lunes, 3 de enero de 2011

SALUDO DEL APOCALIPSIS

SALUDO DEL APOCALIPSIS


“4Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono; 5y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra.  Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, 6y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.  7He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén.  8Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso” (Apocalipsis 1:4-8).


Un asunto de baja crítica
Vamos a considerar, hermanos, esta noche, el estudio que estamos haciendo del libro del Apocalipsis. Ustedes ven que tengo en esta noche una serie de Biblias abiertas; y lo hago por causa de que en muchas cosas, y especialmente en este libro, es necesario tener muchos cuidados; y algunas de las cosas que voy a decir requieren estos libros aquí abiertos; porque quizá la mayoría de los que estamos aquí presentes tenemos la versión Reina-Valera, que con esa vamos a comenzar la lectura; pero es necesario acudir también a otras traducciones que hay, y a los originales, para quedar más cerca del texto sagrado. Espero que los hermanos tengan la suficiente madurez para examinar algunas cosas que vamos a estar diciendo.

Vamos entonces al capítulo 1 de Apocalipsis donde quedamos la vez pasada.  La vez pasada vimos lo relativo al título; hoy vamos a ver lo relativo al saludo.  Esto en Apocalipsis 1:4-8.  Voy a hacer inicialmente la lectura en esta versión Reina-Valera de 1960, que creo que la mayoría tenemos aquí; si hay alguno que tenga otras versiones, le ruego que levante la mano para saber quien tiene otra versión. Está la de Jerusalén, la Nácar-Colunga, Dios Habla Hoy, y Reina-Valera de 1995. Aquí al frente tengo la edición de los textos originales en el griego; traje varias ediciones críticas.  Las ediciones críticas son aquellas que comparan los diversos manuscritos más antiguos y editan el texto, incluyendo las variantes que tiene un manuscrito respecto de otros, porque el autor fue inspirado, pero no los copistas; a veces los copistas, o un copista podía equivocarse, un copista podía saltarse algún renglón, porque una vez terminaba el renglón parecido quizá a otra frase más adelante; a lo mejor se saltaba algo, o a lo mejor a veces el copista, con determinados lectores, le parecía que podían malentender algo, entonces el escriba le añadía una glosa personal para clarificar el sentido; pero eso aparecía sólo en la copia que él hizo; cuando se comparaba con otras copias entonces resultaba que las otras copias no tenían la explicación del escriba; pero las copias que se copiaron de ese escriba aparecían con esa glosa, no así las demás.  De manera que existe la ciencia de la crítica textual que trabaja comparando los manuscritos más antiguos: los del siglo I, los del II, los del III, los del IV, etc., y las ediciones críticas después en la imprenta,  los manuscritos de la Edad Media, del Renacimiento, y la imprenta; de manera que esa es la forma de llegar a un texto más puro; y por eso es mejor no atarse uno a una sola traducción, sino hacer uso de varias traducciones; y si es posible acudir a los idiomas originales, mejor; y si cuando va a los idiomas originales puede acudir a varias ediciones críticas para constatar el texto, es muchísimo mejor. Con ese propósito yo traje todas estas Biblias; las tengo todas abiertas en el mismo pasaje que vamos a tratar, y lo hice a propósito porque aquí encontramos algunas variantes en dos versículos.


Como Reina-Valera del 60 proviene del llamado Textus Receptus, por lo tanto traduce basado en ese texto. El Textus Receptus es de la época del Renacimiento.  Gracias a Dios hubo el Textus Receptus. ¿Qué es el Textus Receptus? Antes de llegar la era del Renacimiento, o sea, en los primeros siglos, aquí en Occidente comenzó a circular la versión de la Vulgata Latina; y en la época del oscurantismo era prohibido leer la Biblia, y sólo podían leerla los jerarcas católicos romanos; y tampoco podían leer cualquier versión, sino solamente la versión de la Vulgata Latina. Dámaso le escribió a Jerónimo, un gran escritor biblista del tiempo patrístico, para que hiciera esa versión; entonces Jerónimo hizo un gran esfuerzo, tradujo al latín de los textos hebreos y griegos, y esa versión de Jerónimo, la Vulgata Latina, fue establecida por el papado como obligatoria; inclusive uno de los Papas Sixtos, como la vez pasada lo mencioné, excomulgaba a cualquiera que tuviera otra versión.  Gracias a Dios que el siguiente Papa, con la misma autoridad del anterior, no aceptó la excomunión dictaminada por su predecesor e hizo algunas correcciones a las traducciones; porque el autor es inspirado, pero los copistas, los traductores, no lo son; a veces hacen una buena traducción, pero a veces cuando esa traducción es revisada por otros, se dice: hubiera podido decirse mejor así o traducirse mejor así.  Por eso es que hay revisiones de tanto en tanto; ¿por qué? porque, por ejemplo, en 1909 se hizo una revisión a Reina-Valera. Tengamos en cuenta que Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera eran dos personas diferentes, y uno corrigió al otro; no era una corrección en mal espíritu, no; ellos eran hermanos que amaban al Señor, hacían la mejor traducción que podían; pero luego el otro revisaba esa traducción y encontraba unos puntitos que podía mejorar. Pasados unos 100 años, 200 años, ya se habían recopilado por el examen de muchos hermanos, muchas otras cositas que podían mejorarse, y por eso es que hay nuevas revisiones de tanto en tanto.  Por eso es que algunos tienen la revisión de 1995, que es una revisión de la del 60.  Se hizo una en el 77, luego otra en el 95, sólo de Reina-Valera; pues, si eso se hace de una traducción, cuanto más trabajo cuando se trabaja con los manuscritos antiguos. 

Algunos trabajaron con unos, otros con otros; entonces antes de la época del Renacimiento, en occidente se usaba más que todo la Vulgata Latina, hasta que en la época del renacimiento Erasmo comenzó a buscar algunos manuscritos griegos y a publicar el Nuevo Testamento en griego; claro, fue un gran trabajo; ya no había que acercarse a la Biblia solamente a través de una traducción latina, sino que ahora el texto griego era publicado; eso fue un avance para la época anterior; con respecto a la época actual está atrasado, pero con relación a la época anterior al renacimiento, fue un avance; ¿por qué? porque se pasó del texto latino que había sido declarado infalible por un papa, pero luego el siguiente papa romano lo tuvo que corregir y luego otro y otro.  Al fin se aceptaron las traducciones vernáculas; antes se prohibían las traducciones vernáculas. Por ejemplo, en el Concilio de Trento se prohibían, en el Vaticano II se permitieron; o sea que ha habido un proceso, una evolución y un acercarse mejor a los originales.


