarán la tierra. “10Por lo cual las estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá al nacer, y la luna no dará su resplandor”. Entonces aquí Dios está profetizando claramente por Isaías una oscuridad.

Imagínense, está la madrugada, las seis de la mañana saliendo el sol y se oscurece; y el sol parece que no sale, y sigue la oscuridad; las nueve de la mañana y oscuro; las 12 del día y sigue la noche; el sol se oscurecerá. Pasemos también en Isaías 24:23: “La luna se avergonzará, y el sol se confundirá (el sol tenía sus leyes normales y ahora salió de la normalidad), cuando Jehová de los ejércitos reine en el monte de Sion y en Jerusalén, y delante de sus ancianos sea glorioso”. Aquí habla de un avergonzamiento de la luna y confusión del sol.


Los cielos se oscurecerán
Ahora pasemos a Jeremías 4:23,27-28: “Miré a la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz”. Miré a la tierra asolada y vacía, miré a los cielos y no había en ellos luz; una visión que le mostró Dios a Jeremías; y en los versículos 27 y 28: “27Porque así dijo Jehová: Toda la tierra será asolada; pero no la destruiré del todo. 28Por esto se enlutará la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán, porque hablé, lo pensé, y no me arrepentí, ni desistiré de ello”. En la cuarta trompeta, la tercera parte del sol, la tercera parte de la luna y la tercera parte de las estrellas fue oscurecida, como avisándole a los hombres; ya era el segundo aviso, ¿por qué? porque en el sexto sello, antes del séptimo, antes de las siete trompetas y de las siete copas, ya ocurrió un primer terremoto mundial; y un primer oscurecimiento mundial; como decir, para comenzar la tribulación; como dice Joel: antes de aquel día; es decir, para iniciar el día de la tribulación, antes de aquel día acontece; luego viene un tiempo determinado, como, por ejemplo, el tiempo de las plagas en Egipto; el oscurecimiento fue de tres días; entonces va a haber un oscurecimiento en el sexto sello, antes del séptimo, antes de las trompetas, antes de las copas; ya hay un primer oscurecimiento que está en Apo. 6:12; es el primer oscurecimiento con el que comienza la gran tribulación Por eso dice: “antes del día grande y terrible de Jehová”; antes; y otros dicen, “y después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá”; o sea que habrá un oscurecimiento antes y un oscurecimiento después; el oscurecimiento antes es en el sexto sello. Apo. 6:12 dice: “Miré cuando abrió el sexto sello (todavía no es el séptimo) y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre”. Ayer 15 de mayo tuvimos un eclipse aquí. En el sexto sello ya hubo un oscurecimiento del sol; luego viene el séptimo sello. En el séptimo sello, como lo vemos en el capítulo 8, se les dan las siete trompetas, y en la cuarta trompeta es cuando se oscurece otra vez la tercera parte; o sea que hubo un oscurecimiento, digamos, momentáneo, como cuando el Señor Jesús murió; hubo un oscurecimiento total, una gran señal de los cielos, pero momentánea; como en el tiempo de Egipto hubo una oscuridad total de tres días; o sea que puede haber esa oscuridad temporal, y después vuelve a la normalidad; y a los hombres, cuando viene la cuarta trompeta y se oscurece la tercera parte, y ahí sí continúa en ese estado disminuido la tercera parte, entonces les recuerda el oscurecimiento que hubo al comienzo de la gran tribulación en el sexto sello.

Antes de que venga el día del Señor
Vamos a mirar unos versos en Joel para que ustedes vean que hay un oscurecimiento antes y otro después. Pasemos a Joel 2:10: “Delante de él temblará la tierra, se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor”. Noten, aquí está hablando de un oscurecimiento delante del Señor. ¿Qué quiere decir delante de Él? Significa que antes de que Él venga, se le adelanta esto como una señal de que Él está llegando; ¿qué sucederá? “se estremecerán los cielos (no solamente la tierra; la tierra temblará); el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor”.

