lunes, 3 de enero de 2011

LOS DOS TESTIGOS

LOS DOS TESTIGOS


“Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio”. Apocalipsis 11:3.

El ángel de Jesucristo
Vamos a avanzar un poquito en el estudio de este precioso libro del Apocalipsis. Habíamos llegado entonces al capítulo 11; sin embargo antes de pasar a ese capítulo, algo que no pude decir porque el tiempo se hizo muy largo la vez pasada, relativo a este ángel del capítulo 10. Es necesario dejar una puerta abierta exegética y hermenéutica, o sea, de interpretación acerca de quién pudiera ser este ángel. Como vimos, tiene todos los rasgos característicos de ser el Ángel del Pacto, y así se le llama a Cristo, pero también Cristo tiene Su propio ángel; y este libro del Apocalipsis es mediado por el ángel de Cristo; de ese ángel de Cristo se habla en el mismo Apocalipsis, en el capítulo 1. Como ustedes recordarán, dice: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel”. Aquí se habla de un ángel de Cristo, que seguramente tiene el mensaje de Cristo, y los mensajes espirituales, como decía Cecilita, no son meramente palabras o cosas mentales, son representación espiritual; significa que este ángel de Jesucristo ciertamente tiene que tener la autoridad que representa ser, ángel de quien es, ¿verdad? Entonces este ángel de Cristo es el mediador del Apocalipsis; como dice: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio y la declaró enviándola por medio de su ángel”. De manera que este ángel de Jesucristo sí sería un ángel creado.

De él se habla también en Apocalipsis 22:16. Después de que dio todo el Apocalipsis, dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias”. Vemos que el Señor envió a Su ángel para dar testimonio de estas cosas; estas cosas es la profecía del Apocalipsis. En la primera parte del Apocalipsis aparece este ángel de Jesucristo; en el capítulo 10 también aparece como si fuera descrito como el ángel de su faz, como el ángel del pacto, con el libro abierto, que es el que prácticamente trae la revelación; o sea que el mismo principio del 1:1 que dice que la revelación es declarada por medio del ángel, en el 10 también aparece la revelación de Jesucristo declarada por este ángel que parece ser el ángel del pacto, pero que de todas maneras hay que dejar abierta esa exégesis, esa posibilidad  de ser el ángel de Jesucristo.


También hay un pasaje interesante del apóstol Juan, ya en el capítulo 19. Ustedes recuerdan cuando Juan iba a adorar ese ángel; recuerdan en Apocalipsis 19:9-10: “9Y el ángel me dijo: (es el ángel de Jesucristo el que está revelando estas cosas) Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios. 10Yo me postré a sus pies para adorarlo (el mismo Juan se confundió acerca de este ángel; podía ser el ángel del pacto mismo expresado acá; o sea, Jesucristo mismo, y Juan como que se confundió y lo iba a adorar). Y él me dijo: “Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos que retienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús es el espíritu de la profecía”. Entonces quería completar esta parte, que por el tiempo no lo pude decir la vez pasada, pero ahora lo completo para que dejemos esa puerta abierta en cuanto a la identificación del ángel de Apocalipsis 10, ¿amén? Si el mismo Hijo de Dios es el siervo por excelencia de Dios, cuánto más cualquier ángel por más alto y elevado que sea; el mismo ángel de Jehová.


Comentario de crítica textual
Bueno, hermanos, llegamos al capítulo 11. Esta es la tercera parte del segundo ay, que es la sexta trompeta. La sexta trompeta es el segundo ay, y el segundo ay es una perícopa completa, es una unidad de revelación que empieza en el 9:13 y termina en el 11:14; entonces el segundo ay es una perícopa completa que incluye tres partes: El inicio del Armagedón, que vimos en la primera parte; luego este anuncio en medio de tribulación de que cuando el séptimo ángel comience a tocar la trompeta el misterio será consumado, y luego sigue otra vez aquí describiéndonos el ambiente de la gran tribulación con la bestia ejerciendo y con los dos profetas de Dios dando testimonio.

