lunes, 3 de enero de 2011

VIENE CON LAS NUBES

VIENE CON LAS NUBES


“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén”. Apocalipsis 1:7

El Pantocrator
Vamos en esta noche, hermanos, a continuar con la ayuda del Señor, el estudio que hemos comenzado del libro del Apocalipsis; estamos en el primer capítulo. Apocalipsis capítulo 1; esta vez llegamos al versículo 7. La vez pasada vimos la presentación de Dios por Cristo, por Su ángel a Juan, a las iglesias; y entonces vimos como Juan alababa al que nos amó y nos hizo reino y sacerdotes para Dios su Padre; y por eso es que dice allí al final del verso 6: “A Él sea gloria e imperio”; aquí vemos claramente, podríamos decir, con toda desfachatez dando gloria al Hijo en aquel tiempo, donde Israel solamente conocía a Dios en el Padre, pero no había conocido a Dios en el Hijo; y aquí Juan es uno de los que más claramente confiesa la divinidad del Hijo. Así comienza su evangelio: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios” (Juan 1:1). En su primera carta dice: “Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Éste es el verdadero Dios y la vida eterna” (1 Juan 5:20); o sea, el Dios verdadero, el único Dios verdadero, el Padre, es conocido por medio del Hijo; en el Hijo conocemos al Padre; no se puede conocer al Padre sin el Hijo; y aquí también en Apocalipsis, así como en el evangelio y en la epístola, ahora dice: “A Él sea gloria, (viene hablando del Hijo) e imperio por los siglos de los siglos. Amén”.

Y entonces, teniendo nuestra atención en él, confiesa lo siguiente; antes de explicar lo que le pasaba en la isla de Patmos, que va a empezar a decirlo desde el verso 9, él está tan embebido de Aquel a quien vio y en cuyo nombre está hablando y a quien está glorificando, que dice: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por Él. Sí, amén”. Entonces Dios el Padre habla por Juan y dice: “Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es y que era y que ha de venir, (el pantocrator) el Todopoderoso”.


Aquí, como vimos la vez pasada en el examen textual de los distintos manuscritos, la versión más fiel, más pura y más antigua es la que les acabo de mencionar, que algunas Biblias lo dicen así: “Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Señor Dios, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso”; eso ya lo vimos con detalle una vez pasada, por lo tanto, ahora vamos a concentrarnos, más que en el comentario textual, en la exégesis.


Sobre el tiempo del arrebatamiento
Me perdonan lo que voy a hablar esta noche; y lo digo muy a propósito así por lo siguiente: yo sé, y ustedes también saben, que en la historia de la Iglesia respecto de la segunda venida del Señor Jesucristo ha habido muchas consideraciones, muchos puntos de vista; y todavía en la historia de la Iglesia no nos hemos podido poner de acuerdo todos los hermanos respecto a la segunda venida del Señor; de manera que sabiendo que eso es así, de ninguna manera voy por mi parte a pretender dar el punto final; pero tampoco puedo dejar de ser responsable, puesto que el Señor me indicó enseñar el Apocalipsis, enseñar lo mejor que lo entienda; así que le ruego que usted no me siga a mí, sino que siga la Biblia misma; lo que yo le diga, usted no lo trague entero, sino júzguelo por medio del Espíritu Santo a ver si es así o no es así; porque en este punto en que estoy por entrar, yo sé que en la historia de la Iglesia ha habido el punto de vista que habla que la segunda venida del Señor está dividida en dos partes: una secreta y otra pública y que habrá un arrebatamiento secreto antes de la venida gloriosa y manifiesta del Señor Jesús.

Pretribulacionismo. Ese es un punto de vista que es popular en un sector del pueblo de Dios; ese punto de vista fue por primera vez expresado en la era patrística por Efraín el Sirio, como en el año 374, la manera como él veía los asuntos; pero en sus escritos él no da una prueba muy profunda; él simplemente da la conclusión sin hacer la demostración, por lo menos en lo que ha llegado a nosotros de sus escritos; es él quien en la historia de la Iglesia en el siglo IV, por primera vez mencionó este asunto de un rapto antes de la gran tribulación. Después, ya por el año 1754, un pastor bautista llamado John Gill fue el segundo que expresó ese punto de vista de un arrebatamiento antes de la tribulación, en un comentario extenso que él hizo sobre todo el Nuevo Testamento; era raro porque entre los bautistas ese no era el punto de vista tradicional; pero este hermano, John Gill, lo vio así, lo enseñó así. Después, en 1810, un jesuita en Chile de apellido Lacunsa, también enseñó ese punto de vista de un arrebatamiento antes de la gran tribulación; algunos han acusado a Lacunsa de que para tratar de evitar la interpretación protestante que decía que el Papa era el anticristo, él trató de cambiar la escatología y entró por ese camino. Yo no lo acuso de esa manera porque yo directamente no he leído a Lacunsa, sino acerca de él; entonces solamente les cuento lo que algunos dicen, pero sin refrendarlo.

Después, unos poquitos años después de él, otro hermano llamado Edward Irving, como en 1812 más o menos, también enseñó el punto de vista pretribulacional, o sea, una venida del Señor en dos partes: una parte secreta tomando un rapto, el rapto de sus escogidos. Hay distintos puntos de vista. Después una mujer llamada Margaret McDonald, en 1816, enseñó la misma cosa y parece que ella tuvo unas experiencias místicas donde ella lo interpretó así. Por fin, en 1820, llegó un hermano muy serio, un precioso hermano, el hermano John Nelson Darby, de la línea de los Brethren o de los hermanos de Plymouth; él había sido anglicano, creo que hasta un arzobispo anglicano; renunció al punto de vista anglicano y a la organización anglicana porque comenzó a ver un poco mejor el cuerpo de Cristo, y él enseñó ya por primera vez de manera sistemática, de manera documentada, porque las anteriores menciones eran puntos de vista rápidos sin mucha sustentación; quien primero elaboró una sustentación profunda, digamos que fue el esquematizador del dispensacionalismo, fue el hermano John Nelson Darby; él fue uno de los ancianos de los Brethren en Plymouth, una ciudad al sur de Inglaterra; sin embargo, durante la misma época del hermano Darby, que fue el primero que sistematizó el dispensacionalismo y el pretribulacionismo, otro de los ancianos que pertenecía a la misma iglesia en Plymouth con Darby, el hermano Benjamín Newton, no concordó con el hermano Darby en su punto de vista de un rapto antes de la tribulación, sino que él demostró también con una argumentación bastante seria, que el rapto sería después de la gran tribulación; eso no lo hizo por primera vez el hermano Benjamín Newton porque ese fue realmente el punto de vista que existió entre los llamados Padres de la Iglesia en la era patrística, antes de Efraín el Sirio y después de Efraín el Sirio; fue el punto de vista que prevaleció en la era medieval y escolástica, fue el punto de vista que continuó con los reformadores, incluso cuando ya se introdujo este punto de vista del pretribulacionismo con el hermano Darby; el hermano Benjamín Newton lo tuvo que encarar y decirle que estaba equivocado. George Miller también era postribulacionista, y la iglesia en Bristol.