En torno al Textus Receptus
Erasmo, para la época de él, cuando todavía la  arqueología y la ciencia bíblica no estaban muy avanzadas, él tuvo pocos manuscritos a mano para hacer su edición del texto griego; él usó manuscritos tardíos, manuscritos minúsculos que son a partir del siglo X, XI, XII, XIII, XIV y XV. Para el texto que estamos estudiando, el Apocalipsis, él solamente tenía a mano un manuscrito, que era el códice cursivo minúsculo número 1, que era incompleto en Apocalipsis, la parte final desde el capítulo 22; él tuvo que traducir del latín al griego para poder tener el texto griego; pero el texto griego de la última parte de esa edición de Erasmo, no era el texto griego de Juan, sino la traducción al griego de Erasmo.  No es un fraude, no; él estaba tratando de hacer lo mejor, poner al alcance de la gente el texto griego; o sea, fue un avance con respecto a la Vulgata Latina; sin embargo, él fue sincero, él explicó cual era el códice en el cual se basó; para el Apocalipsis sólo tuvo un códice incompleto y tardío; después, claro, empezó la arqueología a descubrir más textos y fueron descubriéndose muchos textos, más antiguos que los tardíos, que los de la época del Renacimiento; entonces, claro, a la luz de la comparación con textos más antiguos, se podía descubrir si los textos más tardíos trataban el texto fielmente, o si le habían hecho alguna glosa, si le habían incluido una glosa; si a veces una palabra la habían cambiado.  A veces no es con mala intención que un copista cambiaba la palabra; a veces otro le dictaba, y en ese tiempo no tenían luz eléctrica, entonces a la luz de sus antorchas, el otro, a lo mejor oía una palabra parecida; porque yo sé, a veces yo mismo estoy hablando y está siendo grabado, pero a veces el que oye, oye una palabra distinta de la que se habla; entonces mientras uno le dictaba al copista, el copista oía equivocado y escribía algo parecido; y justamente hoy vamos a encontrarnos con un caso así en el versículo 7; y entonces fueron descubriéndose más manuscritos; ahora, del Nuevo Testamento hay más de 5000 manuscritos anteriores; entonces el trabajo de poder hacer una crítica, o sea, una comparación de los manuscritos, a ver cuál es el texto más antiguo, qué era lo que los manuscritos más antiguos decían, si concuerdan con los tardíos o no, si hubo algo que se le agregó, algo que se le quitó, o si permaneció igual, esa es la ciencia de la crítica bíblica, de la llamada  “Baja Crítica”.  Espero que esto no les sea muy pesado a los hermanos, porque esto es lo normal; no se vayan a escandalizar por estas cosas, ¿entienden, hermanos?

Yo creo en la inspiración de la palabra de Dios, pero tengo que ser sincero respecto de que la palabra, cuando Pablo escribió una carta a Timoteo, él no escribió la Biblia; escribió una carta a Timoteo; luego Timoteo permitió que la iglesia en Efeso hiciera una copia, y luego de esa copia hicieron tres copias; y de esas tres hicieron diez, y en ese proceso puede ser que alguno hubiera cometido un error, porque los copistas no son inspirados; nosotros cometemos errores.  Por ejemplo, yo revisé ese folletito que les di a ustedes de Cristo en la Eternidad; lo revisé varias veces, pero después de que ya estaba impreso, le encontré varios errores; y un error que es tan sencillo: se cita un versículo de Isaías, allí en ese folletito, donde dice: “Hijo nos es dado”, y sin embargo, en “nos es dado”, la letra ese, el diablo, en alguna equivocación del que escribió a máquina, le quitó la ese y dice: Hijo no es dado; queda, pues, la idea contraria; pero todos sabemos que es una cita de Isaías y que fue un error involuntario.  Otro error: allí donde habla de Platón y Aristóteles, hubo un lapsus, y en vez de atribuirle la Academia a Platón y el Liceo a Aristóteles, le atribuimos el Liceo a Platón y la Academia a Aristóteles; o sea, hubo un lapsus; después uno lo lee y se da cuenta de que hubo un lapsus; así que les ruego que tengan en cuenta ese lapsus cuando lean ese folleto.  Eso es solamente un ejemplo, aun queriendo hacer las cosas bien hechas y haciéndolas con diligencia y revisándolas varias veces; igual se cuelan unos errorcitos.


Entonces cuando estoy hablando del Textus Receptus no estoy hablando en un mal espíritu; no quiero hablar en forma de crítica contra los hermanos que hicieron ese trabajo.  Erasmo hizo un gran trabajo; él hizo avanzar las cosas para poner al alcance de la gente el texto griego, porque antes sólo se podía leer en el latín de la Vulgata; pero el original no era en latín; el original era en griego. ¿Se dan cuenta? Él hizo una gran cosa; ahora, respecto de Reina y Valera, que eran, Reina del año 1569, y Valera de 1602, el texto en griego que ellos tenían a mano era el del Textus Receptus de Erasmo, basado en textos tardíos, inclusive el Apocalipsis de un solo manuscrito, el códice 1, que es como del siglo XV, donde él tuvo que suplir el griego de la última parte.


Cuando Reina (y después Valera) hizo la traducción, él se basó en el Textus Receptus. Hermanos muy queridos hoy publican una traducción del Textus Receptus; no quiero criticar a las personas; lo que quiero es que los hermanos sepan las cosas reales.  Allí dice: Basada en la traducción original del Textus Receptus, pero se le añade una mentirita, que no es con mala voluntad que se le añadió; dice: el texto de la iglesia primitiva.  Eso es mentira; el Textus Receptus es de la iglesia renacentista y no primitiva; los textos de la iglesia primitiva recién se conocen ahora mejor.  Existen, por ejemplo, institutos cuya función es recopilar los manuscritos antiguos y compararlos unos con otros; existe en Alemania un Instituto, el de Münster; los que han leído la Isagogia Jacobea y la Isagogia de Apocalipsis, recuerdan que mencioné al Instituto para la investigación del texto bíblico de Münster, una ciudad de Alemania, donde han hecho un trabajo erudito sin tomar partido; ellos simplemente cuentan las cosas como son, y eso es lo que yo quiero presentarles aquí; no tomar partido, sino contarles los hechos reales del texto para que mis hermanos tomen cada uno su posición.  No vamos a imponer un texto tardío ni uno temprano; vamos a decir lo que dice tal, de qué época es y lo que dice otro más antiguo. ¿Qué dice? Simplemente, para que conozcan la realidad del campo, sin imponer ninguna interpretación.


Comparación de todos los manuscritos
¿Por qué hay que ser delicados en esto y especialmente en Apocalipsis? Nunca ustedes me habían visto hacer esto, pero ahora sí.

 ¿Saben que dice Apocalipsis? Que al que le agregue, se le añadirán las plagas que están escritas en ese libro; y al que le quite, se le quitará su parte del árbol de la vida; entonces ¿qué hay que hacer? Hacer la investigación más seria, más responsable posible, e ir a los más antiguos manuscritos, a los medievales, a los renacentistas, a ediciones de la imprenta, para tener los hechos claros; así es que yo no voy a decidir por ustedes; sólo les voy a decir los hechos y usted va a decidir por usted mismo, ¿amén?  Por eso es que hago esto; porque al leerles un pasaje que voy a leer acá, voy a tener que decirles: esta frase que aparece acá en Reina-Valera, aparecía en el manuscrito que tenía Erasmo, que era tardío en el siglo XV, pero en ninguno de los otros más antiguos aparecía. ¿Qué pasó? ¿Fue que se equivocaron los otros? A lo mejor fue que lo agregó un escriba para querer explicar algo con buena voluntad; no era para agregarle a la palabra; era para explicar una frase que podía parecer oscura; se le añadía una cosita, el escriba le añadía algo, pero sólo aparece en ese manuscrito o en algunos otros que se copiaron de ese, pero no aparece en los anteriores. ¿Entienden, hermanos?  Entonces hay que tener cuidado en eso.  Después ediciones críticas se han publicado; por ejemplo, esta edición crítica que tengo acá, esta edición roja, es de los últimos eruditos y del Instituto de Münster, este Instituto que les dije y que ustedes lo pueden ver. Le voy a pedir aquí a mi hermano Jorge, que sabe griego, y a Marlene, que sean testigos; esta edición del Instituto para la investigación Textual del Nuevo Testamento de Münster, Westfalia, y los eruditos son Aland, de los últimos, Martini, Metzger y Karavidopoulos, que son de las personas más eruditas en esto, y no son de un solo grupo, sino que es un equipo de distintas congregaciones y de distintas denominaciones, de manera que no es un texto ladeado, sino que es un texto científico. En este texto, ahora que les lea, voy a comparar lo que dice el texto de la traducción de Reina-Valera, que se basa en el Textus Receptus de la época de Erasmo, cuando no se conocían manuscritos más antiguos como ahora se conocen. ¿Entienden, hermanos?  Por eso les hice toda esa explicación para que cuando mis hermanos estén ahora leyendo la Biblia, vean por qué determinado versículo lo pongo entre paréntesis; no es a la palabra de Dios a  la que pongo entre paréntesis; no, es que comparando los manuscritos antiguos, éste tal o cual manuscrito tardío tiene esto y los otros no lo tienen; lo tienen que saber ustedes; la palabra de Dios es inspirada, pero no los copistas; por eso hay que comparar sus copias; no los traductores, por eso hay que comparar las traducciones.  No me malentiendan; al no reconocer yo la inspiración de los traductores y de los copistas, no estoy negando la inspiración del original; pero para descubrir el texto original, hay que comparar todos los manuscritos habidos y por haber, especialmente los manuscritos más antiguos. ¿Me entienden, hermanos? Es una cosa correcta lo que se está haciendo; no es algo en contra de la Biblia, sino a favor de la palabra del Señor.