Primero, como solemos hacer, vamos a hacer el comentario de crítica textual para examinar la traducción de Reina-Valera de 1960 que tenemos la mayoría aquí; y lo hacemos a la luz de los manuscritos griegos más antiguos y también mayoritarios. Entonces voy a hacer la lectura de corrido de Apocalipsis 11:1-14, solamente parando en los comentarios textuales: “1Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se  me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él”. En este primer versículo, algunos pocos manuscritos posteriores añadieron una frase, donde dice: “se me dijo”; algunos manuscritos dicen: “Y el ángel se puso en pie y me dijo.” En algunos pocos manuscritos posteriores, quizá algún escriba quiso explicar quién era el que decía, y ser un poco más explícito, y se tomó la libertad de añadir esa frase: “y el ángel se puso en pie y me dijo”; pero son posteriores esos manuscritos, y muy pocos, los que dependen de él; pero todos los más antiguos y la mayoría dicen como se traduce aquí en Reina Valera. “2Pero el patio que está fuera del templo, échalo fuera, (se traduce mucho más exacto, que “déjalo aparte”; los verbos que se usan y el adverbio es “échalo fuera”) y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses”. También aquí Reina Valera lo tiene muy correcto, aunque es preciso reconocer que existen diferencias en los manuscritos; la mayoría y los más antiguos lo dicen como dice acá: “el patio que está fuera del templo”; otros manuscritos dicen: “el patio que está adentro”; unos dicen: exoten y otros esoten. Esotén es de donde viene la palabra esotérico, lo que está adentro, pues exotérico es lo que está  afuera. Este patio no es el patio interior, sino el patio exterior. Algunos manuscritos dicen: esoten, interior, pero la mayoría y los más antiguos dicen: exoten, o sea que se refiere al patio exterior, al patio de afuera, o sea, al patio exterior al atrio de afuera, es decir, lo que se llamaba “el atrio de los gentiles”; porque cuando ustedes ven, tanto el dibujo que se puede hacer siguiendo la visión del templo tanto de Ezequiel, como la de Salomón, ustedes ven que había el patio que se llama de los sacerdotes, ¿verdad? Y había un atrio exterior que era donde podían llegar los gentiles, que no podían pasar de ahí para adelante; también las mujeres podían llegar hasta un cierto lugar; entonces el que es entregado afuera es el patio exterior, exoten; lo dicen los más antiguos manuscritos y también la mayoría. Había que informar a los hermanos que existen esas discrepancias entre algunos manuscritos, ¿amén?


“2Pero el patio que está fuera del templo, déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses. 2Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio. 4Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Señor de la tierra”. No es la palabra “Dios” (como aparece en Reina-Valera), sino la palabra “Kuryos”, “Señor”. En el códice 1, que es tardío y fue el que usó Erasmo para su edición crítica del Nuevo Testamento, base del Textus Receptus, dice: “Dios”, pero es como si hubiera sido una libertad que se tomó el escriba de invertir Kuryos por Theos; pero realmente la palabra, como lo dice la mayoría de los manuscritos es: Señor; entonces la palabra más exacta es “están de pie delante del Señor de la tierra. 5Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera. 6Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran. 7Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará. 8Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado. 9Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones contemplarán (aquí el verbo más exacto que ver es “contemplar”) sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados. 10Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegran, (aquí lo dice en presente; ustedes saben que Juan escribió en un griego sui géneris) y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas atormentaron (lo dice así, en un pasado perfecto o pretérito perfecto) a los moradores de la tierra. 11Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron. 12Y oyeron una gran voz del cielo, diciendo (gerundio): Subid acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron. 13En aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y por el terremoto murieron en número de siete mil hombres; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo. 14El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto”. Por ese verso 14 nos damos cuenta de que el segundo ay abarca inclusive el período en que está la bestia, la gran tribulación: el testimonio de los profetas, la matanza de los profetas, su resurrección, su arrebatamiento y el terremoto en la ciudad de Jerusalén; ahí recién termina el segundo ay; o sea que el segundo ay pertenece a la gran tribulación.


Midiendo el templo de Dios
Volvamos sobre nuestros pasos. Vamos a hacer unos pequeños comentarios; quisiera también darles algunos versos, que por causa del tiempo no vamos a alcanzar a leerlos todos, pero se los voy a citar para que cada uno lo pueda revisar en la Biblia. “1Entonces (esa palabra, “entonces”, es la palabra griega “kai”, y, también) me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo:” Cuando se hace el seguimiento en la Biblia de medir alguna cosa, poner una medida, en la Biblia aparece medir en dos sentidos: a veces se mide para separar para cuidado, y a veces se mide para separar para juicio; toda medida tiene de esas finalidades; porque Dios es un Dios que no pasa los límites que Él establece. Cuando tiene que hacer alguna cosa, Él la hace dentro de los límites; no es que va a matar a uno, y mata a cincuenta, no; Él hace las cosas como tienen que ser hechas. Dios no se equivoca; ni siquiera un cabello de nuestra cabeza perecerá, o sea que Dios es exacto. Aquí cuando se dice: medir, medir algo es separarlo para un objetivo; en la Biblia ese objetivo a veces es una separación para cuidado, para protección; otras veces es una separación para juicio. Por el contexto tendríamos entonces que determinar qué clase de separación es esta.

“1Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, (¿recuerdan que así fue en Ezequiel, verdad? y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él”.

Algunos intérpretes dicen que este es el templo en el cielo y que el patio pertenece a la tierra. Watchman Nee, por ejemplo, dice eso, puesto que él aceptó la influencia de John Nelson Darby, el rapto antes de la tribulación; y Witness Lee siguió la interpretación de Watcham Nee; entonces ellos dividen este templo en dos partes: uno terrenal y otro celestial. Otros intérpretes no pueden decir: o es terrenal todo, o es celestial todo; pero ¿cómo va a ser una parte terrenal y una parte celestial? Dejemos, pues, así esta palabra: el templo como templo y el altar como altar. Si este templo es el templo terrenal, entonces esta es otra profecía que muestra que el tercer templo de Jerusalén tiene que ser restaurado para la gran tribulación.