Los dos raptos. Hoy en día, la teología del pacto, o sea, la línea que siguen los reformados, es postribulacionista; y la línea dispensacionalista es pretribulacionista. Sucedió que ante los argumentos serios que presentaban el hermano Darby, pretribulacionista, y el hermano Benjamín Newton, postribulacionista, otros hombres de Dios, maestros también constituidos por el Señor, comenzaron a estudiar seriamente estos argumentos a ver cual de los dos tenía razón y surgió un equipo de maestros por la época del hermano Carlos Spurgeon, mas no Spurgeon, sino un hermano llamado Robert Govett, de quien Spurgeon dijo que había nacido cien años adelantado a la historia de la Iglesia, un hermano muy profundo, un hermano al que apenas ahora se le está entendiendo y se le está dando mucha razón en muchas cosas. El hermano Robert Govett, junto con el hermano G. H. Pember, junto con ellos el hermano D. M. Panton y el último de los teólogos de esa escuela, el hermano Lang, ellos, ante los argumentos de unos y otros, concluyeron que había dos raptos: uno antes de la tribulación y otro después de la tribulación; uno para las primicias o vencedores y otro para el resto de los cristianos salvos, que no alcanzaron a ser vencedores, como los primeros; ese punto de vista surgió al cambio del siglo XIX al XX. Los hermanos Govett, Pember, Panton y Lang, este último ya entrado el siglo XX, presentaron un tercer punto de vista.


El primero, que es el postribulacionista, que es el que aparece en los documentos de la iglesia primitiva desde la Didaché en el primer siglo, como interpretación del Nuevo Testamento, y también la patrística, los escolásticos, los reformadores y varias denominaciones, especialmente la línea reformada, y algunos presbiterianos, han tomado el punto de vista postribulacionista; luego, el punto de vista pretribulacionista desde Darby para acá, pero con las raíces no muy profundas que había mencionado de Efraín el Sirio, John Gill, Lacunsa, Edward Irwing, Margaret McDonald y John Nelson Darby. El punto de vista de Darby pasó a Scofield; entonces Scofield escribió unas anotaciones a la Biblia que fueron muy populares y de esa manera el punto de vista pretribulacionista pasó a muchas denominaciones. Luego, cuando murió Scofield, le sucedió el hermano Lewis Sperry Chafer, quien fundó el seminario fundamentalista de Dallas y escribió una teología sistemática y otros varios libros con el punto de vista dispensacionalista que había establecido Darby y después Scotfield; y así en ese Seminario de Dallas se formaron muchos pastores de denominaciones, y entonces el punto de vista dispensacionalista en el siglo XX comenzó a extenderse.


A Lewis Sperry Chafer le sucedió John F. Walwoord que siguió con el mismo punto de vista pretribulacionista y ahí las Asambleas de Dios tomaron ese punto de vista. Después, otros profesores famosos últimamente como el hermano Charles Ryrie y el hermano J. Dwight Pentecost, son los más caracterizados expositores del punto de vista pretribulacionista; algunos de estos autores los he leído con cuidado; a otros solamente los conozco de manera más liviana. Creo que la obra donde mejor se expresa el punto de vista pretribulacionista es “Eventos del Porvenir” de J. Dwight Pentecost; lo estudié minuciosamente, con sinceridad; claro que tengo que ser sincero; en algunos puntos no tengo paz del el Espíritu Santo en mi espíritu para concordar en todo con ellos, y por eso tengo que contarles esta historia, estas distintas escuelas, para que ustedes sepan que eso existe entre los hijos de Dios. Somos hermanos; todos tenemos el derecho de examinar la Palabra, exponer lo que vemos, y hacerlo en amor, hacerlo sin mala discusión, hacerlo con sinceridad, oírnos mutuamente, examinar los argumentos de unos y de otros.


El punto de vista de Darby pasó para la China, al sur de la China donde estaba el hermano Watchman Nee, en el siglo XX; él en su juventud adoptó el punto de vista pretribulacionista de Darby; él tenía en gran estima al hermano Darby. Nee escribió en su juventud un estudio sobre el Apocalipsis llamado “Ven, Señor Jesús”, que la editorial CLIE lo ha publicado; y en él presenta un punto de vista pretribulacionista; después, con el tiempo, él modificó su punto de vista y en un libro posterior que se llama “La Iglesia Gloriosa”, él pasó del punto de vista de Darby al punto de vista de los dos raptos; o sea, al punto de vista de Govett, Pember, Panton y Lang; este punto de vista lo adoptaron los hermanos que tienen comunión con el hermano Watchman Nee. Al Norte de China había otro hermano llamado Lee Chan Choo, que en occidente es conocido como Witness Lee; él fue discipulado por Burnet, que fue un discípulo del hermano Benjamín Newton. Benjamín Newton era postribulacionista; entonces el hermano Burnet fue postribulacionista; pero luego la escuela de los dos raptos de Panton, Pember, Govett y Lang fue la que los ayudó a ellos a ponerse de acuerdo; de manera que Watchman Nee y Witness Lee enseñaron el punto de vista de los dos raptos, y ese punto de vista ha entrado en Occidente, y está también en el mantel, en la mesa de las discusiones escatológicas.


Tuve que decirles todo esto porque acabamos de entrar a un versículo que nos habla de la segunda venida del Señor; y puesto que existe ese trasfondo histórico en la historia de la Iglesia, yo prefiero respetar la convicción de cada hermano; no voy a imponer ningún punto de vista; voy simplemente a cumplir mi responsabilidad, pero los dejo a ustedes que examinen las cosas; en lo que puedan concordar concuerden, y en lo que no puedan concordar, tranquilamente no concuerden; seguimos siendo hermanos; el cuerpo de Cristo es uno solo y todos los que nacimos de nuevo, a los que nos compró con Su sangre y nos regeneró Su Espíritu, somos hermanos, y ninguno ha llegado al final, y todos tenemos el derecho de investigar.