Otro texto que tengo aquí es la edición crítica de Wescott y Hort, famosos críticos textuales.  Aquí tengo abierta otra edición de otro equipo de eruditos; tengo abierta la edición crítica; ésta también es una edición crítica; una edición crítica no es como esta, que es una traducción donde no se dice que dice tal manuscrito y tal otro; una edición crítica es una edición imparcial. ¿Qué quiere decir imparcial? Te dice: tales manuscritos dicen así, tales otros dicen así, a tales les falta eso, tales le agregan esto; esa es una edición crítica; esa es una edición imparcial. ¿Entienden, hermanos? No una traducción tendenciosa. Este otro que tengo acá y lo aprecio mucho, es la última edición de la Biblia griega y hebrea, con todo el aparato crítico; ustedes la pueden ver aquí en estas partes abajo; por ejemplo, si aquí el  versículo dice tal, si determinado manuscrito dice diferente, entonces aquí a pie de página dice: el manuscrito tal dice así, tales manuscritos lo dicen así, tales manuscritos tienen esta variante, tales no la tienen.


Entonces, así al compararse todo, se logra conocer algo más; y ésta que tengo aquí con el interlineal es la de Nestlé-Aland, de las últimas más valoradas.  Después de esa viene esta roja primera; y esta que tengo aquí azul, es la de Champlin, otro erudito que editó una edición crítica y en esa edición crítica él explica cual podría haber sido la causa de las diferencias de uno con otro manuscrito. Esto lo voy a tener que hacer así a lo largo de la exégesis de Apocalipsis por la delicadeza que existe con este libro; con toda la Biblia es delicado, pero mucho más con este libro que dice que no se le puede agregar ni quitar; entonces cuando tú comparas versiones, ahí te encuentras con que algunas versiones tienen algunas frases que otras no tienen; de manera que hay que saber por qué es eso, de donde viene eso, por qué tales versiones no dicen esa frase y otras sí lo dicen.  Entonces, para que usted no sea el responsable de agregar ni de quitar, usted tiene que conocer los hechos reales, como son. ¿Amén, hermanos? El texto es inspirado, pero no los traductores, ni los copistas; a los copistas hay que criticarlos, no en el sentido negativo, sino en el de hacer un examen cuidadoso, responsable, serio; es lo que procuramos hacer aquí. Tengo aquí abiertas la versión del Textus Receptus, la versión Nueva Versión Internacional, y la Reina-Valera; y aquí las ediciones críticas diferentes de distintos equipos que han hecho este trabajo, independientemente unos y otros y en distintas épocas, para poder llegar a ese texto.


Variación textual
Vamos a leer Apocalipsis 1:4-8, que es el pasaje que vamos a considerar sobre el saludo en Apocalipsis de Dios a las iglesias, a través de Juan. Voy a leerlo conforme a Reina-Valera de 1960, que es una traducción española, varias veces revisada, que se basó en el Textus Receptus de la época del renacimiento.  El Textus Receptus del Apocalipsis era un solo manuscrito que usó Erasmo, el códice 1, cursivo minúsculo; de ahí viene esta traducción; después compararemos qué era lo que decían los otros manuscritos más anteriores:

“4Juan, a las siete iglesias que están en Asía: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono; 5y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, 6y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén. 7He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén. 8Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”.


Ese es el texto de la traducción de Reina-Valera, de la revisión del año 1960.  Voy a decirles los dos puntitos en el que este texto difiere de los manuscritos más antiguos, según esta pila de ediciones críticas que tenemos aquí en la mesa y según otras traducciones en español.

Antes de hacer la exégesis tenemos que saber cuál es el texto más puro.  Donde dice: “Juan, a las siete iglesias que están en Asía: Gracia y paz a vosotros”, o sea, todo el verso 4, no presenta dificultad; en el verso 5 se presenta una pequeña dificultad por causa de lo que les dije, que hay palabras que al pronunciarse suenan parecidas a otras. 

Aquí donde dice: “y nos lavó de nuestros pecados con su sangre”, donde dice “lavó”, otros manuscritos más antiguos dicen: “nos libró de nuestros pecados con su sangre”.  Por ejemplo, aquí tengo la traducción de la Nueva Versión Internacional, y en ese verso 5, dice así: “y de parte de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de la resurrección, el soberano de la tierra. Al que nos ama y que por su sangre nos ha librado de nuestros pecados”; esta traducción en este pasaje, es más exacta con los manuscritos más antiguos; la diferencia está en las palabras: lavó y libró. Lavó se escribe en griego con ou y libró se escribe sólo con u, pero la ou y la u se pronuncian como u. 

Entonces, posiblemente al pronunciarlo  uno con la sola u, el escritor al oír, pensó quizá que era una ou y le puso la ou; entonces cambió la palabra libró por lavó; pero este verso dice más con libró que con lavó, porque lavar es una parte de la obra del Señor; lavar los pecados es el perdón; pero librar del pecado es más que lavar. Librar es apartarte de él; no sólo que te perdona, sino que te separa; por eso la traducción aquí, libró, es un poquito mejor que lavó.

El otro pasaje donde hay una dificultad es en el versículo 6, donde dice: “y nos hizo reyes”.  La palabra no es “reyes” en plural, sino nos hizo “reino”, y reino es más que reyes, porque reyes son muchos individuales, pero todos los reyes en común acuerdo es “reino”. La palabra “reino” es más exacta que “reyes” y eso es lo que dicen los textos acá que aquí se los voy a mostrar para que los hermanos puedan ver.