 Acuérdense de que en Daniel 9, en las setenta semanas dice que será quitado el continuo sacrificio; pues para que el continuo sacrificio esté funcionando, el templo tiene que ser restaurado.


Ya Israel volvió a ser una nación en 1948, ya Jerusalén fue recuperada en 1967, ya fue declarada capital eterna de Israel en 1980, pero todavía no puede restablecerse el ejercicio del culto porque no hay el templo; así que si Daniel dice que el continuo sacrificio sería quitado y establecida la abominación desoladora, quiere decir que el templo tendría que ser restaurado. De hecho, las informaciones que tenemos es que prácticamente está ya pre-construido; tienen todos los elementos, y lo que están esperando es el momento de armarlo. No sólo tienen los elementos materiales, sino que hay escuelas sacerdotales donde hay personas ya entrenadas para ejercer otra vez el ministerio aarónico; de modo que este pasaje de Apocalipsis 11 nos da a entender también que ese templo fue restaurado para que pudiera ser profanado por el anticristo.


Reconstrucción del templo de Jerusalén
“1Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él. 2Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; (este “no lo midas” quiere decir que la primera medida era de protección; sin embargo, hay un cuestionamiento que hacer. Jesús dijo: “Cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar [el que lee, entienda], entonces los que estén en Judea huyan a los montes”. Él no dijo: Lugar Santísimo, pero dijo: Lugar Santo; o sea que habría una abominación puesta allí, de manera que aquí la parte que es entregada para ser hollada, es el atrio de afuera, o sea, el atrio de los gentiles) y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses”.

En Lucas 21:24 el Señor Jesús dijo unas palabras que Lucas registró de la siguiente manera: “Y caerán a filo de espada, (viene hablando de Israel, que rechazó al Mesías) y serán llevados cautivos a todas las naciones; (es lo que ha sucedido con Israel, pero ahora había dicho el Señor en otras profecías que los volvería a traer a su tierra; ya los trajo, pero dice más) y Jerusalén será hollada por los gentiles”. Ya fue hollada en el tiempo de Tito, pero aquí no dice que sea una sola vez; porque a veces, cuando el Señor profetiza, diciendo: Y establecerá la abominación desoladora, destruirán la ciudad y el santuario, uno dice: Bueno,  como lo dijo una vez, sucede una sola vez; pero ha sucedido varias veces; así que cuando Él dice: “Jerusalén será hollada”, no está necesariamente diciendo que será una sola vez; Jerusalén será hollada, puede ser dos veces, puede ser tres veces, puede ser cinco veces. Lo fue con Antíoco Epífanes, lo fue con Pompeyo, lo fue con Tito, lo fue en la revolución de Bar Cobcha, lo fue con Saladino, durante las Cruzadas varias veces, lo fue ante los turcos, y lo fue con las mismas Naciones Unidas cuando la puso como protectorado de Inglaterra; de modo que cuando dice: Jerusalén será hollada, eso se ha cumplido muchas veces; claro que esta frase se dice una vez, pero no está restringida a ser cumplida una sola vez; puede cumplirse varias veces. Dice allí Lucas: “y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan”; eso es cuando el Señor establezca su reino, ¿verdad?


Humillación de los judíos descuidados
Volvamos a Apocalipsis 11:2; allí dice: “ellos hollarán la ciudad santa”; Jerusalén será hollada por los gentiles. En Isaías capítulo 29, hay una profecía también respecto a esto; allí aparece el nombre de Ariel, porque la palabra Ariel significa: León de Dios. Si ustedes ven el escudo de Jerusalén, tiene un león y dos olivos; es el león de la tribu de Judá, la ciudad de David. Entonces por eso a Jerusalén se le llamaba Ariel, la ciudad del león de Dios. Entonces dice Isaías capítulo 29: “1¡Ay de Ariel, de Ariel, ciudad donde habitó David! Añadid un año a otro, las fiestas sigan su curso. 2Mas yo pondré a Ariel en apretura, y será desconsolada y triste; y será a mí como Ariel. 3Porque acamparé contra ti alrededor, y te sitiaré con campamentos, y levantaré contra ti baluartes. 4Entonces serás humillada, hablarás desde la tierra, y tu habla saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra como la de un fantasma, y tu habla susurrará desde el polvo. 5Y la muchedumbre de tus enemigos será como polvo menudo, y la multitud de los fuertes como tamo que pasa; y será repentinamente, en un momento. 6Por Jehová de los ejércitos será visitada con truenos, con terremotos y con gran ruido, con torbellino y tempestad, y llama de fuego consumidor”. Así que el Señor profetizó realmente un asedio; no uno, profetizó asedio terrible contra Jerusalén. Es lo mismo que dice Daniel en el capítulo 12.

La gran tribulación en Daniel
En el capítulo 12, Daniel, ya terminando su profecía en el 12, nos revela algo respecto de esto. Leamos desde el 11:31, que es donde se describe en Daniel la gran tribulación. En Daniel, la gran tribulación es descrita desde 11:31 hasta terminar Daniel 12; todo eso describe la gran tribulación; y como ese es el contexto de lo que estamos leyendo acá, dice: “31Y se levantarán de su parte tropas (del anticristo; de este rey maligno que se venía describiendo antes) que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora”. “Profanarán el santuario”; quiere decir que el santuario estaría restaurado; “y la fortaleza”, y el continuo sacrificio que se celebraba estaría funcionando. Entonces eso, dice, será profanado. Luego sigue hablando en todos esos versos de este anticristo, y retomamos la exégesis en el verso 36: “36Y el rey hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios”.