Todo ojo le verá 
Con este preámbulo es que me voy a arriesgar a leer este verso. ¿Amén, hermanos? Como habíamos visto antes, el Apocalipsis contiene las terminales de toda la Biblia; o sea que todo lo que se trató en la Biblia se culmina en el Apocalipsis; por eso hay frases en el Apocalipsis que son la síntesis de muchos asuntos en la Biblia; y este verso que acabamos de leer es también una síntesis de muchas cosas que son tratadas en la Biblia; volvamos, pues, a leer esa síntesis: “He aquí que viene con las nubes”; eso lo dice en varias partes; “y todo ojo le verá”; eso aparece también en otros lugares; “y los que le traspasaron, y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él.” Aquí tenemos algo de Daniel, algo de Zacarías, algo de Mateo, de Marcos, de Lucas, sintetizado en esta expresión. Permítanme, por mi parte, de manera particular, no hablo a nombre de la iglesia, sino como un miembro del cuerpo de Cristo, que a mí me llama mucho la atención que cuando los apóstoles, como en este caso primero acá y en lo demás que les voy a mostrar, mencionan la venida del Señor de una manera simple, ellos no entran en tantas separaciones ni divisiones como los teólogos modernos; ellos simplemente tienen esa expectativa. Aquí Juan le está hablando a las siete iglesias que están en Asia, y por medio de ellas le está hablando a todas las iglesias, porque el Espíritu dice: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”; así que este mensaje a estas siete iglesias que estaban en Asía, es un mensaje del Espíritu Santo a todas las iglesias, también a nosotros; y aquí la expectativa que presenta el apóstol Juan de la venida del Señor, entrando de golpe es ésta: él no entra en una cosa secreta y en una cosa pública posterior, no; él simplemente entra así; esa es la expectativa que él tenía, que él expresó y que él le expresó a las iglesias para que las iglesias tengan esa expectativa; y es esta:

“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él”.

 Esa es la venida como la ve Juan en estos versículos; la ve así; él no hace divisiones, sino que la presenta en globo y le presenta esa expectativa a las iglesias; creemos que esto es de parte del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 


Otro detalle más. Vamos a hacer la asociación de los versículos cuyas terminales están en este verso. Empecemos por lo de la venida en las nubes del Señor. Empecemos primero por Hechos de los Apóstoles capítulo 1; allí el Señor se apareció después de resucitado a los apóstoles, estuvo cuarenta días enseñándoles, luego los sacó a Betania y ascendió. Dice el versículo 9: “9Y habiendo dicho estas cosas, (las instrucciones finales que les dio antes de la ascensión) viéndolo (y me llama la atención el “viéndolo”) ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. 10Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, 11los cuales también les dijeron: Varones galileos, por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”. Desde esta enseñanza angélica acerca de cómo sería que vendría el Señor, aquí dice: Así como le habéis visto ir, así vendrá; entonces Él fue, ascendió, viéndolo ellos y fue ocultado por la nube, y de ahí en adelante continúa hacia el Padre; lo que dice Daniel.


Vamos al Libro de Daniel para ver hacia donde fue, porque dice que él ascendió hasta las nubes y la nube lo cubrió; pero Él se iba a la diestra del Padre. Veamos la continuación de ese evento en la profecía de Daniel capítulo 7:13: “Miraba yo en la visión de la noche”, cuando habían pasado las bestias y el cuerno, y los diez cuernos, todo eso y la culminación de toda esa historia, porque en el verso 12 es donde se dice que ya se le había quitado el poder a esas bestias, etc.; y en el 7:13 dice: “13Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. 14Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”. Fíjense en que aquí aparece el Hijo del Hombre en las nubes pero no viniendo hacia nosotros, sino presentándose al Padre; o sea, cuando el Señor ascendió lo ocultó una nube porque Él se iba; pero ¿a dónde se iba? a la diestra del Padre; aquí vemos que el Hijo del Hombre vino en las nubes y llegó hasta el Anciano de días, o sea el Padre, y allí fue donde le fue dado dominio; después consideraremos más detalles, cuando Él llega al trono y nadie podía abrir el libro y Él abre el libro y en el libro está la manera como va a tener todos los reinos de la tierra, porque así culmina ese libro de los sellos, donde está el programa de Él cuando se sienta a la diestra del Padre para que todos Sus enemigos le sean puestos por estrado de Sus pies; todo ese programa, ese plan, estaba en un libro sellado que nadie podía abrirlo, pero Él ascendió a la diestra del Padre, el único digno de abrir el libro, y en el libro estaba escrito el programa de Dios para que culminara con el reino de Dios y de Su Cristo. Después consideraremos esto en más detalle, pero esto era solamente para el aspecto de las nubes; ya aparecerá Él viniendo con las nubes a tomar el reino con el Padre. Cuando Él ascendió, ascendió y fue a recibir el reino, a sentarse a la diestra hasta que todo le sea puesto por estrado de sus pies; y ya Él está reinando a la derecha del Padre, y toda potestad le es dada en los cielos y en la tierra, y Él tiene control de todo lo que sucede en el mundo, y Él está llevando adelante Su programa; no importa lo que tú veas, debes creer que Él tiene el señorío y Él está haciendo lo apropiado; nada se escapa de su control.


Nos encontraremos con Él en las nubes
Volvamos a otros pasajes donde aparece la venida del Señor en las nubes; y el primer pasaje está en Mateo 24, porque estamos viendo los versos que se relacionan con aquello de Apocalipsis 1:7.

Inicialmente voy a leer el verso 30, pero después vamos a tener que ver algunas cosas; el verso 30 es para ver la concordancia con Apocalipsis 1:7; pero ese verso hay que tenerlo en todo su contexto: “Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, (¿Se dan cuenta de cómo se asemeja a lo que dice Apocalipsis 1:7?) y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”.

Él dijo que así vendría. Volveremos en un ratito a Mateo 24. Por lo pronto, sigamos en Mateo y vamos a ver la confesión de Jesús ante el Concilio cuando lo estaban juzgando; eso está en Mateo capítulo 26; leamos desde el verso 62, cuando allá Caifás, Anás y los otros estaban juzgado a Jesús: “62Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti? 63Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.

64Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo”. Y dijo: “Veréis”; por eso dice «y los que le traspasaron», y además dice: “todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él”. 

Respecto de esto de lo de la lamentación de las tribus, vamos a Zacarías capítulo 12; está hablando ya del tiempo del fin y dice el versículo 10: “10Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mi, a quien traspasaron”. Si usted toma la profecía desde el inicio, quien está hablando aquí es Jehová; o sea, aquí se confiesa la divinidad del Hijo: “mirarán a mi, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito. 11En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén, como el llanto de Hadad-rimón en el valle de Meguido. 12Y la tierra lamentará, cada linaje aparte; los descendientes de la casa de David por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de la casa de Natán por sí, y sus mujeres por sí; 13los descendientes de la casa de Leví por sí, y sus mujeres por sí; los descendientes de Simei por sí, y sus mujeres por sí; 14todos los otros linajes cada uno por sí, y sus mujeres por sí”. Lo que dice aquí en muchos detalles está resumido allí en Apocalipsis 1:7 donde dice: “y todos los linajes de la tierra harán lamentación por él”.

También Marcos y Lucas nos presentan la venida del Señor en las nubes; en el capítulo 13 de Marcos dice el versículo 26: “Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en las nubes con gran poder y gloria”. Podemos pasar a Lucas capítulo 21 donde también el verso 27 dice: “Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria”. Tanto Mateo, Marcos, como Lucas registran diferentes aspectos de las palabras del Señor Jesús. Si tú ves en Marcos, también aparece la misma confesión de Jesús ante el concilio, como leímos en Mateo, y también se ve en Lucas; así que por ahora no vamos a leer lo de Marcos ni lo de Lucas, pero ustedes lo pueden después revisar. Esto es lo que se nos dice aquí de la venida del Señor en las nubes.