El otro asunto está en el verso 8, aquí donde dice: “Yo soy el Alfa y la Omega”.  Esa palabra “principio y fin” no aparece en la mayoría de los manuscritos antiguos; aquí ustedes pueden comparar el verso 8, y dice así: “Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”.  Pueden mirar aquí el verso 8, otro testigo; él está mirando en la edición de Münster y aquí está mirando la de Wescott y Hort; el verso 8, dice aquí: “Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios”; no dice principio y fin. Claro que en otros pasajes sí dice, en otros versículos sí dice que es el principio y el fin, el primero y el último; entonces quizá algún escriba, como para que algunos entendieran qué quiere decir con el Alfa y la Omega, y como en otras partes al mencionar Alfa y Omega añadió principio y fin, también se lo añadió aquí; pero ese fue un trabajo de un escriba muy bien intencionado; pero eso aparece en unos pocos  manuscritos, no en la mayoría ni en los más antiguos; claro, no se está quitando que Jesucristo es el principio y el fin porque en otra parte lo dice; aquí se está tratando, antes de la exégesis, de la crítica textual. Para poder tener la base de una exégesis correcta hay que hacerle crítica textual a las traducciones y a las ediciones, no a la Biblia, no a la palabra de Dios. ¿Entienden? Y aquí en el verso 8 donde dice: “Dice el Señor”, la mayoría de los manuscritos más antiguos dicen: “El Señor Dios”, refiriéndose al Padre; allí tú lo puedes ver, dice: “El Señor Dios”; dice: Kuryos ho Teos; lo mismo lo dice acá el verso 8; dice: “Kuryos ho Teos”, el Señor Dios; esa parte, Dios, se la quitó esta traducción. ¿Entienden? Allí dice: “El Señor Dios”; aquí también lo dice; todas estas que tengo acá lo dicen así; ya lo revisé; por eso cualquiera que lo quiera testificar lo puede ver; aquí las tengo abiertas y tengo dos testigos cercanos y los que quieran revisar después, lo pueden hacer. Esas son las únicas variantes que hay que tener en cuenta para hacer la exégesis de este pedacito que vamos a hacer hoy.


La exégesis del saludo
Ahora sí pasamos de la parte crítica textual a la parte de exégesis, que es la más importante; pero no se puede hacer una exégesis sin tener el texto más puro, especialmente si es de Apocalipsis, al que no hay que agregarle ni hay que quitarle. ¿Amén? Pasemos a la exégesis.  “Juan, a las siete iglesias que están en Asía”. Interesante comparar el saludo de Juan con el saludo de Pablo. Pablo decía: Pablo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor Jesucristo, gracia y paz. Aquí también dice Juan: a las siete iglesias: gracia y paz; sólo que Pablo decía: Gracia y paz de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo; en cambio aquí Juan, que está completando la revelación, porque Apocalipsis es una completación, si usted le quita Apocalipsis a la Biblia, se queda sin terminar la Biblia; usted tiene dónde empezó la cosa y cómo va, pero no sabe en qué va a terminar. Es muy interesante ver y comparar los saludos de Pablo con los saludos de Juan. El saludo de Juan está casi semejante al de Pablo, pero tiene unas diferencias; miren cómo dice aquí Juan: “Juan, a las siete iglesias que están en Asia (ya volveremos a esa frase): Gracia y paz a vosotros (y en vez de decir del Padre, dice), del que es y que era y que ha de venir (y luego en vez de seguir con el Hijo, sigue con el Espíritu y después recién con el Hijo, y dice), y de los siete espíritus que están delante de su trono, (o sea, puso el Espíritu después del Padre) y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el soberano de los reyes de la tierra”; o sea que ustedes se dan cuenta de cómo Juan completa las cosas en Apocalipsis, pero resalta al Espíritu de una manera misteriosa.

En el Antiguo Testamento casi siempre se veía al Padre y apenas se profetizaba al Hijo, al Mesías. En el Nuevo Testamento, ahora el énfasis es el Hijo; y si ustedes leen los evangelios es acerca del Hijo; si leen las epístolas, es explicando la obra del Hijo; claro que se menciona la obra del Espíritu Santo; pero cuando se habla de la culminación del programa de Dios, el Espíritu es resaltado de una manera muy fuerte; ahora se habla del Espíritu de manera muy especial en el Apocalipsis; en otras partes se habla del Espíritu, pero aquí se habla de los siete espíritus de Dios; y el Espíritu y la esposa dicen; así dice el Espíritu; ese énfasis en el Espíritu es muy notorio en Apocalipsis.  No quiere decir que el Padre quedó de lado, sino que en la economía del programa de Dios, el Padre tiene algo que hacer, el Hijo tiene algo que hacer y el Espíritu tiene algo que hacer; pero el Espíritu es el que lleva a consumación el programa. Primero el Padre es el originador y Él envía al Hijo, pero ahora el Hijo envía al Espíritu; entonces no puede faltar un énfasis en la obra del Espíritu en el Apocalipsis; y aquí ese énfasis se nota en el cambio de orden. Cuando ustedes leen Mateo dice: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Pablo dice: Gracia y paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo; no menciona el Espíritu; claro que él habla en el Espíritu y a veces menciona al Espíritu en las cartas, pero aquí dice Juan: “Gracia y paz” del Padre, pero ahora como que revela al Padre con más detalle: que era, que es y que ha de venir; noten que todo comienza desde arriba; este es el saludo; el saludo de Juan no parte de Juan; Juan no está hablando de él; es gracia y paz ¿de quién? Del que era, el que es y el que ha de venir; o sea, está presentando al Dios eterno.


El orden de la economía divina
Fíjense en cómo empezó Apocalipsis: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio”; o sea, del Padre pasa al Hijo; Dios le dio. Hermanos, cuando el Señor Jesús se despojó de Su gloria y se hizo hombre, Él declaró ya en esa situación de humillación, de despojamiento, diciendo: el Padre es mayor que yo.  No estoy hablando de la divinidad; estoy hablando de la posición del Hijo humillado y sometiéndose a su Padre y poniendo al Padre como cabeza; y por eso dice que el Dios Padre es la cabeza de Cristo; entonces aparece el Hijo recibiendo del Padre; esto es una revelación que culmina la Biblia; y aquí aparece la venida del Señor, y Jesús mismo dijo, como lo registra Marcos, lo dijo en su condición de despojamiento, de humanidad y de humillación; Él dijo: “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre” (Marcos 13:32).  Jesús enseñó que sólo el Padre conoce el fin y la hora final; sólo el Padre.  En Hechos 1:6-7 aparece cuando los apóstoles le preguntaron en la resurrección: “6Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?” ¿Qué dijo el Señor Jesús?  “7No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad”; o sea que el mismo Hijo dice que eso del tiempo y de las sazones Él se lo dejó al Padre; Él no se preocupa por eso; y por eso dice: “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio”. Jesucristo siempre toma la actitud de Hijo, siempre reconoce a Su Padre como Su Dios y Su Padre, y siempre lo honra y siempre le es fiel; esa es la actitud de Jesucristo, por eso dice: Dios le dio; eso no lo sabríamos nosotros si el mismo Hijo no lo hubiera revelado; pero Él lo declaró así de esa manera, por medio de Su ángel, a Su siervo Juan. ¿Amén?  Ese orden es interesante tenerlo presente; ese orden no es respecto de la esencia divina, sino de la economía divina; la esencia divina es inmutable y el Verbo es Dios; en cuanto a esencia el Verbo es igual al Padre; el Verbo es también Dios con el Padre; pero en la economía divina, o en el trabajo de Dios en la administración, el Padre es la cabeza y el Hijo es el enviado y el representante y el testigo; y el Espíritu es el agente; nada se hace sino por el Espíritu; el Padre lo hace por el Hijo y el Padre y el Hijo lo hacen por el Espíritu; por eso es que aparece el trono; pero delante del trono aparecen los siete espíritus, que es como decir: la plenitud del fluir del Espíritu para la obra de Dios; entonces por eso aparece aquí el Espíritu “del que es, que era y que ha de venir y de los siete espíritus que están delante de su trono, y de Jesucristo”; ahí aparece el Hijo; pero noten que entre el Padre y el Hijo, el mismo Dios, por Jesucristo y el ángel, colocó al Espíritu en este caso, de una manera resaltada. ¿Se dieron cuenta? Aparece el Hijo en tercer lugar aquí, porque él se humilló y se hizo hombre: “testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra”.