Aquí continúa hablando del anticristo; sigue hablando de cómo se van a juntar los ejércitos; porque recuerden que estamos en la sexta trompeta. Allí en la primera parte de la sexta trompeta, vimos esas naciones, vimos esos ejércitos, ¿verdad? Esto continúa en este ambiente aquí.


Ejércitos gentiles contra Jerusalén
Entonces dice aquí en el versículo 39, hablando de ese anticristo: “39Con un dios ajeno (este dios ajeno es Lucifer, porque es el dragón el que le da poder a la bestia; ese es el dios ajeno de este reino soberbio, que es el anticristo) se hará de las fortalezas más inexpugnables, y colmará de honores a los que le reconozcan, y por precio repartirá la tierra. 40Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; (es el mundo musulmán que se levanta contra el Occidente llamado cristiano, pero que realmente es anticristiano) y el rey del norte (es Rusia y sus aliados) se levantará contra él como una tempestad”. Ahí es cuando comienzan a confluir los ejércitos; ya confluyen los ejércitos occidentales del anticristo, confluyen hacia Jerusalén los ejércitos musulmanes, confluyen los ejércitos de Rusia y los aliados, y también menciona los del oriente, o sea, los que veíamos en la sexta trompeta, que aparecen mencionados un poquito más adelante; y vamos a ver también la confluencia de los ejércitos de oriente; o sea, todo viene hacia Israel; empezarán a venir contra Israel y Jerusalén será destruida; es decir, habrá terribles cosas allí.

Entonces dice el verso 41: “41Entrará a la tierra gloriosa, (ahí está, ¿dónde era que estaban los dos profetas? Estaban en Jerusalén; o sea, que este personaje entrará a la tierra gloriosa) y muchas provincias caerán; (y dice cuáles escaparán de su mano) mas estas escaparán de su mano: Edom y Moab, y la mayoría de los hijos de Amón. (Lo que corresponde a Jordania, la parte de la Transjordania, lo que hoy es el país de Jordania) 42Extenderá su mano contra las tierras, y no escapará el país de Egipto. 43Y se apoderará de los tesoros de oro y plata, y de todas las cosas preciosas de Egipto; y los de Libia y de Etiopía le seguirán. 44Pero noticias del oriente y del norte (ahí está, esa es la invasión de los ejércitos de los reyes del oriente que dice aquella sexta copa, ¿verdad?) lo atemorizarán, y saldrá con gran ira para destruir y matar a muchos. 45Y plantará las tiendas de su palacio entre los mares y el monte glorioso y santo; mas llegará a su fin, y no tendrá quien le ayude”. ¿Dónde plantará las tiendas de su palacio? Entre los mares; uno es el Mar Grande llamado hoy el Mediterráneo, y el Mar Muerto; también está el Mar de Tiberias; o sea en puro Israel. Allí plantará las tiendas de su palacio, “entre los mares y el monte glorioso y santo”; no en el monte, pero ahí cerca; “mas llegará a su fin, y no tendrá quien le ayude. 1En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, (eso es la gran tribulación, tiempo de angustia para Israel, alrededor de Jerusalén, en Jerusalén y en toda la tierra) cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces”. Significa que todo eso es la descripción del dolor de parto máximo para que por fin Israel reciba al Mesías, con el terremoto que acontece cuando son arrebatados los profetas resucitados; ahí comienzan ya a dar gloria, ahí comienza la conversión de varios de los israelitas para recibir al Señor. Entonces dice acá en Daniel 12:1: “pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo”. Fíjense en que la libertad es precedida por una tremenda angustia.


La duración de la gran tribulación
Volvamos a Apocalipsis 11:2, donde dice que la ciudad santa será hollada. Esa es ya la parte final, esta es ya la sexta trompeta; no se refiere a los cumplimientos tipológicos anteriores, sino al cumplimiento final; la ciudad santa será hollada cuarenta y dos meses, y en el verso siguiente dice: “3Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio”. Esos mil doscientos sesenta días es lo mismo que cuarenta y dos meses.

Hay siete versículos que expresan esto con palabras semejantes o
diferentes, pero se refieren a lo mismo. Vamos a la primera mención de este período de cuarenta y dos meses; es lo mismo que mil doscientos sesenta días; es lo mismo que tiempo, que es un año, tiempos, dos años, y la mitad de un tiempo, tres años y medio; es lo mismo que la segunda mitad de la semana setenta de Daniel; se refieren al mismo período.


Entonces vamos a ver en Daniel 7:25, cuando aparece por primera vez este período mencionado. “Y hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en cambiar los tiempos y la ley; y serán entregados en su mano hasta tiempo, y tiempos, y medio tiempo”. En Daniel 9, donde está la profecía de las setenta semanas, esa palabra semanas no se refiere a semanas de días; la palabra en hebreo es shabua, que se traduce en español septenario: no son siete días, sino siete años, es un septenario.