Otro pasaje donde se habla de la venida del Señor en las nubes, ya en los apóstoles, está en 1 Tesalonicenses 4:14 en adelante: “14Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 15Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.

16Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”. Entonces vemos que el Señor viene en las nubes y que los muertos en Cristo resucitarán primero, y luego los demás que estén o estemos vivos en la venida del Señor, juntamente con ellos seremos arrebatados para recibir al Señor en las nubes. ¿Usted no ve la palabra “nubes” allí? Mírenlo otra vez: “Seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire”; porque el Señor viene en las nubes y en el arrebatamiento recibiremos al Señor en las nubes.


¿Venida u hora secreta del Señor?
Ahora voy a tener que entrar un poco más profundo; aquí vimos lo relativo a la venida del Señor en las nubes; a veces se dice que la venida secreta es como ladrón, y la segunda parte de la segunda venida es la venida pública y gloriosa, visible en las nubes; pero que antes de esa hubo una venida secreta; claro que en todos los pasajes que leímos, que hablan de la venida en las nubes, en ninguno se nos habla de una venida anterior secreta. Hay cinco o seis versículos en la Biblia que hablan de la venida del Señor como ladrón en la noche; esa expresión de “venida como ladrón en la noche”, que nadie sabe el día y la hora, ha sido tomada como para decir que hay una venida secreta antes de la venida pública, y se dice que la venida secreta es como ladrón en la noche. Si tú pones cuidado a los versos, ves que Él no habla de venida secreta, sino de hora secreta; si tú vuelves a leer los versos, son cinco o seis solamente, y los vamos a leer esta noche, si tú ves los versos que hablan de la venida como ladrón, todos esos cinco o seis versos hablan en el contexto de la venida pública y visible; esos versos están en Mateo 24, en Lucas 12, en 1 Tesalonicenses 5, 2 Pedro 3 y en Apocalipsis 3 y 16; esos son los versos que veremos que hablan de la venida del Señor como ladrón en la noche, que algunos hermanos, los respeto, han dicho que esa es la venida secreta; pero yo voy a mostrarles por la Biblia, usted examínelo a ver si le parece o no, no se lo voy a imponer, que todos los cinco o seis versos que hablan de la venida como ladrón en la noche, todos los cinco o seis, si lees el contexto, se refieren a la venida pública y gloriosa, incluido este de Apocalipsis 1:7: “He aquí que viene con las nubes”. Esa venida con las nubes es como ladrón en la noche, ¿o la venida como ladrón en la noche es otra? Vamos a ver si la venida como ladrón en la noche es otra o es esta misma en que viene en las nubes visible.

Comencemos con la primera, en Mateo 24. Los cinco pasajes son: Mateo 24, anótenlo por favor para que lo vuelvan a leer en todo su contexto, Lucas 12, 1 Tesalonicenses 5, 2 Pedro 3 y Apocalipsis 3 y 16. Veremos los versículos uno por uno. Empecemos por Mateo 24; aquí tengo el texto griego para que los hermanos puedan revisar después en el griego; Mateo 24, comencemos desde el versículo 3, porque hay que leer al Señor en su contexto: “3Y estando él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas?”. Él acaba de decir que sobre Jerusalén, aquel muro que ellos le decían: ¡mira qué piedras! y Él contestó: no quedará piedra sobre piedra; eso era una de las cosas que sucederían, pero no sólo eso, y le dicen: “¿Cuándo serán estas cosas, (o sea la destrucción de Jerusalén y del templo) y qué señal habrá de tu venida?”. Pueden revisar en el griego a ver si la palabra es parousia o epifanía porque algunos han dicho que la palabra parousia se refiere a la venida secreta y la palabra epifanía se refiere a la venida pública, pero si tú lees el griego vas a ver que parousia es usada en la venida pública; en esta venida se habla de la venida del Señor en las nubes, gloriosa, dice parousia; entonces el argumento de que parousia se refiere a la venida secreta no se puede sostener a la luz del griego. En el contexto griego todas las veces que habla de parousia se refiere a la venida del Señor, inclusive pública y visible.

“¿Y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? 4Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. 5Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. 6Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin”; o sea, de cualquier guerra por ahí estamos diciendo que ya es el fin, pero todavía no, todavía no es el fin. “7Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. 8Y todo esto será principio de dolores. 9Entonces...”. ¿A quién le está hablando el Señor aquí? A los cristianos, a la Iglesia; cuando uno está en Cristo ya no es judío ni gentil; antes era judío o gentil, pero cuando Cristo murió ya no hay judío, ni gentil, ni bárbaro, ni escita, ni varón, ni mujer, sino que Cristo es el todo y en todos. Por favor sigan sus Biblias, no me sigan a mí, no sea que yo me equivoque y ustedes conmigo; así que vigílenme.


La Iglesia y la tribulación
“9Entonces (está hablando el Señor Jesús a los cristianos, a los suyos) os entregarán a tribulación, (¡ah! muchos dicen: tranquilo, hermano, usted no va a pasar por eso, usted no va a sufrir nada; pero ¿cuántos han sufrido tribulación ya en estos 21 siglos?) y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. 10Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. 11Y muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos; 12y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. 13Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. 14Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin. 15Por tanto...”. ¡Ah! por tanto quiere decir que esto que va a decir a continuación está relacionado con lo que venía diciendo hasta aquí, y le está hablando a los cristianos; algunos dicen: le está hablando a los judíos; no, le está hablando a los cristianos que creen en Cristo; ya no hay judío ni gentil. “15Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora...”. ¡Ah! así es que el Señor está diciéndole a Sus discípulos que en el fin verían la abominación desoladora; algunos pensarían que no la iban a ver, pero aquí el Señor no dijo que algunos no; aquí dijo “cuando veáis”; está hablando la instrucción normal, Él no está queriendo engañar ni enseñar torcidamente, ni dar una imagen equivocada; porque es que el Señor no enseña según Darby, ni según Newton; no, el Señor enseña como es; entonces hay que seguirle a Él. “15Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), (por eso les dije a los hermanos que leyeran ese trabajo sobre Daniel) 16entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. 17El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; 18y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa. 19Mas ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! 20Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo”.