El Espíritu séptuple
Voy a detenerme un poquito en el asunto del Espíritu; aquí se llama los siete espíritus que están delante de su trono. Vamos a ir un poco al profeta Isaías.  En Isaías 11, miren cómo se habla del Espíritu de una manera séptuple; ustedes recuerdan que la vez pasada leímos algunas citas que hacía Ireneo del Apocalipsis. Ireneo interpretaba estos siete espíritus de esta manera que aparece aquí en Isaías.

Isaías 11:1-2: “1Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñara de sus raíces”.  Esa es una profecía acerca de Cristo; pero ahora miren cómo el Cristo aparece ungido por el Espíritu en forma séptuple o septiforme; miren el verso 2: “Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová”; entonces fíjense en que lo mencionó en forma global, el Espíritu de Jehová; o sea, en esencia el Espíritu es uno; en persona el Espíritu es uno; pero su función es séptuple, su manifestación es séptuple; también sus frutos son multiformes, también sus manifestaciones son multiformes; es un Espíritu pero que aparece multiplicado. En el candelero el aceite que lo alimentaba era uno solo, pero aparecía en siete lámparas; ahora, esas lámparas del candelero están allí porque a Moisés le fue mostrada la realidad, y luego se le dijo que hiciera el modelo en la tierra, conforme a lo que había visto en el monte; o sea que Moisés vio lo que Juan vio, pero Moisés hizo una figura; Juan describe las cosas que Moisés vio y que él vio.  Dice el verso 2: “Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová”; entonces aquí aparece el Espíritu de Jehová en Su unidad esencial, en la unidad de Su persona; pero ahora miren cómo el Espíritu uno aparece en siete, así como la luz blanca a través de un prisma se descompone en siete colores; asimismo el Espíritu de Dios se manifiesta en forma multiforme. Dice: “espíritu de sabiduría y de inteligencia, (ahí van dos) espíritu de consejo y de poder, (ahí van cuatro) espíritu de conocimiento y de temor de Jehová”. Ahí van seis, y Espíritu de Jehová al principio que es la caña central que une todo, es siete; o sea que el Espíritu único aparece aquí revelado en siete. Espíritu de Jehová, espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová; ahí están los siete: en el candelero, la caña central, Espíritu de Jehová, hacia la derecha tres, hacia la izquierda tres; seis y con el del centro son siete.


Vamos a ver un poco más respecto de esto que dice aquí del Espíritu. Volvamos allí al capítulo 1 de Apocalipsis: “y de los siete espíritus que están delante de su trono”; aquí Juan está escribiendo cuando él ya vio las cosas. Primeramente él vio las cosas, y después que él vio, él escribió; claro, cuando uno empieza a leer sin uno haber visto, y Juan empieza a decir: el que es, que era y que ha de venir, y los siete espíritus que están delante de su trono y de Jesucristo, noten que pone el Espíritu séptuple en el nivel del Padre y el Hijo; porque es que algunos han interpretado estos espíritus como los siete arcángeles; pero no se les puede poner en el mismo nivel. Si Jesucristo hubiera dicho así: Bautizad en el nombre del Padre, del Hijo y de San Pedro, pues, San Pedro es muy querido, pero no podemos ponerlo en el nivel del Padre y del Hijo; o bautizad en el nombre del Padre, del Hijo y del arcángel Miguel; no, no se puede equiparar el arcángel Miguel al Padre y al Hijo; se puede poner en nivel con Gabriel y si se quiere con Uriel, Rafael, Sariel, Ragüel y Remiel, los siete arcángeles, basado en el libro de Enoc, en donde aparecen esos arcángeles; pero aquí aparece connumerado el Espíritu séptuple junto con el Padre y el Hijo; por lo tanto, no podemos interpretar los siete espíritus como siete arcángeles como lo hace el esoterismo.


Vamos a ver otros pasajes donde se habla de estos siete espíritus para que se den cuenta que se refiere al Señor mismo; lógico que aquí aparecen de una manera que irrumpen de repente, porque Juan empieza diciendo: Juan, a las siete iglesias que están en Asia, de aquel que era, que es,  y que ha de venir, gracia paz y del que era, que es y que ha de venir y de los siete espíritus que están delante de su trono y de Jesucristo, tal y tal. Claro, para nosotros él mencionó algo raro; nunca ningún profeta había hablado así, pues Isaías un poquito, lo que acabamos de leer, pero no de esa manera tan descriptiva; ninguno de los apóstoles, ni los evangelios, ni las epístolas; pero Juan habla así. ¿Por qué? porque en el capítulo 4 él lo vio así. Miren lo que dice en el capítulo 4; vamos a leerlo desde el verso 2: “2Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. 3Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda”.  Entonces ahí está el trono de Dios, ahí está viendo el gobierno de Dios, ahí aparece el trono del creador, de Dios. “4Y alrededor del trono había veinticuatro tronos”.  Ustedes recuerdan que en Colosenses dice que en Cristo fueron creados tronos, dominios, principados, potestades.  Lo primero que menciona en Colosenses son tronos; mírenlo por favor en Colosenses para que esto les quede claro. Lo primero del reino del mundo invisible después del Señor mismo son estos tronos.


Leemos Colosenses 1:16: “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, (y cuando empieza a describir las cosas creadas, claro, no va a poner al Padre, ni al Hijo, ni al Espíritu Santo que no son creados, pero cuando describe las cosas creadas, dice: “las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; (y comienza:) sean tronos, (es lo primero que menciona, tronos, luego) sean dominios, (luego) sean principados, (luego) sean potestades”; de todas estas jerarquías la que menciona primero en cuanto a gobierno, son los “tronos”, y esos tronos aquí en Apocalipsis son veinticuatro; por eso después del trono menciona en el capítulo 4:4, los veinticuatro; por eso dice: “4Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas”.  Ahí está mostrando la administración del mundo invisible; ahí está el trono de Dios y alrededor otros tronos que son de veinticuatro ancianos; pero ¿qué había delante? Ya no al lado, sino al frente; porque recuerdan que del trono de Dios salía un río de fuego que salía al frente y aquí aparece que del trono salía un río de fuego. ¿Ustedes lo recuerdan que está en Daniel 7?  Entonces dice aquí: “5Y del trono salían relámpagos y truenos (ahora aquí va a describir más el trono) y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios”.  Esto fue lo que Juan vio.


Un Cordero como inmolado en el trono
Después en el capítulo 5 siguió describiendo el trono, después describe los serafines, los querubines, los millares de millares; pero luego en el capítulo 5 aparece el Cordero inmolado, el León de la tribu de Judá. ¿Usted oyó que Pablo hablara del León de la tribu de Judá? ¿o Pedro, o Mateo? Sólo Juan completa la profecía de Génesis; Apocalipsis completa la Biblia. No podemos dejar de lado Apocalipsis; si quitamos Apocalipsis se nos queda la Biblia sin terminar; todo termina en Apocalipsis. Juan fue elevado a ver no sólo esta atmósfera sino el mundo invisible y vio el trono de Dios y los veinticuatro tronos al lado, pero delante de Dios vio las siete lámparas de fuego, que no sólo es fuego, son los siete espíritus de Dios en forma de fuego, porque delante del trono dice que salía un río de fuego.  Hay siete lámparas de fuego delante de Dios, que son los siete espíritus de Dios; eso lo vio Juan  y él recibió la comisión del Padre, del Espíritu y del Hijo; recibió la comisión y por eso en el capítulo 1, dice: Juan, a las siete iglesias: gracia y paz del que es y que era y de los siete espíritus que están delante del trono y del Cordero; él no tiene el mismo orden, porque lo que le fue mostrado en el capítulo 4, fue primero el trono del Padre y el Espíritu; en el 5 fue que apareció el Cordero como inmolado, resucitado, el primogénito de los muertos; en cuanto a la economía de Dios aparece después. Entonces en el mismo orden que le fue revelado a él, el Padre primero y delante de él el Espíritu y después en el 5 aparece el Cordero, en ese orden es que él habla. “Juan, a las siete iglesias: gracia y paz del que es y que era y que ha de venir y de los siete espíritus que están delante de su trono, y de Jesucristo el testigo fiel”; y dice lo que hizo Jesucristo, nos ama, nos libró de nuestros pecados con su sangre y nos hizo reino y sacerdotes para Dios Su Padre; ese es el saludo de Juan, pero no sólo de Juan; es el saludo del cielo a las iglesias; es el saludo del trono a nosotros; esto fue revelado a nosotros sus siervos.  Hermanos, tenemos que ponernos receptores del trono; nosotros somos los receptores; es para nosotros que esto es. ¿Amén, hermanos? Pero ¿como lo vio Juan? Lo vio en ese orden y por eso en ese orden lo describe.