Entonces dice Daniel 9:26: “26Y después de las sesenta y dos semanas (ya llevaban las siete primeras, luego esas sesenta y dos, ya son sesenta y nueve semanas de las setenta profetizadas para Israel y Jerusalén) se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; (porque él murió fue por nosotros) y el pueblo de un príncipe que ha de venir (Roma) destruirá la ciudad y el santuario; y su fin (significa que Roma continúa) será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones (aquí tenemos la serie de guerras que ha habido desde Cristo hasta acá). 27Y por otra semana...” Es ya la última, porque eran setenta, ya van siete primeras, sesenta y dos después, ya son 69; falta una, pero esa semana es después del paréntesis del versículo 26, porque la semana 69 termina con la muerte del Mesías.

Después de las 62 semanas con 7 que llevaba, son 69. “26Y después de las setenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías”. Ahí muere el Mesías; el Mesías muere cuando se completa la semana 69; las siete primeras y estas sesenta y dos después; y luego el versículo 27 describe la semana 70; pero el versículo 26 nos dice lo que pasa entre la muerte del Mesías y el comienzo de la semana número 70; ese período es la historia del tiempo de los gentiles con predominio de Roma. “Y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. 27Y por otra semana (esta es la semana setenta) confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana (es una semana de años, es un septenario, no son siete días, sino siete años; la palabra es shabúa, se traduce septenario) hará cesar el sacrificio y la ofrenda”. Significa que el sacrificio y la ofrenda estaban ofreciéndose, pero es hecho cesar a la mitad de la semana. Hasta ahí Israel había sido admitido en su religión, en su particularidad, pero a partir de aquí este anticristo quiere ser el gobernante, y quiere ser el dios de todas las religiones; entonces ya no permite más que Israel mantenga su particularidad, ni los cristianos la suya.


Señal del inicio de la gran tribulación
Entonces dice que el anticristo “hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después (durante la segunda mitad de la semana setenta, en el último septenario, o sea, tres años y medio; la mitad de la semana de siete, es tres y medio) con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, (ya es el período del anticristo mismo en su ferocidad) hasta que venga la consumación, (cuando se derramen las siete copas de la ira) y lo que está determinado se derrame sobre el desolador”. Las copas de la ira son las que concluyen la gran tribulación para juzgar al anticristo. Esa es la segunda mención de ese período de la mitad de un septenario, tres años y medio.

Es mencionado también en Daniel 12:7, cuando aquel ángel que mencionamos la vez pasada juró que ya no sería más el tiempo; es decir, en el tiempo del fin, pues el fin llega con esos tres años y medio de la gran tribulación. “Y oí al varón vestido de lino, que estaba sobre las aguas del río, el cual alzó su diestra y su siniestra al cielo, y juró por el que vive por los siglos, que será por tiempo, (un tiempo es un año) tiempos, (ya es plural, son dos) y la mitad de un tiempo (tres años y medio). Y cuando se acabe la dispersión del poder del pueblo santo, (por eso los israelitas tienen que volver a su tierra y los cristianos tienen que estar en la unidad del cuerpo de Cristo) todas estas cosas serán cumplidas”. ¿Se cumplirán cuando? En tres años y medio finales; será por tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo; ahí está en otro lenguaje la misma cosa que la mitad final del septenario de la profecía de Daniel.


De manera, pues, que es este mismo tiempo el que aparece aquí en Apocalipsis 11:2-3: “Hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses.

3Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio”. En Apocalipsis 12:14 también se habla de lo mismo. “Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo”.

Significa que este remanente será guardado durante estos 42 meses, que es tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo. En Apocalipsis 13:5 dice que a este anticristo se le dio boca y hablaba grandes cosas y blasfemias, y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses.

Entonces tenemos la cita de Daniel 7, Daniel 9, Daniel 12, las dos de Apocalipsis 11, la de Apocalipsis 12 y la de Apocalipsis 13; siete menciones; en el 11 hay dos menciones; o sea, son realmente siete menciones de este período de la gran tribulación.


Identificando los dos testigos
Volvamos a Apocalipsis 11:3: “Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio”. El cilicio en la Biblia tiene un significado; hay muchos versos que nos hablan del cilicio, pero que ahora no tendríamos tiempo de leerlos; así que solamente se los voy a dictar; los que los puedan copiar después revisan para que hagan el seguimiento de lo que significa el cilicio; significa luto, significa humillación, significa tribulación. Tomen nota de los siguientes versículos: Job 16:15; Génesis 37:34; 2 Samuel 3:31; 21:10; 2 Reyes 6:30; Jeremías 4:8; 48:37; 49:3, Jonás 3:5; Mateo 11:21, y una serie de Salmos: Salmo 30:11; 35:13; Amós 8:10; Isaías 3:24; 15:3. Esto para resumir los versículos donde se habla del cilicio. Si usted toma todos esos versos, entiende lo que significa el cilicio; entonces estos dos profetas estarán vestidos de cilicio. El cilicio era el luto; o sea, estarán vestidos de negro, es decir, estarán mostrando que Dios tenía razón y que ese es el tiempo del juicio.