En el año 70 cuando llegó Tito y tomó la ciudad, comenzó el cumplimiento de estas cosas; no se cumplió todo, pero comenzó el cumplimiento, porque Daniel decía en el capítulo 9, después de la profecía de las 70 semanas, decía que cuando se le quitara la vida al Mesías, el príncipe de un pueblo que vendría destruiría la ciudad y el santuario, y eso fue Roma, ese es ese príncipe; cuando Vespasiano era emperador, Tito vino y se tomó Jerusalén y se empezó a cumplir esta retribución, pero no se cumplió todo; el Señor habló de varias cosas que tendrían que suceder, pero no habló del momento exacto, de la hora y el día; eso nadie puede hablarlo porque Jesús dijo: ni los ángeles lo saben, sólo el Padre. Entonces dice: “21Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá”. Cuando dice: “ni la habrá”, ya se está dando cuenta uno de que no se está refiriendo solamente al año 70, sino a la gran tribulación final, a la última gran tribulación; claro, en el año 70 algo se cumplió, pero Él no estaba hablando sólo para el año 70, porque él estaba hablando no sólo de cuando serán aquellas cosas, sino cuando será Su venida y el fin del siglo; como ellos no sabían, le preguntaron todo junto y Él contestó todo junto, pero una parte corresponde a la caída de Jerusalén y la otra parte corresponde al anticristo, a la abominación desoladora, y por eso habla aquí de la “gran tribulación” que no habrá otra; o sea, que aquella del año 70 no es esa, aunque aquello es un inicio, un principio, pero la definitiva es la última que ya no habrá otra.


Sigue diciendo: “22Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados.

23Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está, no lo creáis. 24Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manea que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. 25Ya os lo he dicho antes. 26Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad, está en los aposentos, no lo creáis. 27Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo del Hombre”. Como el relámpago se muestra, por eso habla de que todo ojo le verá. “28Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas. 29E inmediatamente (fíjense por favor en esta frase aquí) después de la tribulación de aquellos días, (no antes de la tribulación, por favor) el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. 30Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria”.


Miren cómo el Señor responde el asunto de Su venida; así es que la responde y no ha terminado de responder; sigue hablando el Señor en este contexto; no tome el versículo aislado del contexto. “31Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro”. No sólo en la tierra, sino del cielo, porque los santos que habían muerto con Cristo, estaban esperando la resurrección y venir con Él, por eso dice: “del cielo hasta el otro.” Y en ese contexto dice: “32De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 33Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, (incluida la abominación desoladora, la persecución de los santos, la tribulación de aquellos días) conoced que está cerca, a las puertas”. Todavía no ha venido, y dice: después de la tribulación; todavía dice: está cerca; y sigue diciendo más:

“34De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”. La primera generación vio la caída de Jerusalén y la generación que verá el final será una sola también. “35El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 36Pero del día y la hora (este pero quiere decir que está todavía hablando de esa venida gloriosa y visible, todavía está hablando de esa venida gloriosa y visible, pero es respecto de aquella, o si no, no diría: pero) nadie sabe, ni aún los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. 37Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre. 38Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca, 39y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así será también la venida del Hijo del Hombre”.


Noten que está hablando de juicio, de la venida pública, después de la tribulación de aquellos días: “40Entonces (vean el verso, no antes) estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado...”. Ese es el arrebatamiento; fíjense en qué contexto aparece el arrebatamiento; no lean este versículo aislado, léalo en el contexto de la enseñanza integral. “40Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. 41Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada.

42Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor”. ¿De qué venida está hablando aquí? De la que ha venido hablando durante todo el capítulo, y en ese contexto dice: “43Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa”; o sea que el contexto de la venida como ladrón es en el contexto todo del capítulo 24 de la venida gloriosa; yo lo estoy leyendo así; no sé usted como lo lea; lo dejo leer como quiera, pero les agradezco que me permitan leerlo. “44Por tanto, también vosotros estad preparados”. ¡Ah! vosotros, la iglesia, los cristianos, los suyos, sus discípulos, sus apóstoles. “Por tanto”, está relacionando todo con todo. “44Por tanto, también vosotros (no sólo los de afuera, también vosotros, los cercanos) estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis. 45¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo? 46Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. 47De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá. 48Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; 49y comenzare a golpear a sus consiervos, y aún a comer y a beber con los borrachos, 50vendrá el Señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, 51y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes”. Este es el contexto de la primera mención de la venida como ladrón. Si tomamos el verso aislado podemos ponerlo en cualquier parte, pero si lo tomas en el contexto general tienes que dejarlo en ese contexto.


La venida como ladrón en Lucas y Tesalonicenses
La segunda mención aparece en otro contexto en Lucas 12:35-40; allí hay otra cita en que el Señor habla de la venida como ladrón; estamos leyendo todos los versículos bíblicos que hablan de la venida como ladrón para que vean el contexto y para que lo interpretemos en su contexto; Lucas 12:35: “35Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; 36y vosotros sed semejantes a hombres que aguardan a que su señor regrese de las bodas, para que cuando llegue y llame, le abran en seguida”. ¿Quiénes son estos vosotros? Los apóstoles; Él está hablando a los suyos y dice: “37Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá, y hará que se sienten a la mesa, y vendrá a servirles. 38Y aunque venga a la segunda vigilia, y aunque venga a la tercera vigilia, si los hallare así, bienaventurados son aquellos siervos. 39Pero sabed esto, que si supiese el padre de familia a qué hora el ladrón había de venir, velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa. 40Vosotros, pues, también, estad preparados, porque a la hora que no penséis, el Hijo del Hombre vendrá”. La hora es secreta, pero la venida se notará. Ese es el segundo versículo en su contexto donde aparece la venida como ladrón, y ustedes ven que es parecido al que leímos en Mateo aunque en este contexto.

Vamos a la tercera mención de la venida como ladrón ahora en 1 Tesalonicenses capítulo 5. Notemos que en el 4 que ya leímos respecto de Su venida en las nubes y del arrebatamiento, pero que no precederíamos a la resurrección de los muertos, venía hablando de aquella venida y que lo recibiríamos en el aire para estar siempre con Él. Entonces Pablo en esta carta tiene una expectativa conforme a la enseñanza de Jesús; y miren una cosa: la expectativa de Pablo debe ser también la expectativa nuestra. Él dice: Os digo esto en palabra del Señor. Pablo le está hablando a la iglesia de los Tesalonicenses; él no está hablando a los derrotados, él no se está poniendo entre los derrotados, no habla de otros especiales que se van antes, pero nosotros los derrotados, no, él está hablando a la iglesia; él no tenía esos problemas, porque esas discusiones no se habían dado todavía en el tiempo de Pablo; él tenía la tradición fresca de Jesús. Entonces en 1 Tesalonicenses 3:12-13, miren lo que Pablo le dice a la iglesia, a los mismos que les habla en el capítulo 4 del rapto, en el 5 de la venida del Señor como ladrón, a los mismos les dice en el capítulo 3, lo que dice en los versos 12 y 13; noten que Pablo a las mismas personas les habla todo; él no está hablándoles a unos una cosa y a otros otra cosa, sino a los santos les dice la misma cosa. Miren lo que Pablo dice en 1 Tesalonicenses 3:12-13: “12Y el Señor os haga crecer y abundar en amor unos para con otros y para con todos, como también lo hacemos nosotros para con vosotros, 13para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos”. Pablo no está creándoles una expectativa diferente a la venida con todos los santos.


De esa venida es que Pablo está hablando acá, de esa venida con todos los santos; y para explicarles cómo será esa venida con todos los santos entonces dice ahora en el capítulo 4:13: “13Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.

14Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús (esa es la venida del Señor Jesús con todos los santos) a los que durmieron en él. 15Por lo cual (refiriéndose a eso) os decimos esto en palabra del Señor: (o sea, no son mis palabras, dice Pablo, eso se los digo porque así lo dijo el Señor) que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida (y esa palabra es parousia) del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero”. Por favor, miren estas enseñanzas de Pablo por el Espíritu Santo. “Resucitarán primero”; primero es la resurrección de los santos que murieron en Cristo y entonces la transformación y reunión con ellos. Y dice: “17Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor (porque Él viene en las nubes) en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18Por tanto, (fíjense en que viene hablando de lo mismo; lo que dijo en el capítulo 3 está presente en el 4, y lo que dice en el 4 está presente en el 5) alentaos los unos a los otros con estas palabras. 5:1Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba.

2Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor...”. ¿De qué venía hablando Pablo? De la venida del Señor Jesucristo con todos los santos, y que Dios traerá con Jesús a los que durmieron en Él y vendrá en las nubes y con voz de trompeta, y con voz de mando, y con voz de arcángel, y los muertos resucitarán primero; en ese contexto dice: “vendrá así como ladrón en la noche”; y fíjense en que no es algo secreto; la hora sí, pero de la venida dice: “3que cuando digan: paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. 4Mas vosotros hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día os sorprenda como ladrón. 5Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas. 6Por tanto, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios. 7Pues los que duermen, de noche duermen, y los que se embriagan, de noche se embriagan. 8Pero nosotros, que somos del día, seamos sobrios habiéndonos vestido con la coraza de fe y de amor, y con la esperanza de salvación como yelmo. 9Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Y entonces ese “no nos ha puesto Dios para ira” es en el contexto de Su venida. Ahora fíjense en que el versículo 3 se relaciona con el 2; en el 2 habla de la venida como ladrón y en el 3 dice que cuando digan: paz y seguridad, vendrá sobre ellos destrucción repentina. Entonces, la venida del Señor como ladrón traerá destrucción repentina a los que no sean de Él; o sea, que no podemos poner la destrucción repentina por un lado y la venida como ladrón por otro, porque aquí Pablo las junta; Pablo junta el capítulo 3, la venida del Señor con sus santos, el capítulo 4, Dios traerá con Jesús a los que durmieron en él, el Señor con voz de arcángel, con trompeta de Dios, etc. y habrá la resurrección, y la transformación, y el arrebatamiento, y los encontraremos en las nubes; pero ¿cómo será eso? Es como ladrón, sorpresivo, la hora es secreta, pero cuando suceda destrucción repentina. Ahora, esto no lo dice sólo Pablo, lo dice también Pedro.


La venida del Señor relatada por Pedro y Apocalipsis 16
Vamos a 2 Pedro capítulo 3; estamos leyendo todos los versículos que hablan de la venida como ladrón para que no lo digamos en otro contexto, sino en el contexto en que lo habló el Señor y sus apóstoles.

 2 Pedro 3:9-10 habla de la venida como ladrón, y miren cómo es la venida como ladrón; no es una venida secreta; lo que es secreto es la hora, eso es lo sorpresivo, eso es lo que quiere decir como ladrón, lo sorpresivo, pero la venida misma miren como será: versos 9 y 10: “9El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 10Pero el día del Señor vendrá (el día, lo dice el Señor) como ladrón en la noche; en el cual (noten, en el día cuando el Señor venga como ladrón en la noche) los cielos pasarán con grande estruendo, (eso no será secreto, la hora sí) y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas”. Hermanos, ese es el contexto de la venida como ladrón, “en el cual, (en el día cuando el Señor venga como ladrón) los cielos.... serán deshechos”; por eso decía: las potencias de los cielos serán conmovidas.


El último versículo de hoy que menciona la venida como ladrón está en Apocalipsis 16. Yo no sé si ustedes después de esta lectura han visto un rapto diferente; yo no sé, yo lo respeto, yo no me quiero burlar, guárdeme el Señor, pero es que estos versículos me hacen pensar muy serio; no sé como piensa usted; hay muchos otros versículos. Noten de qué trata el capítulo 16; trata de las copas de la ira. La primera copa ¿de que trata? De úlceras. La segunda copa ¿de qué trata? Del mar como sangre. La tercera copa ¿de que trata? De las fuentes de las aguas como sangre; ¿y la cuarta copa? Un gran calor; ¿y la quinta copa? Fíjense, habla del anticristo, de la bestia; o sea que estamos en plena gran tribulación en la quinta copa, ¿verdad? Miren la quinta copa, verso 10: “10El quinto derramó su copa sobre el trono de la bestia; (salté la palabra ángel porque en el griego no está, pero el traductor lo escribió, claro, para entender) y su reino (está hablando del trono de la bestia) se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas, 11y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras”. O sea que ya en la quinta copa se está en la gran tribulación; ahora viene la sexta copa; si es la sexta, no va a ser antes de la quinta; dice la sexta: “12El sexto derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente”. ¿Recuerdan lo que decía Daniel? ¿Que cuando viniere ese anticristo, noticias del oriente y del norte lo atemorizarían? Pues, fíjense, en pleno gobierno del anticristo cuando vienen aquellos reyes del oriente.


Estamos en la sexta copa: “13Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; 14pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. 15He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza. 16Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón”. Está hablando en pleno contexto de la bestia, en pleno contexto del Armagedón, la sexta copa, la copa de la ira; las primeras copas son pura tribulación; eso es pura tribulación, y todavía el Señor dice: “He aquí vengo como ladrón”; o sea que no ha venido todavía durante la sexta copa como ladrón; esos son cinco versículos que hablan de la venida como ladrón en la noche; y sin embargo, miren en qué contexto habla de la venida como ladrón; ¿se dieron cuenta del contexto?


El trigo y la cizaña y la venida del Señor
Vamos a Mateo capítulo 13 donde al Señor le preguntan acerca de una parábola que Él dijo. Mateo 13:24; la parábola del trigo y la cizaña.

“24Les refirió otra parábola diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; (ese campo es el mundo, lo explicó después) 25pero mientras dormían los hombres, vino el enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.

26Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. 27Vinieron entonces los siervos del Padre de familia y le dijeron: (Él interpretó luego que eran los ángeles) Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? (los hijos del reino) ¿De dónde, pues, tiene cizaña? (los hijos del mal) 28Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? 29Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo”. No importa cuanta cizaña haya, el trigo puede crecer a su lado, déjelo crecer junto, pero por favor, fíjense en lo que dice a continuación: “30Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña,” (¡ah! ¿no era que el trigo se iba primero? Primero la cizaña; y no dijo: recoged la cizaña, sino: “recoged primero la cizaña y atadla en manojos (ese es el globalismo, la apertura económica, la integración económica) para quemarla”. Esa es gran tribulación. Primero se debe recoger la cizaña, atarla en manojos para quemarla: “pero recoged el trigo en mi granero”.