En el capítulo 3, verso 1, dice: “Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto”.  Fíjense en que Jesucristo, cuando le habla a Juan para la iglesia en Sardis, Jesucristo mismo dice que él tiene los siete espíritus de Dios; ahora es Jesucristo mismo el que se revela como el que tiene los siete espíritus. Ahora, van a ver que eso que dijo Jesucristo y que así se le presentó a Juan, así fue como Dios se lo mostró en el trono.

Vamos al capítulo 5 de Apocalipsis donde aparece él mostrado en el trono; dice el verso 6: “Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en  medio de los ancianos, (o sea, en el centro) estaba en pie un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra”.  Entonces aquí Jesucristo aparece como con siete ojos y dice que esos siete ojos son los siete espíritus de Dios; no son criaturas, son los mismos ojos de Cristo. Ahora aquí aparece el Cordero con siete cuernos; los cuernos en la Biblia representan el poder. Por ejemplo, dice que los diez cuernos de la bestia eran diez reyes; o sea, el poder de la civilización humana, el poder político está representado en unos cuernos; y dice que salió un cuerno pequeño que es el anticristo y peleó con otros cuernos y derribó tres cuernos; esos cuernos representan el poder; pero ¿quién tiene la plenitud del poder?  Jesucristo. Toda la plenitud del poder; “toda potestad me es dada en los cielos y en la tierra”. ¿No dijo Él así? Toda potestad me es dada en los cielos y en la tierra; o sea que Él tiene la plenitud del poder; por lo tanto, el Cordero tiene siete cuernos, la plenitud del poder; siete cuernos.  Pero Él también tiene siete ojos; esos siete ojos representan también la omnisciencia de Dios; fíjense en que antes los siete ojos se le aplican a Jehová, el Padre del Antiguo Testamento; pero ahora aparecen en el Hijo porque el Padre se revela por el Hijo y se administra por el Espíritu, porque es un solo Dios dispensándose o administrándose. Vean otra vez aquí el verso, el 6: “un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, los cuales son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra”. ¿Lo vieron? Eso es para entender ese verso 4 y 5 del capítulo 1 de Apocalipsis.


Vamos a Zacarías; porque yo les dije la vez pasada que en Apocalipsis están las terminales de toda la Biblia; o sea que lo que aparece en Apocalipsis, ya tuvo su inicio de revelación en los libros anteriores, pero se completa esa revelación en Apocalipsis. Ahora vamos a ver que ya fue en Zacarías cuando se había iniciado esta revelación de los siete ojos de Jehová, que ahora los tiene el Cordero y que es el Espíritu multiplicado.  Porque el Espíritu ¿ungió a quién? A Jesús.  “El Espíritu de Jehová está sobre mí”.  El Espíritu de Jehová es espíritu de sabiduría, de conocimiento, etc., los que acabamos de ver allí. Vamos a Zacarías capítulo 4, pero antes de ver en el capítulo 4, miremos lo del capítulo 3 para entender lo del 4.  Zacarías 3:8: “Escucha pues, ahora, Josué sumo sacerdote; (este Josué sumo sacerdote era de la época de Zorobabel, de la reconstrucción del templo) tú y tus amigos que se sientan delante de ti, porque son varones simbólicos. He aquí, yo traigo a mi siervo el Renuevo”. El Renuevo, es el pimpollo; se refiere a Cristo; Él es el Renuevo, Él es la vara de Isaí; este se llama el Renuevo; se refiere a Jesucristo.  Pero miren lo que haría Jesucristo, verso 9: “Porque he aquí aquella piedra que puse delante de Josué”.  Josué es el sumo sacerdote, figura de Cristo; le fue puesto delante de Josué una piedra; esa piedra es para edificar; o sea, lo que el Hijo había que hacer es edificar la Iglesia; entonces delante de Josué había una piedra. ¿Qué hay que hacer con esa piedra? Dice el verso 9: “sobre esta única piedra hay siete ojos; he aquí yo grabaré su escultura, dice Jehová de los ejércitos”. Eso se refiere a la edad de la Iglesia. El Señor esculpiendo en esa piedra; esa piedra está delante de Josué; esa es la edificación de la Iglesia, pero sobre esa piedra hay siete ojos, los siete ojos de Jehová que recorren toda la tierra, mirando como edifican.  Hermanos, ¿qué es lo que está mirando Dios en la tierra? ¿Para qué existe humanidad? ¿Para que se vaya al infierno? ¡Para que haya Iglesia!  Delante de Josué hay una piedra que tiene que ser esculpida; entonces los siete ojos de Dios están fijos allí, mirando la escultura que Dios tiene que hacer. Entonces sigue diciendo así: “y quitaré el pecado de la tierra en un día”.  Después de la era de la Iglesia viene el Milenio, porque para el Señor un día es como mil años; entonces ¿que va a hacer Dios? Primero va a esculpir esa piedra y después va a quitar el pecado de la tierra en un día; la esculpida de esa piedra es la era de la Iglesia y el día en que el pecado es quitado es el Milenio. Eso era para tener base a entender el capítulo 4.  En el capítulo 4 ustedes ven que aparece el candelabro, y el candelabro también tiene siete lámparas y siete tubos, ¿verdad?  Y tiene dos olivos al lado; ya después volveremos a esto, pero entonces saltemos al versículo 10: “Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces (cuando había que restaurar, todo era tan poquito, era pequeño, pero los que lo menospreciaron no importara que fueran pocos) se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel.  (eso es para edificar; ahora él explica) Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra”. Ahí lo tenemos al final del verso 10 de Zacarías 4. “Estos siete”; porque le acababa de mostrar en el candelero, siete lámparas y le está explicando; ¿qué es esto? Fíjense en lo que en el verso 4 del capítulo 6,  dice: “4Respondí entonces y dije a aquel ángel que hablaba conmigo: Señor mío, qué es esto? 5Y el ángel me respondió”; o sea que el ángel está respondiendo a la pregunta de Zacarías: ¿qué es esto qué le fue mostrado? Un candelero, le explicó el candelero, pero le mostró las siete lámparas, que es la manifestación de la plenitud del Espíritu que es en la Iglesia; o sea, en el pueblo de Dios; es decir, el Espíritu septiforme; pero ahora dice que esos siete espíritus son los siete ojos y ahora los siete ojos de Jehová; como Jehová se revela en Cristo, aparece el Cordero con siete ojos y esos siete ojos son los siete espíritus de Dios. 