Noten que aquí se les llama “mis dos testigos”. Dios había dicho que en boca de dos o tres testigos tiene que constar toda palabra. Ahora al final Dios va a establecer estos dos testigos; estos dos testigos van a hacer los milagros que se dice en la Biblia que fueron hechos por otros profetas. Por ejemplo, Moisés castigó con plagas; ellos van a realizar las mismas plagas que hizo Moisés. Elías también hizo ciertos milagros, cerró el cielo por tres años y medio; ellos también cerrarán el cielo durante los días de su profecía; quiere decir que la gente incrédula que no creía en los milagros estará viendo a estos profetas que hablan la misma palabra del Antiguo y del Nuevo Testamento, la misma palabra de la Biblia, los mismos milagros aconteciendo, incluso cuando los maten. El Señor resucitó al tercer día y Lázaro ya estaba podrido al cuarto día; el Señor dijo que ellos no lo harían al tercero, ni al cuarto, sino a los tres y medio; o sea, cuando estaban a punto de empezar descomponerse, cuando ya los otros habían dicho: miren ya son tres días, dizque Jesús resucitó al tercer día, y ellos no han resucitado; y a los tres días y medio resucitan a la vista de todos; como quien dice: ustedes no creen en la resurrección, pues mírenlo; y eso hasta por televisión; porque aquí está profetizada la televisión; porque dice que en todas las naciones lo verán. ¿Luego no creían en la ascensión? pues vean; fueron arrebatados delante de todo el mundo y lo vieron todas las personas. Antes de destruir realmente con las plagas finales, Dios da testimonio clarísimo. Miren los mismos milagros que hicieron antes; ustedes que no creen en milagros, pues los están viendo; que no creían en la resurrección, la están viendo; que no creían en la ascensión ni  en el arrebatamiento, lo están viendo, Con eso Dios está dando todo el testimonio necesario para que nadie quede sin excusa. Es una cosa del amor de Dios. Gracias a Dios, porque algunos después de eso dieron gloria a Dios.


Los dos olivos
Ahora dice en el verso 4: “Estos dos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Señor de la tierra”. Es interesante que aquí estos dos testigos son descritos como dos olivos y como dos candeleros; o sea que el testimonio de ellos es el mismo testimonio de la Biblia, es el testimonio del Antiguo y del Nuevo Testamento. Los dos olivos aparecen mencionados por primera vez en Zacarías capítulo 4; allí se refiere en aquella ocasión al reino y al sacerdocio; el reino representado en Zorobabel, y el sacerdocio representado en Josué hijo de Josadac, que eran los dos testigos.

En Zacarías capítulo 4 hay una visión de aquel candelero, que en ese tiempo representa la incorporación del Señor en Su pueblo Israel; en aquel tiempo el candelero era Israel. Hoy en día el candelero es la Iglesia; es decir, la Iglesia representada en la tierra, en cada localidad. En Zacarías capítulo 4, ustedes ven la visión. Dice en el versículo 3 que junto al candelero estaban los dos olivos. “3Y junto a él dos olivos, el uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda”. Luego cuando preguntó al ángel ¿qué es esto? le contestó: ¿No sabes qué esto? Entonces comenzó a explicarle: “6Esta es la palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”.


Dios va a establecer Su casa, que era el trabajo de Zorobabel, y por eso aparece el candelero, y junto a él los dos olivos. Nos saltamos un poquito lo relativo a Zorobabel, y más adelante, en el verso 11 dice: “11Hablé más, y le dije: ¿Qué significan estos dos olivos a la derecha del candelabro y a su izquierda? 12Hablé aún de nuevo, y le dije:...” Noten que primero preguntó por los olivos en general, pero luego precisó la pregunta a las ramas de olivo, o hijos de olivo, que se puede traducir también. “12Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro?” Este es el testimonio de Dios; el aceite como oro es el Espíritu, ¿verdad? “13Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no. 14Y él dijo: Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra”.


Los dos testigos de Dios
También en Apocalipsis dice del Señor, que son personas que viven en la presencia de Dios. En aquel tiempo la figura era Zorababel, que era el ungido para el reino, y Josué hijo de Josadac el ungido para el sacerdocio; pero ahora resulta que en Romanos 11 aparece un olivo representando a Israel, que es el olivo natural, y el olivo injertado en el olivo natural, que es la Iglesia. Entonces vemos que esos olivos representan también a esos dos testigos en el sentido general que tiene el Señor, que han sido Su pueblo Israel, testigo de Dios, y la Iglesia cristiana, también testigo de Dios; es decir que los dos profetas hombres tendrán el testimonio que dio Israel, y que dio la Iglesia.

El testimonio de la Biblia, del Antiguo y del Nuevo Testamento, que ha sostenido en parte Israel y en parte la Iglesia; será el testimonio de estos dos profetas finales. Por eso el Señor no dijo que solamente eran profetas, sino que los comparó con los dos olivos, y los comparó con los dos candeleros. Significa que el Señor le dice a Israel: ustedes son mis testigos. Las demás naciones eran politeístas, animistas; pero Israel es la nación testigo de que Dios es Dios, que hay un solo Dios; y ahora Dios le dice a Su Iglesia: vosotros también daréis testimonio; ahora la Iglesia también es testimonio de Dios.