Hermanos, yo a veces escucho que primero recogían el trigo y dejaban la cizaña, pero aquí se recoge primero la cizaña; “atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero”. Y Él luego explicó eso, en los versículos 36 hasta el 43; me voy a saltar los otros versos porque él explicó que ese era el Hijo del Hombre. Dice el verso 39: “39El enemigo que la sembró es el diablo; la siega (vamos a ver también esta siega en Apocalipsis) es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. 40De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo”. Se arranca la cizaña y se quema en el fuego. “41Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino (yo pensé que a los santos, pero dice:) a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, 42y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. 43Entonces los justos resplandecerán como el sol”. Eso es cuando son transformados y glorificados, y se van a reunir al Señor en el aire para venir a reinar con él en el reino de su Padre. “El que tiene oídos para oír, oiga”. Entonces, hermanos, aquí el Señor habla primero de recoger la cizaña en manojos. Cuando habla en Apocalipsis 1:7: “He aquí viene con las nubes”, se refiere a todos esos versículos que leímos. “Y todo ojo le verá”; aquello era lo que decía en el contexto de Mateo 24, que es después de la tribulación de aquellos días, Él comenzó a hablar de la venida como ladrón; y casi todos los versos que hablan de la venida como ladrón ya los hemos leído. Luego veremos Apocalipsis 3.


El arrebatamiento a la final trompeta
Ahora este versículo de 1 Tesalonicenses que habla de la resurrección y el arrebatamiento, se refiere a lo que dice 1 Corintios 15; vamos a este capítulo, leamos desde el versículo 50; noten que este pasaje se corresponde con el de 1 Tesalonicenses capítulo 4, donde explica lo del capítulo 3, la venida del Señor con los santos y el arrebatamiento de los santos a recibir al Señor en las nubes, pero que primero resucitarán los muertos y luego nosotros seremos transformados. Eso mismo es en 1 Corintios 15:50, que dice así: “50Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción. 51He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, 52en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, (¿no lo decía también Tesalonicenses? “y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.” No creo que Pablo vaya a enseñar una cosa a los Tesalonicenses y otra distinta a los Corintios; él está enseñando lo mismo; pero Pablo aquí nos da una clave: ¿cuándo será eso? a la final trompeta; ¿por qué dice a la final? Porque hay otras trompetas, pero hay una final. Ahora ¿dónde aparecen en la Biblia las otras trompetas? Aparecen en Apocalipsis. En Apocalipsis aparecen las siete trompetas; veamos que es en la séptima trompeta, en la final, el momento de dar el galardón que es cuando el Señor viene.

Vamos a Apocalipsis 11; noten que es la séptima trompeta, porque ¿cuántas son las trompetas? Son siete y la final es la séptima. Todas las trompetas son de tribulación y la séptima dice lo siguiente en el verso 15: “15El séptimo ángel (que era el último) tocó la trompeta, (que era la final) y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; (ese es el momento, cuando el Señor se toma los reinos) y él reinará por los siglos de los siglos. 16Y los veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, 17diciendo: (miren lo que dicen los veinticuatro ancianos) Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado. 18Y se airaron las naciones”. ¡Ah! ahí está resumido toda esa guerra del final: de los reyes del norte, del oriente, del anticristo, etc. “18Y se airaron las naciones, y tu ira ha venido, (¡ah! menciona el airarse primero, entonces la ira del Señor, que son las copas, además dice:) y el tiempo de juzgar a los muertos, y de dar el galardón a sus siervos los profetas, a los santos, y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra. 19Y el templo de Dios fue abierto (ahora sí, después de la séptima) en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo”. Entonces fíjense, hermanos, en que el tiempo de dar el galardón es la séptima trompeta, y el galardón a es la venida del Señor. Vamos a ver eso en Apocalipsis 22:12; el Señor viene hablando de Su venida: “He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra”; entonces ¿cuándo es el tiempo de la venida para dar el galardón? La séptima o final trompeta; por eso dice allí en Apocalipsis 11:18: “Tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos, y dar el galardón”.


La hora de dar el galardón es la venida del Señor, y en la venida del Señor habrá resurrección de muertos, habrá transformación de vivos fieles en Cristo, habrá arrebatamiento a recibirlo a Él que viene en las nubes con voz de trompeta, con voz de mando; y ¿saben qué más dice de la venida del Señor en 2 Tesalonicenses? No dice que viene en secreto; dice que viene en llama de fuego y con ángeles de Su poder.


La Iglesia y el sufrimiento
2 Tesalonicenses. No se puede ver todo, pero vemos lo que podamos. A los mismos que les escribió la primera les escribió la segunda y no le va a contradecir lo que dijo la primera vez, sino que se los va a clarificar, porque algunos podían entender mal. 2 Tes. 1:3. Por favor hermanos, no me sigan a mí, sigan sus Biblias: “3Debemos siempre dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, (eran los mismos de antes, los tesalonicenses) como es digno, por cuanto vuestra fe va creciendo, y el amor de todos y cada uno de vosotros abunda para con los demás; 4tanto, que nosotros mismos nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios, por vuestra paciencia y fe en todas vuestras persecuciones y tribulaciones que soportáis”. Oiga, desde el principio, lo normal para la iglesia son los sufrimientos, las persecuciones y las tribulaciones; eso es lo normal. ¿Saben qué enseña San Pedro? Que nos armemos del pensamiento de sufrir; dice Pedro: “Puesto que Cristo ha padecido por vosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento” (1 Pe. 4:1).

¿Qué pasa al que le enseñan que no va a sufrir? Lo están desarmando, porque lo que Pedro dice es que nos armemos del mismo pensamiento, la disposición a sufrir. Lo normal en toda la historia de la Iglesia, es el sufrimiento de la Iglesia, la persecución contra la Iglesia, la Iglesia en tribulación; y dice el verso 5: “5Esto (o sea las tribulaciones y persecuciones que soporta la Iglesia) es demostración del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios, por el cual asimismo padecéis. 6Porque es justo delante de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan, (¿por qué el mundo va a ser atribulado? Porque el mundo atribula a la Iglesia; la Iglesia es atribulada por el mundo; por eso el mundo es atribulado por Dios) 7y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, (¿cuándo? ¿Cuando nos va a dar el Señor reposo de la tribulación, cuándo?) cuando se manifieste (no es secreto) el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, 8en llama de fuego, para dar retribución (al mismo tiempo que a nosotros nos hace descansar de la tribulación, a ellos les retribuye al mismo tiempo; ¿cuándo? cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo, en llama de fuego) a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; 9los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder, (¿cuándo? Note ese cuando otra vez; es el mismo tiempo; viene hablando del juicio, de la retribución contra los impíos, y en ese mismo cuando) 10cuando venga en aquel día (para retribuir a unos y recompensar a otros) para ser glorificado en sus santos y ser admirado en todos los que creyeron (esa es la transformación del cuerpo) (por cuanto nuestro testimonio ha sido creído entre vosotros).