¿Ven?  Ahora pasemos a los  versos 30-31: “30Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y fuego, y columnas de humo”. Ahí están sintetizadas las otras plagas, trompetas y plagas. “31El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de Jehová”. Fíjense en la palabra “antes”.


Antes de volver a Joel, vayamos a Mateo 24:29: “E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días...”; noten la palabra “después de la tribulación de aquellos días”; ¿cuál tribulación? la que acaba de describir en lo que acaba de hablar en el capítulo 24. En Mateo 24 le preguntaron al Señor por señales, y Él habló de esas señales: Cuando veáis la abominación desoladora, y guerras, y rumores de guerra, señales en los cielos y en la tierra, ¿amén? Dice: “después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas”. Jesús está hablando en el mismo espíritu que habló Joel, porque era el Espíritu de Cristo el que habló por Joel, como lo enseñó San Pedro; entonces ahora está hablando Cristo las mismas cosas. Pero fíjense en un detalle: Aquí habla Joel de un oscurecimiento “antes”, y Mateo de un oscurecimiento “después”. ¿Se dan cuenta?


Ahora, Lucas 21 presenta las dos ocasiones. En Lucas 21:11 aparece la primera mención: “Y habrá grandes terremotos, y en diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes señales del cielo”. ¿Ven? “Grandes señales del cielo”; esta es una primera mención que hace Lucas; pero luego  Lucas continúa hablando, y en 21:25, dice: “25Entonces (después de los días de retribución, después de todo eso) habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, confundidas a causa del bramido del mar y de las olas; 26desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas”. Lucas menciona dos veces esto: en el verso 11 y en el 25. Joel dice: antes de aquel día y delante de Jehová; y Mateo dice: después de la tribulación de aquellos días.


Orden de acontecimientos
Volvemos a Apocalipsis. Hay en el sexto sello un primer oscurecimiento, que es el que viene antes del día de Jehová; es decir, antes de la gran tribulación; porque a) el sexto sello es el que introduce la gran tribulación; es como decir: la inauguración de la gran tribulación es en el sexto sello; b) luego en el séptimo sello se tiene siete trompetas, que son las que introducen el juicio; y c) la séptima trompeta tiene siete tazas, que son las que consuman la ira.

Entonces vemos un orden: el sexto sello inaugura la gran tribulación, con un gran terremoto mundial y con este primer oscurecimiento; pero luego viene el séptimo sello que, según el capítulo 8, son siete trompetas; en la cuarta trompeta se oscurece, ya de manera definitiva, la tercera parte del sol y se queda así; ya había habido una oscuridad, pero esa oscuridad fue temporal porque cuando llega la cuarta trompeta, que es en el séptimo sello, ya vemos que otra vez está alumbrando; entonces ahora sí se reduce a la tercera parte; cuando se reduce a la tercera parte, se acuerdan del oscurecimiento de la inauguración y se queda la tercera parte, y aun así no se arrepienten; tiene que llegar la quinta copa; y ahora sí, en pleno gobierno del anticristo, viene oscuridad, y esa oscuridad también con dolores, con penas, con enfermedades, con úlceras, con cáncer en la piel, con todo lo que ya había producido lo anterior.


Hay otros versos que hablan también de ese oscurecimiento. Joel 3:15: “El sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor”. El verso 14 dice que es en el contexto del Armagedón; nos vamos a dar cuenta de que la próxima copa es Armagedón. Como la sexta trompeta es el inicio de Armagedón, la sexta copa o sexta taza, es Armagedón; pero antes de eso viene esta oscuridad. Dice el verso 14: “14Muchos pueblos en el valle de la decisión, porque cercano está el día de Jehová en el valle de la decisión. 15El sol y la una se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor”. Esa es la oscuridad, tanto del sexto sello, que se repite después plena en la quinta taza; la oscuridad de la cuarta trompeta es parcial, un tercio, pero ya la oscuridad de la quinta taza de la ira es total; ellos estarán en oscuridad como estuvieron en oscuridad allá en Egipto; eso acontecerá de nuevo.