En la tierra Dios ha dado testimonio por Israel y por la Iglesia, y ese testimonio va a ser confirmado por estos dos profetas; no será un testimonio distinto, no será otra Biblia; es la misma palabra de Dios, pero entonces confirmada, haciendo los mismos milagros y anunciando las cosas finales. En Romanos 11 aparece la mención de estos dos olivos; al respecto leemos en Romanos 11:16: “16Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas. 17Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, (este olivo silvestre se refiere a los gentiles que recibieron a Cristo) has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, (este otro olivo es Israel, ¿verdad?) 18no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. 19Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado.


20Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. 21Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará. 22Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. 23Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. 24Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, (o sea los gentiles) y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, (ese era Israel, porque en ese tiempo Israel era el que tenía el monoteísmo; las naciones eran completamente paganas) ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?” Significa que Israel al fin recibirá al Señor.


Entonces aquí estos dos olivos se refieren a Israel y a la Iglesia; por eso cuando dice en Apocalipsis 11:4: “Estos testigos son los dos olivos, (el reino sacerdotal) y los dos candeleros que están en pie delante del Señor de la tierra”, quiere decir que el testimonio de estos dos profetas, porque son dos personas, será el testimonio de la Iglesia y de Israel; o sea, el testimonio de la Biblia.


Con el poder de Moisés y de Elías
Continua el verso 5: “Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos”. Este fuego, ¿qué tipo de fuego es? Vamos a verlo en Jeremías 5:14, donde se nos da una expresión para poder entender esta de aquí de Apocalipsis; allí dice de la siguiente manera: “Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos: Porque dijeron esta palabra, (¿cuál fue la palabra que dijeron? que Dios no hará ningún mal, que no hay palabra de Dios en los profetas, sino) he aquí yo pongo mis palabras  en tu boca (en la de Jeremías) por fuego, y a este pueblo por leña, y los consumirá”. Este fuego es, pues, el fuego santo del Espíritu, el fuego de la palabra de Dios.

Apocalipsis 11:5: “Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos y devora a sus enemigos; (quiere decir que durante el tiempo que están dando su testimonio, mientras no terminen su testimonio, nadie puede tocarlos ni hacerles daño) y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera”.


Por ejemplo, están ellos predicando en la plaza y hay un francotirador que les va a disparar a ellos, pues le disparan al francotirador; si alguno preparó la horca para ellos, lo ahorcan a él; si alguno les pone una bomba, le explota a él la bomba; es decir, lo que quieran hacerle a ellos, le sucede al que quiera hacerlo; cualquier cosa que las personas intenten hacer contra estos dos testigos, les va a acontecer a ellos lo mismo. “Y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera. 6Estos tienen poder para cerrar el cielo, (lo mismo que hizo Elías, pero estos son los dos, ya no es solamente uno) a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran”. Lo mismo que hizo Moisés. Por eso algunas personas dicen que será el mismo Elías y el mismo Moisés; otros dicen que serán Elías y Enoc, pero aquí no está diciendo que sea Elías.


Cuando se profetizó acerca de Elías en Malaquías, que lo recoge también el Eclesiástico, sin embargo, no fue la persona misma de Elías, sino que fue Juan el Bautista; o sea que Juan el Bautista vino en el espíritu y poder de Elías; es decir, un ministerio semejante a Elías. Juan el Bautista fue realmente Elías en cuanto al ministerio, pero no en cuanto a persona. Cuando le dijeron a él: ¿Tú eres Elías? él respondió: No soy; porque él era la persona de Juan, no la persona de Elías el tisbita; pero sí vino en el poder de Elías.


Tendrán ministerio semejante a los de Moisés y de Elías
Jesús dijo: “Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir”. Así es que estos dos profetas tendrán los dos juntos el ministerio que tuvieron Elías y Moisés; no que sean Elías y Moisés. Aquí no dice que sean Elías y Moisés; porque Elías cerró el cielo, pero aquí los dos lo cerrarán; Moisés convirtió el agua en sangre, aquí los dos harán los milagros que hicieron estos dos grandes profetas del Antiguo Testamento: Moisés, que representa la ley, y Elías, que representa los profetas; estos dos hombres harán estas cosas. Yo no digo que sea el mismo Elías, ni digo que esa el mismo Moisés, porque aquí no lo dice; pero su ministerio es semejante, como el ministerio de Juan el Bautista fue semejante al ministerio de Elías. Ahora, si son, bueno, pueden serlo también, pero no necesariamente lo restringe el texto; eso lo deja abierto; pueden ser cualesquier dos hombres de Dios que cumplan estos requisitos.