Entonces nos damos cuenta de que es una manera misteriosa de presentar la Trinidad, pero así es, así lo reveló Dios, y todo esto tiene sentido.  Vimos estos versos, para poder entender este verso 4 que dice: “los siete espíritus que están delante de su trono”.  No es algo distinto de Dios mismo, no es algo aparte de Dios, es el Espíritu de Dios dispensándose, es el Espíritu de Dios en los ojos de Jehová, en los ojos del Cordero.  Entonces dice: “el que tiene los siete espíritus dice esto”. ¿Quién es el que tiene los siete espíritus? Es el Cordero que tiene siete ojos que son los siete espíritus; y ¿quién es el Cordero? El Verbo de Dios hecho carne; o sea, Jehová, Emanuel, Jehová con nosotros y Jehová el que tiene los siete ojos. ¿Se dan cuenta, hermanos? O sea, que todo esto muestra que hay una identidad.


Las siete profecías de las cartas a las iglesias de Asia Menor
Antes de pasar al siguiente verso, detengámonos un poco en el verso 4 de Apocalipsis 1.  No hay que apurarse, porque así apurados no digerimos bien; ahora, ¡qué cosa curiosa! En Asia física no sólo estaban estas siete iglesias; allí estaban también otras iglesias: la iglesia de Troas, la iglesia de Magnesia, la de Colosas, la de Hierápolis, estaban ahí cerca del mismo Efeso; por ahí estaban y además de esas había otras iglesias en otras partes; y Dios está revelando a Jesucristo y le envía este mensaje a Juan; y claro, Juan se lo tiene que enviar a siete iglesias. ¿Pero será que Dios solamente quería hablarle a estas iglesias? No hermanos, estas siete iglesias son una profecía; todo lo que aparece aquí es profecía. ¿Recuerdan que ya antes vimos eso? Que este libro es una profecía y que hay que interpretarlo proféticamente; claro que había siete iglesias históricas; esas siete iglesias existían en ese tiempo; pero ¿será que Dios sólo le quería hablar a esas siete iglesias en Asia Menor? ¿o le quería hablar a todos su siervos? ¿Acaso no dice al final de cada mensaje a cada una de esas siete iglesias, “oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”? Cuando tú ves el mensaje a cada una de esas iglesias, al final dice: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. ¿Recuerdan eso? ¿Qué quiere decir eso? Que el Espíritu le está hablando a todas las iglesias cuando le manda el mensaje a estas siete iglesias; o sea que Dios le quiere hablar al cuerpo de Cristo universal a través de estas siete iglesias.  Eso significa que estas siete iglesias representan toda la Iglesia, representan todo el cuerpo de Cristo; no era sólo para Efeso; claro, en aquel Efeso había unas situaciones históricas que fueron tratadas, pero cuando Dios trató las situaciones históricas de aquel Efeso, el Espíritu estaba hablándole a todas las iglesias: Oiga; o sea, cuando veas al Señor hablándole a Efeso, el Espíritu nos lo dice a todas las iglesias; el mensaje del Señor a Esmirna, es el mensaje del Espíritu a todas las iglesias; el mensaje del Señor a Pérgamo, es el mensaje del Espíritu a todas las iglesias; y así sucesivamente hasta Laodicea; o sea que estas siete iglesias, como es una profecía, proféticamente representan la plenitud de la Iglesia.  El número siete es número de plenitud.  Dios le habla al cuerpo de Cristo, le habla a la Iglesia en cualquier época y en cualquier lugar, a través de esta profecía; o sea que cuando leemos los mensajes a las siete iglesias, es mensaje de Dios a toda la Iglesia; pero no solamente a las siete iglesias se le hablan los mensajes de Apocalipsis 2 y 3; toda la profecía de Apocalipsis, desde el capítulo 1 hasta el 22, toda le fue mandada a las siete iglesias; o sea que todo el Apocalipsis es para la Iglesia.  Claro que aquellas siete iglesias históricas en Asia Menor, en forma representativa de la iglesia universal, recibieron ese mensaje; pero ese mensaje no era sólo para ellas; sí era para ellas; concretamente esos eran los problemas que tenían; los trataron; pero al tratar Dios con ellos históricamente, estaba tratando proféticamente y arquetípicamente con todo el cuerpo de Cristo, con toda la Iglesia.

Cuando dice: “Juan, a las siete iglesias que están en Asia”, hay que ver otra cosa en este versículo; es que Dios no quiso hablar solamente en el sentido universal; sí él hubiera dicho: Juan, a la iglesia universal, hubiéramos entendido también; pero ¿por qué no lo quiso decir así? porque Él quiere revelar que la realidad de la iglesia universal se manifiesta en las iglesias locales. Uno puede hablar de la iglesia universal, pero si no vive la iglesia en su localidad, no está siendo el testimonio de la iglesia universal en su tiempo y en su ciudad o en su municipio o localidad.  Él no solamente dijo: Juan, a la iglesia universal, no; Juan, envíalo a las siete iglesias que están en Asia; y dio el nombre de localidades: Efeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea; o sea que el Señor ve a la iglesia universal en las iglesias locales. En la administración de Dios, Dios estableció un candelero por localidad; cuando Dios quiere hablarle a su iglesia universal, la encuentra en su localidad: en Efeso, en Esmirna, en Pérgamo, etc. Hermanos, porque es muy fácil hablar de la iglesia universal así de una manera mística, la iglesia universal allá según Efesios 1, 2, 3, 4, 5 y 6, y en el cielo, pero la Biblia no sólo habla de la iglesia mística universal; la Biblia habla de la iglesia en Efeso, de la iglesia en Esmirna, o en Jerusalén, o en Corinto, o en Antioquia, o en Babilonia, o en Laodicea, o en Filadelfia; Dios no se refiere nunca a las iglesias de otra manera; Dios ve las iglesias con siete ojos; así como las ve aquí, así como Dios habla, así es como Él ve las iglesias; cuando Él mira una localidad, Él no hace distinción entre bautistas, metodistas, cruzada equis o ye, no; Él mira a Su pueblo, Su iglesia en esa localidad; no piense que Dios va a hacer esa diferencia.  Él quiere que seamos uno, unánimes y juntos en nuestra localidad, que seamos uno con todos los hermanos de nuestra localidad. Hermano, hablar sólo de la iglesia universal es muy fácil; donde realmente se vive la realidad de la unidad del cuerpo es en la localidad; es en la localidad donde la iglesia universal deja de ser solamente una idea y pasa a ser realidad. Nosotros aquí somos personas reales, nosotros somos la expresión de la iglesia universal, aquí; la iglesia universal no es solamente una doctrina eclesiológica por allá en libros de teología, no; el Señor no quiere sólo bibliotecas de eclesiología; Él quiere iglesias, Él quiere la iglesia universal apareciendo concreta en cada localidad; la suma de los hijos de Dios como uno, en su localidad; ese es Su reino.


Imagínense que el Presidente Pastrana va a organizar su gobierno aquí en Colombia y nombra un determinado Ministro para tal cosa, otro Ministro para tal cosa, otro para tal cosa y luego se nombran tales Gobernadores por votación popular y tales Alcaldes, pero ninguno de ellos conoce su jurisdicción, ni saben para que están ahí, qué tienen que representar, qué línea tienen que seguir; lo mismo pasa con el reino de Dios.  Ustedes se van a encontrar aquí un poco con la palabra no sólo reyes, sino la palabra reino; y la iglesia es la realidad actual del reino. Dios quiere reinar en toda la tierra y en cada ciudad y en cada localidad; entonces sus hijos de cada localidad, tienen que unirse para constituir la asamblea del reino de Dios en esa localidad. Eso es algo muy concreto; porque ¿qué tal que haya la fábrica tal y el gerente no sabe que es gerente, dónde empieza la fábrica, dónde termina, no sabe cómo va a hacer algo; tú tienes que saber porqué estás en tu localidad y estás con los que Dios puso ahí; ustedes todos son el reino de Dios ahí, ustedes son la sede de la embajada del cielo; pero si no ponemos cuidado en que tenemos que ser la concreción de la iglesia universal en nuestra localidad, donde el reino de Dios es concreto, real, visible, ¿quién tendrá el testimonio?  Nosotros no somos solamente creyentes sueltos, que vamos para acá, vamos para allá; claro que podemos ir donde queremos, pero tenemos que saber por qué estamos en un lugar, con los que estamos ahí. ¿Por qué Dios nos puso juntos en esa localidad, en ese municipio, en ese pueblo, en esa ciudad? Para que juntos seamos el candelero de esa ciudad, seamos la expresión concreta del reino en esa ciudad; la gente tiene que encontrarse con el reino.