Volvemos a Apocalipsis 16:10: “Y el quinto derramó su taza sobre el trono de la bestia (el reino del anticristo); y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas”; o sea que estos dolores van a ser terribles, de tal manera que les hace morderse la lengua; si fuera un dolor pequeño, no causaría eso; pero el efecto, primero en la quinta trompeta de aquellas langostas que les producen dolores, es que ellos buscarán la muerte, y no pueden morir, durante cinco meses; aquí dice: “mordían de dolor sus lenguas”; y en el verso 11 quiero llamarles la atención al grado de maldad, porque se subió en un grado de maldad; fíjense en la comparación cómo el final de la cuarta taza es parecido con el final de la quinta taza, sólo que se subió de grado en la blasfemia. Comparen la cuarta taza con la quinta, y miren cómo es la cuarta taza en el 16:9: “Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria”. Lo que Dios buscaba era que se arrepintieran. Primero les envió el evangelio, no lo oyeron; está el testimonio de los profetas, no lo oyeron; está el testimonio de los 144.000, lo rechazan; está el testimonio de los santos, son martirizados; entonces ¿qué más testimonio va a dar Dios? Les da un tormento y no los deja morir para que no se vayan al infierno; que conozcan el infierno en la tierra, antes de irse definitivamente para ese lugar y no puedan salir; que lo conozcan cinco meses, pero no los deja morir para que se arrepientan; pero aun así no se arrepienten. Luego viene este gran calor y no se arrepienten, y blasfeman el nombre de Dios; pero luego, después de esta oscuridad y estas úlceras y dolores, dice ya en la quinta taza de la ira: “11Y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus penas y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras”. Pero fíjense en el grado; en la cuarta taza de la ira dice: “blasfemaron el nombre de Dios”; hablaron pestes de Dios, hablaron mal; pero en la quinta taza le hablaron mal a Él mismo; o sea, el grado de blasfemia aumentó.

Primero, blasfemaron el nombre de Él; hablaron mal de Su nombre; pero luego en la quinta, no sólo que hablaron mal de Él, sino que a Él mismo se dirigieron con palabras blasfemas. “Y blasfemaron contra el Dios del cielo”; ahora no es sólo contra el nombre de Él, sino contra Él mismo; no sólo hablaron mal de Él, sino que le hablan a Él, blasfemias, lo maldicen, etc. “Y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por su úlceras, y no se arrepintieron de sus obras”.


Tengo otro verso que quisiera que miráramos. Miqueas 3:6; ese es el tiempo de los falsos profetas del fin, y por eso, en el contexto del fin, en que una de las muchas señales es la del falso profeta y las de los falsos profetas. “Por tanto, de la profecía se os hará noche, y oscuridad del adivinar; y sobre los profetas se pondrá el sol, y el día se entenebrecerá sobre ellos”. Entonces aquí, hermanos, nos habla claramente de estas tremendas señales en el sol, otra de las señales.

¿Cuál fue la primera señal? La primera oscuridad temporal en el sexto sello. ¿Cuál fue la segunda señal?  La tercera parte disminuida de una manera más permanente. ¿Cuál es la tercera señal? El gran calor.

¿Cuál es la cuarta señal? La oscuridad ahora durante la quinta copa. Hay todavía otra sexta que tiene que ver con el sol, pero que no pertenece a la quinta taza, sino a la séptima, la cual estaremos viendo con más cuidado; por eso no quiero adelantar los versos, para que los podamos ver en aquella ocasión bien claro. Una séptima señal será en el Milenio, cuando el sol brille siete veces más, y la luna como el sol.


Pienso que con esto que hemos visto es suficiente para entender esta quinta taza de la ira. Lo que Dios está buscando con todo esto, es el arrepentimiento; pero los hombres se van endureciendo y endureciendo cada vez más; ahora están blasfemándole directamente al Señor. ¡Terrible! Entonces vamos a orar, hermanos, y pidámosle al Señor: gracia. ☐

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