“6Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; (lo que hizo Elías, pero ahora son los dos) y tienen poder (los dos) sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran. 7Cuando hayan acabado su testimonio...”, al final de los tres años y medio; por eso la bestia tiene 1290 días, como lo dice en Daniel. ¿Hasta cuándo durará la abominación desoladora? 1290 días; pero cuando terminen 1260 días, o sea, éstos terminen su testimonio, la bestia los mata, y le quedan 30 días a la bestia, y después 45 días; como lo dice Daniel, para un total de 1335 días. Entonces termina la gran tribulación, luego viene la destrucción de la bestia y el establecimiento del reino de los cielos; son tres años y medio, pero después hay un mes más y luego 45 días, es decir: 1335; 1260, 1290, más 45; entonces cuando terminan su testimonio es cuando los mata la bestia.


“7Cuando hayan acabado su testimonio, (¿cuánto profetizarán?, 1260 días, tres años y medio) la bestia que sube del abismo (el anticristo) hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará”. No dice sólo que los matará, sino que los vencerá; parece que tal será la clase de mentira de este personaje que pretende hacerse Dios, utilizando toda la alta crítica contra la Biblia seguramente, usando religiones comparadas, usando parapsicología, que dejará a la gente callada; como quien dice: no habrá nada más que decir.


Puede que sean crucificados
También dice en Apocalipsis 13:7 que el anticristo vencerá a los santos. Los santos ya testificaron y creen en el Señor, pero para ese entonces los argumentos de los otros serán tan poderosos, que la gente les creerá a ellos y no al Señor; los otros simplemente mueren.

 El anticristo “hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará”. No son la misma cosa; son dos cosas “8Y sus cadáveres estarán en la plaza de la gran ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado”. ¿Dónde fue crucificado el Señor? en Jerusalén. Ahora, el hermano Watchman Nee le pone atención a esta palabra “también”; no dice solamente: donde nuestro Señor fue crucificado, sino “donde también nuestro Señor fue crucificado”. Nee dice que posiblemente estos dos profetas serán también crucificados, porque no dice solamente donde nuestro Señor fue crucificado, sino “donde también nuestro Señor fue crucificado”; de manera que él entiende que posiblemente los crucifiquen a ellos en Jerusalén. Jesús dijo que no hay profeta que no muera en Jerusalén.


“9Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones (aquí está la profecía de la televisión; porque no dice los de Jerusalén, los que están en la plaza, sino los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones) contemplarán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados”. A cualquier hombre que muere se le da santa sepultura, pero a éstos no; con éstos quieren gozarse viendo sus cadáveres, tres días y medio.


“10Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas atormentaron a los moradores de la tierra”; porque ellos decían una palabra y se cumplía; entonces imagínense.

Arrepiéntanse, o si no, terremoto; arrepiéntanse, o si no, langosta; o sea, estaban atormentados. “11Pero después de tres días y medio entró en ellos espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies”. Dice la Palabra que los vivos no precederán a los muertos en la venida del Señor, y esa es la primera resurrección, la resurrección para incorrupción que es el arrebatamiento de la Iglesia; pero aquí puede ser como Elías fue arrebatado al cielo en su cuerpo natural, Enoc fue arrebatado en su cuerpo natural, Lázaro también resucitó, muchos resucitaron; eso quiere decir que esta resurrección y arrebatamiento de estos profetas no anula la calidad de primera resurrección ya para gloria de los santos; pueden haber resucitado y Dios puede hacer lo que sea. Si lo hizo con Enoc, si lo hizo con Elías, lo puede hacer con estos dos; de hecho eso dice: “después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron”. Los que estaban viendo el programa en vivo y en directo, así como cuando hay una guerra, todo el día es anunciado; imagínense, todo mundo pendiente.


“12Y oyeron una gran voz del cielo, diciendo: Subid acá. (no dice que sólo los dos profetas oyeron, no; la gente también) Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron”. Lo que este decía, que Jesucristo había subido en una nube, también éstos; que resucitó, también éstos; o sea que, hermanos, Dios da un testimonio tan claro que si ya después de esto no creen, les queda la última trompeta; aquí se acaba el segundo ay; después ya no hay nada que hacer.


“13En aquella hora hubo un gran terremoto, (ese terremoto es local; se refiere a la ciudad de Jerusalén) y la décima parte de la ciudad se derrumbó, (tiene que haber sido un terremoto muy grande; la mitad de la ciudad de Armenia se derrumbó) y por el terremoto murieron en número de siete mil hombres; (el original griego dice: nombres de hombres; no dice sólo en número, dice personas con nombre; es decir, que los siete mil que murieron, es como decir, los grandes; aquí dice hombres; el griego dice: nombres de hombres u hombres con nombres; o sea, personajes importantes; imagínense si aquí el anticristo hace esto en Jerusalén, y dice que trasladaría la tienda de sus palacios hacía allá, entonces cuántos estarán de la clase alta con el anticristo? Todos sus compinches, verdad?) y los demás (¡aleluya!) se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo”. Posiblemente aquí comienza la conversión de los judíos, aquí comienza, porque están en Jerusalén. “Dieron gloria al Dios del cielo”; aquí comienzan ya a creer. ¡Aleluya! ¡Gloria al Señor! Ya empiezan a reaccionar.


“14El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto.” Esa es ya la séptima trompeta. Entonces vamos a parar aquí, hermanos. ☐

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