Si alguien quiere irse para el cielo, tiene que sacar la visa en la embajada; ¿y cuál es la embajada del reino? La iglesia. Dice: sois embajadores de Cristo; ¿no dice que somos embajadores? Nadie sabe donde queda la embajada; allí dice iglesia tal, iglesia tal; ¿cuál será la embajada? El Señor nos dijo cual era; Él dijo: la iglesia en tal lugar.

En la Biblia usted no encuentra a la iglesia apareciendo con ningún otro nombre; en la Biblia la iglesia no tiene nombre; lo que tiene nombre es Jerusalén, Antioquia, Corinto, Efeso, Esmirna; la localidad es la que tiene nombre; así ve Dios a sus iglesias; así Él las quiere ver. Sin Apocalipsis el asunto de la iglesia estaría incompleto; en Apocalipsis es donde se revela el misterio de los candeleros; el misterio de los candeleros tiene que existir en forma concreta; no solamente un versículo en Apocalipsis 1:20. Dios no quiere solamente tener un versículo en la Biblia, no; Dios quiere tener a su iglesia en cada localidad como un candelero alumbrando plenamente con las siete lámparas, con los siete ojos en cada localidad. Tú tienes que saber donde te puso Dios y que tú solo no haces nada; tienes que estar con tus hermanos, siendo uno con ellos, siendo el cuerpo de la cabeza, que es el Señor Jesús. No pasemos muy rápido esa frase: “Juan, a las siete iglesias que están en Asia”. Aquí se ven las iglesias locales siendo la concreción en el tiempo, en la historia, en la geografía, de la iglesia universal. La iglesia real no es una teoría, la iglesia real es la suma de todas las iglesias locales; esa es la iglesia real. Cada iglesia local es la realidad de la iglesia universal; todos los que pertenecen a la iglesia universal que están en un lugar y en un tiempo, son la iglesia local de ese lugar y de ese tiempo; no es suficiente tener comunión así mística, así teológica. Somos un solo cuerpo en Cristo, hermanos; somos uno; pero seguimos actuando en forma dispersa; tenemos que ser la asamblea del reino de Dios ahí.

Sí, cuando el Presidente se ganó las elecciones, él dijo: con cuáles puedo contar, éstos van a hacer esto, éstos van a estar allá; lo mismo es el Señor. El Señor va a poner su reino en la tierra y ese reino se abre espacio a través de la iglesia; la iglesia es el comienzo de la realidad del reino de los cielos. Primero es la iglesia; la iglesia tiene que entender quién es. La importancia de la iglesia; la revelación aquí en Apocalipsis se consuma; aquí está la consumación de Cristo y su cuerpo, en Apocalipsis. “Juan, a las siete iglesias que están en Asía”.

Dios no quiso hablar de la iglesia universal. Dios habló de la iglesia local, las iglesias locales, la iglesia en cada localidad; así es como Él la quiere ver. No es suficiente que hablemos de la iglesia universal; Dios quiere que la iglesia universal aparezca concreta, unida, juntos, unánimes en cada localidad. Jerusalén, primero en Jerusalén, entonces por todas las localidades de Judea y luego de Samaria, hasta lo último de la tierra; entonces sí: “Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono, y de Jesucristo”.


¿Se dieron cuenta de que antes de Dios hablar, se identificó el auditorio? ¿A quién le habla Dios? A las iglesias. Usted tiene que estar en la posición correcta para poder recibir la revelación correcta y el enfoque correcto, porque el mensaje se le da es a las iglesias como iglesias. Si usted actúa como individuo, no estará en la posición correcta para recibir la revelación; como rueda suelta usted no recibirá la revelación; usted recibirá la revelación del Padre, del Hijo y del Espíritu por medio del ángel y de Juan, si está en la posición de la iglesia; si usted no está en la posición de la iglesia, no está en la posición correcta para recibir la revelación. Una persona sola, un cristiano suelto, no está en la posición correcta para recibir la revelación; la revelación es la luz completa de Dios que está en el candelero; es solamente en la comunión del cuerpo de Cristo en forma concreta en nuestra localidad, que estamos en la posición apropiada para recibir la revelación, porque la revelación es aquí: a las siete iglesias que están en Asía. ¿A quién habla el Espíritu? A las iglesias. Si tú no estás con tus demás hermanos en la posición de iglesia, no estás en la posición legítima para recibir la revelación porque la revelación es enviada a las iglesias, el Espíritu le habla a las iglesias; si tú no estás actuando como iglesia, no estás en la posición de recibir la revelación; la iglesia concreta en cada localidad es a la cual el Espíritu le habla, es a la cual el Espíritu le envía la revelación. Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu envían la revelación a cada iglesia.

Oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias; la iglesia en cada localidad, esa es la posición para recibir el mensaje. Si llega una carta que dice: para el gerente, pues, no la puede recibir el barrendero; el único que puede abrir esa carta es el gerente, no la secretaria, porque la carta no es para la secretaria, es para el gerente; ahora si dice: esta circular es para el colegio Maria Auxiliadora, es el colegio María Auxiliadora el único que está en la posición de recibir y obedecer esa circular; lo mismo pasa con el Apocalipsis, que es la culminación de la revelación de la Biblia. Si tú no la recibes como iglesia con todos tus hermanos en tu localidad, no la vas a poder recibir, tú solo no eres iglesia para recibir; necesitamos ser iglesia para poder estar en la posición de recibir la revelación. La revelación es enviada del trono de Dios a las iglesias; el Espíritu, al tratar con las iglesias locales, trata con todas las iglesias. Aquí no dice que esta carta es para tal misionero tal, fulano de tal, o aquel teólogo, no; es para la iglesia, para la iglesia aquí, para la iglesia allí, para la iglesia en cualquier parte, pero para la iglesia en su lugar, para la iglesia en su localidad; para ellos es la revelación; es como si fuera una carta que nos llegó del cielo, pero ¿quién tiene derecho de abrir esa carta? Sólo la iglesia en la localidad, porque ¿a quién le fue enviada? ¿A quien le habla el Espíritu? No pienses que el Espíritu te habla sólo a ti. Es cuando estamos como iglesia que oímos el hablar del Espíritu; cosas que tú no entiendes, cuando oyes a tus hermanos, entiendes, porque el Espíritu habla a las iglesias; la promesa de que las puertas del Hades no prevalecerán contra la iglesia, es a la iglesia; la iglesia es la depositaria de la revelación de Dios, a la iglesia es a quien se le entrega el mensaje. El mensaje de Apocalipsis y de toda la Biblia, es principalmente para las iglesias; claro que cada persona individual, puede recibir un poquito, pero la plenitud, solamente en la comunión de la iglesia. Hermanos, son las nueve, y apenas quedamos en el versículo 4. ☐

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