 11Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder, 12para que el nombre de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo”.


Eso venía diciendo Pablo; pero él no le puso capítulos a sus escritos; él siguió diciendo: “2:1Pero con respecto a la venida (la palabra aquí es parousia) de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, (¿cuándo seremos reunidos con Él? Cuando seamos arrebatados a recibirlo en el aire; entonces ¿de qué viene hablando? Oigan, hermanos, con respecto a la venida del Señor, la parousia, y nuestra reunión con Él [la palabra es episinagogia, o sea, reunión en lo alto] ese es el arrebatamiento; nuestra reunión con él en lo alto es el arrebatamiento, cuando lo recibamos en el aire) os rogamos, hermanos, 2que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, (el que tenía la iglesia primitiva, que tenía él) ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. (Que ya llegó, según el griego) 3Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá (viene hablando de la venida del Señor y de nuestra reunión con él en lo alto) sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, 4el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto, tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios”.


Lo que detiene la aparición del anticristo
Esto era lo que decía Daniel; en Daniel capítulo 11, se habla desde el versículo 35 hasta el final de ese período de ese gobierno dictatorial, de ese anticristo que se sienta en el templo de Dios como Dios; o sea que Pablo cuando está escribiendo esta carta, tiene en mente a Daniel, los capítulos de Daniel 7, 8, 9, 10, 11 que hablan de este anticristo; y en ese contexto con trasfondo de Daniel en su mente, Pablo sigue diciendo: “5¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?” Eso nos dice que la enseñanza oral de Pablo se basaba en Daniel también, y es con el contexto de Daniel y con el contexto cuidadoso de Pablo en medio del sistema romano que Pablo habla las siguientes palabras misteriosas que algunos han malentendido. “6Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene”. Note que no es el que, sino lo que; no es el Espíritu Santo, pues el Espíritu Santo no es un “lo”, además es el Dios omnipresente, y aun cuando estén algunos siendo atormentados 5 meses, los que tienen el sello del Dios vivo no van a ser atormentados; el sello del Dios vivo es el Espíritu Santo; o sea que el Espíritu Santo estará allí cuando sean atormentados los hombres; no es el Espíritu Santo el que será quitado; Él no puede ser quitado, Él es omnipresente; dice el Salmo 139 que ni siquiera en el Seol puede ser quitado el Espíritu Santo.

“7¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? 8Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás”. El Espíritu Santo no es quitado; Él no va a hablar de manera irreverente, “lo que lo detiene,” no va a hablar así del Espíritu Santo. Pero fíjense de quien está hablando; vea que él tiene en cuenta el trasfondo de Daniel. “6Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste. 7Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; sólo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio.

8Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida;” esto es, después de que se manifieste el inicuo.


Respecto de la venida del Señor, y nuestra reunión con Él, no os dejéis mover fácilmente, porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, se siente en el templo de Dios. Pablo aprendió eso de Daniel también.

 Ahora, hermanos, ¿qué era lo que detenía la presencia del anticristo? Fíjense en una cosa: él habla de cuando “a su debido tiempo se manifieste”; o sea que el anticristo, este hombre inicuo, este hijo de perdición, tiene un tiempo debido; es decir, no puede venir antes de su tiempo, porque el Señor en Daniel mostró el orden de los tiempos: Él le dio un tiempo a Babilonia. Mientras Babilonia estaba en pie no podía venir Medo-Persia; cuando fue quitada Babilonia vino Medo-Persia. Cuando estaba Medo-Persia, no podía venir Grecia, pero cuando fue quitada Medo-Persia, entonces el ángel le dijo: Ahora voy a pelear con el príncipe de Persia, pero luego va a venir el de Grecia; no podía venir el de Grecia porque estaba el de Persia. Cuando fue quitado el imperio persa, entonces se manifestó el imperio griego.

Mientras estaba el imperio Griego en su debido tiempo, no podía venir el imperio Romano porque estaba el tiempo de Grecia. Cuando se le acabó el tiempo a Grecia vino Roma, y ahora Pablo está escribiendo en Atenas, en el imperio Romano; pero él no puede decir a las claras que el imperio Romano va a caer, porque después vienen los diez cuernos que le van a dar el poder al anticristo. Él tiene que quedarse calladito; en forma oral él podía decir: ¿No os acordáis lo que os enseñaba respecto de Daniel? Pero ahora dice: pero vosotros sabéis lo que ahora lo detiene, porque ahora está el imperio romano; mientras está Roma no puede venir el anticristo, mas cuando a su debido tiempo se manifieste, cuando esto que lo detiene sea quitado de en medio, porque a esta bestia que es como de hierro le van a salir diez cuernos y le va a salir un cuernito que se va a hacer el grande, pero él no puede salir antes que se termine el tiempo de la bestia de hierro, que es Roma. Cuando éste sea quitado de en medio, cuando caiga el imperio Romano, entonces se manifestará aquel inicuo; no es el Espíritu Santo el que detiene al anticristo; es el mismo Espíritu Santo el que le da permiso al anticristo. Dice: se le dio autoridad para actuar 42 meses y hacer guerra contra los santos; o sea que los santos estarán siendo perseguidos por el anticristo. Cuando Roma sea quitada de en medio, entonces se manifestará aquel inicuo.


Termino con un verso, Apocalipsis 20:4 en adelante; aquí va a empezar el reino del milenio. “4Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron la facultad de juzgar; (¿quiénes se sentaron a reinar con Cristo mil años?) y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, (¿y quiénes más?) los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; (resucitaron) y vivieron, y reinaron con Cristo mil años. 5Pero los otros muertos no volvieron a vivir hasta que se cumplieron mil años. Esta es la primera resurrección”. Entonces, hermanos, la primera resurrección son aquellos mártires que fueron decapitados, incluso los que en el tiempo de la bestia, resistieron a la bestia, no adoraron su imagen; éstos son los que reinarán mil años, y esa es la primera resurrección. Entonces ¿cómo va a haber una resurrección anterior si ésta es la primera? Pablo decía: no precederemos a los que durmieron. ¿Quiénes son los que durmieron? Todos los cristianos; resucitarán primero y luego nosotros; es el arrebatamiento; junto con ellos recibiremos al Señor en el aire; pero aquí dice que la primera resurrección son estos mártires de Cristo, y los que vencieron a la bestia, que no recibieron su marca, ni adoraron su imagen. Entonces, hermanos, si ésta es la primera resurrección, ¿cómo habrá un arrebatamiento anterior? porque no puede haber un arrebatamiento sin primero haber una resurrección porque no precederemos a los que durmieron; los muertos en Cristo resucitarán primero, luego nosotros que vivimos, juntamente con ellos seremos arrebatados para recibir al Señor en el aire. Yo personalmente no encuentro lugar para un arrebatamiento o una resurrección anterior porque ésta es la primera, si no, no diría la primera. Dice: protos, la primera. Vamos a encomendarnos al Señor. ☐

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